El azul del mar

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El paisaje que se podía ver fuera de la camioneta era increíble, secciones de áreas verdes con árboles tan grandes que su sombra podía cubrir la camioneta entera y en ocasiones cambiaba por una vista preciosa del mar, como si fuera un adelanto de lo que verían al llegar a su destino.

—Es hermoso. —Amanda se pegaba a la ventanilla de la camioneta como queriendo ver más de cerca el paisaje.

—Sí, no puedo creer que todos los años viajes para acá —dijo Ariana mientras intentaba acomodarse en su peculiar asiento.

Debido al aumento en el número de pasajeros, el acomodo de esto era algo peculiar, Ariana estaba sentada sobre las piernas de su hermana, Roberto iba en la parte trasera sentado junto a las maletas para que Fernanda no se viera en la necesidad de sentarse encima de alguien.

—Bueno, creo que no nos han presentado —dijo la madre de Mateo mientras se giraba para ver a los jóvenes —. A Luis y a Roberto ya los conozco pero a las demás no.

—Yo soy Amanda, estudio en la escuela de Mati pero voy en tercero. —Amanda decidió tomar la iniciativa y comenzar las presentaciones.

—Yo soy Ariana, soy su hermana menor —dijo Ari refiriéndose a Amanda.

—Yo soy Fernanda, soy la novia de José Luis.

—Vaya, es bueno saber que mi hijo conoce tantas niñas lindas y felicidades Luis. —La madre de Mateo seguía sin creer que su hijo se rodeará de tantas chicas.

—Nosotros somos los padres de Mateo, je, je, je. —El padre de Mateo río sin perder de vista el camino —. Pero pueden llamarnos señora Raquel y señor Hugo.

—Hugo es mi papá, no se confundan —dijo Mati haciendo reír a todos.

El viaje prometía ser bastante relajante aún con la posición de algunos pasajeros. La madre de Mateo conectó su teléfono al radio mediante un cable auxiliar, compartiendo con todos las canciones que le gustaban.

—Tu mamá es fanática de Chayanne ¿Verdad? —preguntó Amanda acercándose al oído de Mateo.

—Sí, desde joven le ha encantado su música y ha ido a tres conciertos ya —respondió Mateo susurrando.

—Y... ¿A dónde vamos a llegar? ¿Cabaña? ¿Hotel? ¿Balneario? —Roberto estaba impaciente por saber su destino.

—Es una pequeña localidad pesquera, 12 casas cuando mucho, allí hay una especie de "casa" dónde rentan habitaciones, los dueños son amigos míos y nos tratarán bien —respondió el papá de Mateo.

—¿Es verdad que hay una cueva embrujada? —preguntó Amanda emocionada.

—Veo que estás al tanto  eh, está la cueva de rey, no sé si está embrujada pero es muy visitada. —El padre de Mati parecía un guía turístico respondiendo todo.

—Yo sólo quiero llegar para probar el pastel —Mateo estaba muy emocionado, el gesto de sus amigos había sido increíble.

Hace una hora aproximadamente, cuando los jóvenes se reunían para emprender el viaje, José Luis, Fernanda y Roberto habían llegado con un pastel de cumpleaños para celebrar con su amigo, como era de suponerse, José Luis al ser el mejor amigo de Mateo había dado en el clavo al comprar el pastel con más chocolate de toda la tienda, literalmente era un pan de chocolate cubierto con chocolate y adornado con chocolate.

—Ya no tardamos, es cuestión de unas 10 canciones más y estaremos en la playa. —El papá de Mateo sonrió mirando a su esposa, la cual le devolvió el gesto.

Realmente el viaje no les resultó tan largo como las 2 y media hora de camino supondrían, entre canciones y risas el camino terminó y por fin entraban en la pequeña villa de pescadores.

A+B=LOVE [Vol.2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora