-Sara
*...
-Sara? SARAAAAA, DONDE CARAJOS TE HAS METIDO PEQUEÑA MALCRIADA, niña desobediente (resopló en voz baja)
Miro hacia las escaleras al escuchar unos pasos que provenían desde la parte superior de la casa
-Sara eres tú?
Dio paso hacia la escalera y me miro fijamente a los ojos, luego observo la sangre que manchaba mi camisa y llegaba hasta mis rodillas, estaba tiesa
-Sara, maldicion, que te ha sucedido?
Sube corriendo las escaleras y me levanta la camisa, llorando hasta mas no poder me toma en sus brazos, me lleva hasta la habitación, desesperadamente va y viene en busca de medicina
-Esto va a doler, pero tu eres fuerte
Una puntada, dos puntadas y no recuerdo mas nada, desperté y no sentía nada de dolor, ella no estaba, el sol brillaba, todo estaba limpio, se sentía el olor a tostadas y café, oí su risa, que extraño maria yo que pensé que jamás te vería, mire hacia la puerta y ella se adentraba en la habitación
-necesitas algo cariño? Al fin has despertado, todos te estuvimos esperando
Tenía ganas de preguntar por mi madre, de decirle que estaba bien pero no era ella a quien yo quería ver, pero no podía ser tan grosera, era la primera persona que veía en no se cuento tiempo, cuento tiempo estuve inconsciente...
-llevas tres meses sin abrir los ojos, tu madre nos a dado indicaciones para que no mueras desnutrida.
Mi madre? Donde estará esa perra, quisiera verla para escupirle la cara
-Enseguida te traeré el desayuno, crees que puedes comer?
Asentí con la cabeza, no pensaba dirigirle la palabra, no sabía si podría comer pero tendría que intentarlo.
Se fue de la habitación y tardó en traer el desayuno que ya casi era almuerzo debido a todo el tiempo que se tomó, en una bandeja de plata había puesto dos tostadas, un té de hierbas y una pastilla pequeña con un vaso de agua
-Terminas de tomar ese té y te tragas esa pastilla niña
Ya me parecía, no podía ser tan amable con migo, claro que no tomaría esa pastilla, quien se creía?
Tome el té como pude, debo admitir que costó y comí una sola tostada, María vino y recogió lo que trajo, la pastilla la había tirado debajo de la cama y me tomé el agua
-Obediente como debe ser, así me gusta, que las cosas se hagan como yo diga.
Me senté sobre la cama y me levante la remera que llevaba puesta, tenía una cicatriz de 2 centímetros aproximadamente, ya no dolía, ya no nada, como si nunca me hubiesen apuñalado, recuerdo ese momento perfectamente, recuerdo cada detalle, desde que entre en la habitación donde se encontraba Shean hasta que mama decidió coserme la herida sin anestesia, recuerdo que Shean me advirtió que saliera de la casa, pero no podía hacerlo, no podía dejarlo ahí tirado sabiendo que iba a morir y que yo no había echo nada para impedirlo, le prometí que todo estaría bien aun que sabia que nada estaba bien y que nada iba a estar bien, el sabia que seguramente saldríamos los dos heridos y yo mas que el, pero no me iría, no lo dejaría ahí tirado, aun que el me haya dejado en el pasillo de mi escandalosa casa sabiendo que ese era el ultimo lugar al que quería llegar, no se donde estará ahora, debo encontrarlo, se que no esta muerto y se que en algún lugar debe estar esperando.
Me levante de la cama, y fui directo hacia la ventana, el sol brillaba y los arboles estaban radiantes, el pasto verde fosforescente, detrás de mi casa estaba el bosque, se veía oscuro, como si ocultase algo
-No piensas bajar? Tu padre está esperando (interrumpiendo mis pensamientos, como siempre)
Mi padre? Este día no podía empeorar y era mi primer día consciente, necesitaba salir de esta casa, urgente, antes de que decidiera subir a verme.
Salí de la habitación y me encontré con el pasillo al frente la puerta que daba a mi cuarto, solo necesitaba mi ropa y algunos de mis libros que todavía no había leído, sabía que no regresaría, recogí lo que creía importante, mi corazón latía bastante rápido, se sentía como cincuenta cabello galopando en mi pecho, miré la mesada que estaba junto a la cama y había una cadenita que me había regalado mi hermana, la recogí y entonces abrí la ventana de la habitación, bajé por el árbol que solía escaparme cuando aún vivía aquí, sabía lo que me costaría irme, no sabía a donde ir, no sabía con quien ir, pero no podía quedarme a vivir esta secuencia otra vez, era mi oportunidad y no iba a perderlas, no esta vez...
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El viaje de Sara
Adventuretome su mano y caminamos por el largo barranco que llevaba hacia el lago