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El provenía de una familia de médicos, tres generaciones completas —salvo su hermana abogada, "la oveja negra"— de hombres y mujeres dedicados al área de la salud.
Sin embargo, él poseía una característica muy personal, que lo diferenciaba del resto de doctores y doctoras Kaulitz que lo antecedieron.
Thomas Nicholas Kaulitz, mejor promedio de su clase y futuro neurólogo, se dejaba guiar ciegamente por su instinto, lo que en el pasado le acarreó más de algún problema.
Él sabía que ningún estudio científico serio había conseguido respaldar las "corazonadas", pero el soslayaba ese pequeño detalle con una encantadora sonrisa y un encogimiento de hombros. Ni siquiera era menester pavonearse ante su familia, amigos y conocidos, todos habían comprobado que sus corazonadas jamás fallaban.
*
Ese día andaba en busca de un presente para su madre. Él no vio a la chica desplomarse, pero el tumulto que se armó alrededor atrajo su atención. Por experiencia sabía que cuando un grupo de personas se aglomeran en medio de un pasillo, en el centro comercial, nunca es una buena señal.
Y sucedió, ese familiar cosquilleo bajo la piel que indicaba que debía salir pitando de la librería e intervenir en lo que fuera que sucedía allá afuera.
Gracias a los trozos de conversaciones y comentarios que escuchó al abrirse paso entre la multitud, comprendió de que iba la emergencia. En esos casos los curiosos sólo agravan el problema quitándole el oxígeno al enfermo, con voz autoritaria se dio a la labor de dispersarlos.
Sin embargo, quien se quedó sin aire fue él mismo. Tirada en el suelo ante él se encontraba la chica más hermosa que hubiera visto. Y sí que había visto muchas, no por nada su reputación de donjuán lo siguió desde la secundaria hasta la universidad.
Parecía desmayada sin embargo, tras un rápido examen, se dio cuenta que solo estaba... dormida.
"La bella durmiente", pensó de forma automática.
En la facultad habían investigado un caso de narcolepsia, era una patología realmente rara y peligrosa. No había comprendido cuanto hasta que el guardia de seguridad le tocó el hombro, ordenándole alejarse de la chica, asegurando que él se encargaría de llevarla a la enfermería.
Sus alarmas comenzaron a sonar, algo en la actitud del sujeto no le gustó en absoluto.
La completa indefensión de la chica desperto su instinto protector.
Pudo jugar el rol de médico, lo había hecho en más de una ocasión. Después de todo no era una mentira, al menos no cabalmente, pues cursaba cuarto año de medicina. Sin embargo, antes de que se diera cuenta cabal de lo que hacía, se encontro diciendo: "yo me encargo, soy su novio".
Lo único que ocupaba su mente en ese momento era alejar a la bella durmiente de las garras del guardia a como diera lugar.
Cogió las bolsas de la chica y la alzó en sus brazos, resultó sorprendentemente pesada para un cuerpo tan esbelto, achacó el peso extra a sus pesadas botas de tacón.
Ya con la chica en volandas reaccionó, no tenía la menor idea de qué hacer con ella. Los ataques de sueño eran impredecibles, bien podían durar un par de minutos como varias horas.
Su primer impulso fue llevarla a su apartamento, pero Georg estaba de visita por las fiestas y si lo veía llegar con la bella durmiente haría muchas preguntas.
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SERENDIPITY
Fanfiction¿Qué sucede cuando un soñador patológico se cruza en el camino de un apuesto donjuán?