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Los labios de Elizabeth eran suaves, cálidos, tomé el rostro de ella empujándola un poco más hacia mi, movía mis labios sobre los suyos con suavidad lentamente, tenía mis ojos cerrados con fuerza intentando memorizar su textura, de pronto sentí sus temblorosos brazos alrededor de mi cintura mientras sus dedos apretaban con suavidad mi espalda acariciando suavemente por encima de la camisa que llevaba, lentamente terminamos el beso por la falta de aire en nuestros pulmones.

-Lizzy, ¿quieres salir conmigo?-pregunté un tanto agitada por el beso, tenía una sensación de hormigueo sobre mis labios mientras la veía a los ojos aún con mis manos en su rostro.

-Yo...yo...no lo sé.-dijo.-no quiero lastimarte más de lo que ya lo he hecho.-continuó susurrando bajando su mirada.

-¿Te gusto?-pregunté levantándo su rostro para poder verla a los ojos.-porque tú me gustas mucho, en serio me gustas.-afirmé.

-Yo...pensé que eras hetero.-dijo mientras retiraba sus brazos de mi cintura para dejarlas sobre sus piernas.

-Bueno.-dije soltando una pequeña risa.-yo también.-tomé sus brazos nuevamente para dejarlos otra vez sobre mi cintura, era muy cómodo sentir sus delgados brazos aferrados a mi mientras acariciaba su rostro.-podemos ir despacio si tú quieres, esto también es...nuevo para mi.-terminé de decir besando rápidamente una de sus mejillas.

-¿Tu mamá ya lo sabe?-preguntó y negué con la cabeza.-¿alguien más lo sabe?-volvió a preguntar y asentí.

-Mis primos, Keyla, Tara y Lacey.-respondí suspirando.

-Entiendo.-susurró.-¿desde cuándo?-preguntó y no supe entender a qué se refería.

-¿A qué te refieres?-pregunté ladeando un poco la cabeza.

-A...a cuando te empecé a gustar, quiero decir, mírame, soy un desastre emocional, tengo episodios depresivos, soy rara y soy una suicida.-dijo tristemente señalándose a si misma con la mirada.

-Hey, tranquila, bueno...creo que me empezaste a gustar desde...creo que un par de semanas antes de...tú sabes...de lo que pasó...ese Domingo.-respondí intentando no dañar el momento, iba a decir algo más hasta que sentí algo vibrar, Elizabeth metió una de sus manos en uno de sus bolsillos, sacó su móvil, leyó la pantalla y me miró después.

-Es mi papá, debo irme.-dijo mirándome y asentí, nos separamos, decidí acompañarla hasta su casa, caminamos un poco hasta quedar en la puerta de su casa, nos veíamos y nada más hasta que decidí hablar.

-Bueno...te veo mañana.-dije acercándome a ella mientras la abrazaba para despedirme.

-Nos vemos.-dijo soltando el abrazo y abriendo la puerta para entrar, cuando cerró la puerta me di vuelta para volver a mi casa, sentía que estaba volando y las mariposas en mi estómago parecían estar en remolinos en mi interior y podía jurar que tenía sonrisa de estúpida, entré a mi casa y me senté en el sofá nuevamente recordando el beso de hacía unos minutos, toqué mis labios y empecé a reír, escuché el motor del auto de mamá así que tomé un plato y puse dos rebanadas de la pizza en el microondas y mamá entró.

-Hola cariño, disculpa la tardanza.-dijo suspirando dejándose caer sobre el sofá.

-Tranquila ¿qué pasó?-pregunté mientras escuchaba el pitido del aparato, saqué el plato y tomé una lata de soda para dárselo.

-Dos autos chocaron y bueno, tuve que ir.-suspiró y tomó una de las rebanadas para comerla.

-¿Están bien?-pregunté tomando una de las latas que tenía aún algo de soda.

West Side StoryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora