Capítulo 2: Encierro

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Mi cuerpo dolía, algo dentro de mí me empezaba a quemar, era como si algo quisiera romperme desde adentro y salir, quería sumergirme en un lago profundo para calmar este dolor que empezaba a hacerse más desesperante, - No te resistas – escuchaba en mi cabeza una y otra vez, era una voz fría, oscura, daba miedo oírla,- Tú, sabes lo que eres, no puedes contra ello- ahora decía la voz, - Quién eres???, porque me atormentas??? – gritaba yo, - Sabes lo que eres, no niegues tu existencia, pronto, muy pronto seremos una – decía – Yo no quiero cambiar, yo no quiero esto, quiero seguir igual, yo no lo desee, mi vida, mis amigos, mi familia todo quiero que siga igual – gritaba llorando – ¿Quién eres? – Volví a gritar -  ¿En donde estas?, Sal de ahí – Entonces de la obscuridad empezó a acercarse, una figura encapuchada se me acerco - ¿Quién eres?, descúbrete -   exigí, empezó a quitarse la capucha, justo cuando vería su rostro, escuche una voz – Despierta Gabriela, despierta – entonces comencé a abrir mis ojos y ahí estaba enfrente de mí el rostro más hermoso que había visto y el más frío, Alexander me había despertado.

¿Por qué me despertaste? – Dije algo molesta – ¿Acaso te molesta que por ser un vampiro tu no puedas dormir y yo sí?, seguía molesta por lo de anoche, él solo dirigió su mirada a mis ojos y dijo con voz seria – Comenzaba a preocuparme, pero ya veo que solo dormías y estas estupendamente bien, tanto que ya empezaste a ser tan molesta como antes – ¿Cuál es tu problemas?, me salvas, y luego me desprecias?, si no te gusta cuidarme solo dilo, hubiera preferido morir a vivir sin una vida – dije algo frustrada, comenzó a apartarse de mí y avanzó hacia la puerta, cuando ya estaba cerca de ella, volteo y dijo – En el ropero hay algo de ropa, creo que te quedará bien, vístete y baja a comer, creo que no has comido en un tiempo – salió del cuarto y cerró la puerta tras su salida.

Yo solo pensaba mientras me puse en pie, y comencé a caminar hacia el ropero, ay qué le pasa a este tipo, es tan bello y hermoso, pero como lo es tan molesto, engreído, orgulloso, ashhhh todo lo que termine en o. Estaba tan inmersa en mis pensamientos que no me percate cuando abrí las puertas del closet, entonces abrí los ojos más grande si todavía ya se podían más, y me maravillé con lo que vi, había demasiada ropa de marcas muy reconocidas, toda era tan linda, tan bella, empecé a ver que me ponía saqué varios vestidos casuales y los puse en la cama, varias blusas y jeans, me decidí por un jeans gris y una blusa muy bonita con flores azules, me calcé unas sandalias en color beige y me dispuse a bajar.

Mientras bajaba mi estómago comenzaba a darme señas de lo mal pasada que andaba, por mencionar que la última vez que había probado comida fue el día de la fiesta, cuando llegué al comedor me impresionó ver en la mesa gran cantidad de comida, había suflé, pastel de carne, mariscos, espagueti, algo de pollo asado, puré de papá, algunos postres, y algunos otros platillos que no reconocía. En la mesa ya estaba sentado Alexander con un periódico del día. Me quedé observándolo en silencio, cuando de pronto lo vi, la fecha era jueves, ¿Cómo?, porqué jueves hoy debería de ser martes, no me percaté de que estaba pensando alto, que Alexander me escuchó y puso su atención en mi, - Te he despertado hace un rato porque has estado durmiendo por 3 días, creí que te había pasado algo, por eso me preocupé y te desperté,- dijo a su vez que miraba mi rostro – Pero como, ¿Como es que yo dormí tanto tiempo? – decía para mí misma, - No lo sé, tal vez el cansancio por los tres días que estuviste encerrada te cansó – Miré a Alexander y asentí –Tal vez, eso sea – Mi mente vagaba hacia el sueño que tuve mientras comía, pensé tal vez, el sueño fue más real que solo es un sueño, y por eso no despertaba, o quién sabe, fue por el cansancio supongo.

Ya había pasado una semana y media desde que escapé, y el encierro en esta casa me empezaba a desesperar, casi no hablaba con Alexander, pues aún se sentía la hostilidad entre nosotros, intente varias veces pedirle ir a casa de mis padres, ellos deberían estar preocupados, hace dos semanas que desaparecí, y deberían estar desesperados buscándome, me sentía mal por ello, debía ir a decirles que estaba bien, explicarles que no podría permanecer a su lado todo por su seguridad, pero cada vez que intentaba hablar con él, se negaba alegando- Aquí estamos seguros, podrían encontrarte en seguida si te alejas de esta casa, ellos pueden rastrearte, entiende Gabriela es por tu bien- a lo que yo contestaba molesta y con lágrimas en los ojos - No me importa lo que me pase, lo más importante para mi es mi familia, los extraño y quiero volver a verlos aunque sea una última vez, por favor!- Es imposible, entiende y es un NO rotundo- contestó Alexander terminantemente.

Herederos de Sangre: DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora