Capítulo XXXVII- Tiempo

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Desperté con la sensación de alguien tomando mi cintura, al darme la vuelta mis ojos dieron con el rostro de Julianne que dormía plácidamente. Solo por un momento olvidé todo lo sucedido en la noche anterior, podía quedarme infinitamente allí, junto a Julianne y podían pasar décadas sin que saliese de su lado. ¿Pero a qué costo? ¿Siempre sería lo mismo? ¿Siempre Julianne me dejaría? Había confiado en sus palabras desde la última vez y volvía a caer nuevamente en el mar tormentoso que era nuestra relación. ¿Debíamos...tomarnos un tiempo? Yo amo a Julianne, sabía que mis sentimientos nunca desaparecerían por mas que quisiera, pero nuestra relación era cada vez más malversada, apenas teníamos momentos felices....

Julianne se movió unos centímetros y se me escapó un sonrisa, esta mujer, mi mujer, mi profesora, es hermosa. Necesitaba reorganizar mi cabeza, aclarar mis ideas, debía irme. Moví mi cuerpo lentamente hacia un lado conteniendo la respiración, no quería despertar a Julianne. Me levanté intentando no hacer ruido, cogí mis zapatos y lancé una última mirada a Julianne antes de cerrar la puerta detrás de mí. Admito que no fue fácil ir en autobús con un vestido de fiesta, la mayoría de las personas me quedaban mirando fijo sin entender qué hacía allí, bajé la cabeza la mayor parte del trayecto y cuando me bajé fue un alivio.

En casa todos dormían, entré silenciosamente a mi cuarto mientras mis hermanos dormían, me cambié de ropa a una más ligera, necesitaba despejar mi mente y saldría a correr las calles desiertas. Antes de salir la voz de Lucía me llamó.

-¿Cómo fue el baile?-dijo somnolienta.

-Si supieras...-suspiré-iré a correr..

Lucía asintió y salí de casa dando leves saltos, estiré mis músculos y comencé a correr ligeramente por las calles, no había nadie tan temprano a esa hora y me embargué a la tarea de correr dos kilómetros más, llegué a una zona con casas grandes y autos ostentosos, definitivamente aquí vivía gente con dinero. Cuando di la vuelta a la manzana para volver a casa tropecé con una piedra que no había visto y caí estrepitosamente hacia adelante, mis piernas dolían ante la fuerte caída y por suerte mis brazos habían amortiguado mi torso, cuando me senté en el suelo una figura se me acercó y me tendió su mano.

-¿Te encuentras bien?-miré hacia arriba y allí estaba una mujer vestida de ropa deportiva, era rubia de ojos azules y lo que más me impactó fue su belleza, tendría unos treinta años y un cuerpo de maravilla, me quedé embobada mirándola, era una de las mujeres más hermosas que había visto...

-¿Perdón?-pregunté afligida y extrañamente nerviosa ante su presencia intimidante.

-Si estas bien...has tenido una fuerte caída-dijo con un tono de preocupación, en ese momento me di cuenta que aún seguía en el suelo y la mujer me miraba con una sonrisa extraña.

Volvió a tenderme su mano y la cogí levantándome. La mujer era un tanto más alta que yo, tenía el cabello rubio amarrado en una coleta y su mirada intensa me tenía presa en un sentimiento extraño que me causaba. No sé cuanto tiempo me quedé mirándola pero ella también parecía absorta en mí con una mirada extraña.

-¿Eres de aquí?-preguntó.

-Eh...no-dije con un hilo de voz-soy de mas lejos, salí a correr y llegué aquí...-dije intentado explicarme y me sonrojé al pensar lo tonta que me veía dándole explicaciones.

-Vale...-la mujer pareció volver en sí-¿Cuál es tu nombre?-preguntó curiosa.

-Nalia-intenté sonreír-¿el tuyo?

-Soy Kate-extendió su mano y yo la agarré en el acto, su tacto era suave, delicado.

-Bueno...yo debo...irme..-dije nerviosa y sonrojándome cada vez más ¿Por que esa mujer me miraba tan intensamente?

Malos Tiempos(temática lésbica)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora