Espinas

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" En un día de estos en que suelo pensar

" hoy va a ser el día menos pensado", nos hemos cruzado, has decidido mirar, a los ojitos azules que ahora van a tu lado..."

Camino lentamente por las calles de la fría ciudad de Tokio. Lo único que ocupa mi mente es la mirada de aquellos ojos ónix que entraban en lo más profundo de mi alma, sentir que a cada segundo desnudan más y más mi corazón, dejándome expuesto a un mar de sensaciones extraordinarias. Rio al recordar algo.

Llevamos solo unos meses de conocernos y ya hablo como si lo conociera de toda la vida. Pero... ¿No se necesita conocer a alguien de años para sentir algo especial por él? No, para mí eso no tiene importancia ni mucho menos ahora que estoy a tan solo unos minutos de encontrarme con él, con la persona que ocupa mi mente y mi corazón, con Itachi Uchiha.

Entro a la cafetería y siento como el aire caliente de la calefacción golpean mi rostro, recorriendo el lugar observo a un pelinegro sentado en una de las mesas más alejadas de la puerta leyendo un libro. El libro que le regale hace exactamente 3 semanas.

Camine a paso tranquilo hacia él, aunque quisiese llegar lo más pronto posible, no debo dejar al descubierto mi entusiasmo.

- Hola extraño, hum. -saludo entre sonrisas mientras tomo asiento frente a él.

-Hola Deidara- respondió - Llegaste temprano. - sonrió alegremente al tiempo que guardaba su libro.

Me encogí en hombros -Sabiendo lo obsesionado que estas con la puntualidad no me convenía llegar tarde, o me habrías colgado de un árbol, hum-bromee un poco.

Su risa elegante y agraciada llego a mis oídos y logre controlar el sonrojo que aquel simple gesto provocaba en mí.

-Oh Deidara, claro que no te colgaría de un árbol -sonrió de nuevo - Están muy cerca del suelo, mejor de la torre de Tokio.

Ambos reímos por su chiste.

Después de nuestro encuentro en aquella vieja cafetería salimos a pasear y luego al cine, antes de despedirnos él insistió en pasar por un parque que está en el centro de la ciudad. Ya estaba atardeciendo y los colores naranja y rojizo hacían contraste con el rosa de los árboles de cerezo.

-Esto es hermoso, ¿No crees, hum?

-Sí, pero hay algo un más hermoso que el atardecer-respondió sin quitar su vista del horizonte.

- ¿Qué es, hum?-cuestione intrigado.

Sonrió encantadoramente y sus siguientes palabras me robaron el aliento-Tú.

Sentí mis mejillas arder mientras él se acercaba lentamente hacia mí y acunaba mi rostro en con sus grandes manos.

-Desde que te conocí llamaste mi atención, con tus gestos, tu manera de hablar, la manera en que miras, ese brillo en tus ojos me dejo cautivado -una mano soltó mi rostro para tomar mi mano derecha -Me gustas mucho, Deidara y quiero ser algo más que un amigo para ti; me gustaría ser la persona con la que compartes tus sonrisas y tus miradas llenas de amor, quiero ser tu persona especial.

Me quede sin palabras, mi mente no procesaba todo lo dicho por Itachi, de pronto todo quedo claro. El Uchiha me quería, y quería ser algo más para mí. Una amplia sonrisa se instaló en mi rostro y me acerque lentamente a él.

Nos besamos lenta y dulcemente, en aquel beso le transmití todos los sentimientos guardados que tenía, con ese beso abrí las puertas de mi corazón y acepte el suyo, entregándole entre suspiros el mío y pidiéndole en silencio que lo aceptara. Tiempo después el beso se volvió apasionado, como si nuestras bocas ya se conocieran y solo estuvieran esperando el momento de volver a estar juntas. Nos separamos lentamente y apoyó su frente en la mía.

Laberinto de espinasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora