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Entré a aquella obscura habitación que de alguna manera llamó mi atención.
Después de caminar por algunos minutos a ciegas escuché como la puerta fue cerrada.
Intenté regresar pero se me era imposible ya que estaba a obscuras, maldita sea la hora en que olvidé mi teléfono en casa.

Como no sabía que más hacer en el lugar me senté en el suelo y por alguna clase de aburrimiento me terminé quedando dormida ahí.
Si lo sé, no es normal que te encierren y te quedes dormida pero sinceramente ni yo sé porque hice eso, además de que no me dio miedo. Parecía como si ya estuviese acostumbrada a ello.

Desperté en una habitación decorada igual que las que hay en casa de la abuela, no quiero parecer estúpida no recordando la casa de mi abuela pero esto era diferente, se sentía muy diferente. Había personas a acostadas en las dos camas siguientes a la mía.

Para ser específica eran mujeres y andaban todas en pijama, yo era la única que llevaba ropa aún.
Me levanté de la cama y entré por la cortina que al parecer servía como pared y dividía la habitación.
Todo esto me parecía familiar pero mí y diferente a la vez, ¿Me estoy volviendo loca?

Al salir de las habitaciones me encontré a un señor para nada conocido que se acercó a rápidamente a mí.

—Ayúdame. -Dijo antes de tomar mi brazo y llevarme a la siguiente habitación.-

Al entrar todo parecía normal hasta que observe la cama y vi a una chica recostada y al lado lo que al parecer eran instrumentos para realizar operaciones.

—Toma esto y cuando te lo pida me lo das.- Me entregó un objeto extraño que parecía una bombilla, estaba tan ocupada analizando el objeto que no me di cuenta cuando la chica estaba abierta de piernas gimiendo mientras el hombre al parecer le practicaba sexo oral.-

Me quedé tan impactada que no me di cuenta cuando me pidió el objeto, me dieron demasiadas ganas de vomitar cuando lo introdujo en su parte íntima y de ahí comenzó a salir un líquido rojo junto con unas pequeñas bolas más rojas.

Cuando el frasco se llenó completamente me lo entregó y la chica dejó de gemir algo exhausta, mientras intentaba a nivelar su respiración. El líquido estaba aún tibio y eso provoco algunas nauseas por mi parte.

Cuando el señor me vio de esa manera tomó el frasco y me sacó de la habitación cerrándola con seguro, nuevamente se comenzaron a escuchar gemidos pero eso quedó atrás cuando vi a varias personas más entrar a la última habitación de la casa quienes estaban algo vacíos.

Solo caminaban derecho con la mirada fija como si fuesen robots programados, no me acerqué mucho ya que salía una especie de luz muy brillante de ahí.

Cuando todos finalmente entraron intenté acercarme más pero alguien me lo impidió, cerrando la puerta como consecuencia. Hace unos instantes estaba dentro de esa habitación y todo era normal.

— ¡¿Por qué no me dejaste ver que había ahí?! -Pregunté algo molesta, por fin había hablado en todo este rato.-

—Pronto me lo agradecerás. -Me tomó del brazo y me llevó a la sala, cuando entramos me solté de su agarre, al parecer a todos les gusta agarrarse así.-

— Oh, ¿ella es la nueva? -preguntó una persona que no había visto.-

— Al parecer eso no será así.- Me miró- Solo está de paso, parece estar perdida.- Nuevamente volvió a ver a esa persona quien al escuchar eso asintió.-

— Tal vez deberías sacarla de aquí Seungkwan. Podría ser peligroso.

— Claro Mingyu, no te preocupes. -sonrío un poco.-

🌌 H E L P M E; GOT7 🌌Donde viven las historias. Descúbrelo ahora