Capítulo 10

558 25 6
                                    

CAPÍTULO 10

Después de un rato platicando, Will y yo fuimos al hospital para que revisaran su brazo. En realidad, solo estaba torcido, por lo tanto lo vendaron y con eso fue más que suficiente.

Regresamos a casa. Yo estaba exhausta, por lo tanto, lo que hice inmediatamente fue lanzarme a mi cama y cerrar los ojos.

Maldito Chico Moco. No pensé que fuera a convertirse en un dolor de cabeza permanente.

Eran las seis de la mañana, mis ojos aún no tenían ganas de abrirse, mi cuerpo seguía pesado. A esa hora, el centro gravitacional de mi cama es diez veces más poderoso que en cualquier otro momento. Y eso hacía más difícil el trabajo de despertarme.

Mi madre, y sus gritos, sin embargo, hacían que no solo yo, sino también toda aquella persona que estuviera dormida a kilómetros a la redonda se despertara.

-¡Mocosos maleducados! ¡Ingratos!-gritaba. Probablemente estaba en la sala, porque después de esos gritos, escuché pasos subiendo las escaleras-. ¡¿Qué ustedes lo único que hacen es dar problemas?!

Me tallé los ojos con mis manos, me sequé la baba y me estiré. Aún somnolienta, me quedé en mi cama.

-¿Puedes gritar un poco más fuerte? No te escucharon en Polonia.

Me levanté y abrí la puerta de mi cuarto. Mi madre se encontraba frente al de Will, tocando la puerta, furiosa.

-¡WILL! ¡WILLIAM! ¡Abre ya, carajo!

Mi madré logró abrir la puerta. Quizá llevaba la llave consigo, pero yo aún estaba demasiado dormida como para notarlo.

Will estaba dormido, se había tapado las orejas con la almohada, para disminuir el ruido de los gritos de mi madre. Para su desgracia, los decibeles de la potencia de los gritos de mi madre eran como para poder comunicarse con ballenas.

-¡WIIIIIIIL! -gritó, tomando la almohada y lanzándola lejos.

Will reaccionó apenas. Levantó la cabeza de la cama, abrió un ojo y luego lo cerró y volvió a recostar la cabeza.

-¡WILLIAM! ¡NO LLEVAS NI UN DÍA AQUÍ Y YA TE CITARON EN EL COLEGIO DE LIZA!

Esa noticia me despertó.

-¿Qué?

-¡NO TE ENTROMETAS, LIZA!

Me alejé, por instinto.

Mi madre siguió agitando el cuerpo dormido de Will de un lado a otro continuamente, pero él siempre fue como un oso. Que hiberna. Y que hiberna diario cada vez que duerme.

Me acerqué me coloqué entre mi madre y Will. Mi madre me miró con furia. Me agaché sobre la cabeza de Will y le susurré algo al oído que inmediatamente lo despertaría.

-Will, adivina quién vino a verte.

-¿Quiéeeñ?-preguntó, todavía dormido. Embarró su cara y baba en la cama. Tenía un aliento bestial, no te permitía acercarte mucho tiempo. No quise aventurarme a quedarme ahí, cerca de su aliento tóxico. Probablemente me quedaría ciega o algo. Así que me volví a agachar rápidamente sobre su oído y le dije:

-Hayley Williams.

Mágicamente, Will se levantó de la cama, sobresaltado, movió la cabeza de un lado a otro y empezó a hablarse solo.

-Tengo que cambiarme, que lavarme los dientes, arreglar mi cuarto, carajo.

Mi madre observaba la escena, confundida.

-Will, Will. Tranquilo. Era para que te despertaras.

Will me miró. Tenía unas ojeras enormes. Probablemente se había quedado jugando videojuegos hasta tarde. Agarró su almohada y me la lanzó a la cara. Y se volvió a acostar.

Segundos del MinutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora