Capítulo 2

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Lexa Woods pertenecía a una de las familias más adineradas. A pesar de eso, realmente se sentía desdichada. Pues, eran superficiales, Snob y los causantes de que Costia la abandonase, aparte de ciertos asuntos que no quería mencionar nunca más. Debido a su apellido importante, tenía a los medios encima, cuando era mucho más joven, invadiendo su privacidad, claro, que mayormente era la propia Lexa quien atraía la atención de los periodistas. Así fue como su padre, Gustus, se enteró de que mantenía una relación con Costia. Una mujer. Aquello, no estaba bien visto. Así pues, pagaron una fortuna para comprar las fotos y el silencio del paparazzi que las sacó. En un principio, tanto Lexa como Costia intentaron luchar por mantenerse juntas, pero, Costia no pudo con la presión que ejercían los Woods.

Lexa se licenció en química, la primera de la clase. Aun así, nunca ejerció como tal. Su familia le presionaba para que entrase en el negocio familiar, mejor dicho, su padre la presionaba y lo cierto, es que gran parte de las acciones la pertenecían a ella. Dentro de su rebeldía, siempre acababa por hacer lo que sus padres la pedían, curiosamente,  sus padres no estaban cuando ellamáslos necesitaba. Por eso, acabó aceptando un trabajo nocturno, que la proporcionó Ama Anika, ayudaba a evadir de sus problemas y quitarse el yugo de la esclavitud. De noche no era Lexa Woods la sumisa, de noche era Heda la dominante. Claro que sus padres no sabían de sus actividades extracurriculares. Por eso siempre usaba peluca y como la máscara pertenecía al atuendo era perfecto.

Eran las 12:30 del mediodía, un sábado, lo normal sería dormir hasta las 16:00. Ya que su trabajo de noche se limitaba a viernes, sábado y domingo. Los días que no trabajaba en la empresa. Pero aquel día tenían una reunión social, una reunión de esas que tanto aborrecía y que no acudía después de tantos años. Por esa razón pidió la noche libre. Aquellas reuniones solían alargarse. Lo que más le repateaba es que seguramente irían Clarke Griffin y Bellamy Blake.

Aun recordaba con pesadez cuando Bellamy iba detrás de ella como un perrito faldero. Desde que Lexa era joven, tuvo muy claro su preferencia sexual. Sus padres, más su padre que su madre, pues la mujer se mostraba algo incomoda antes esa idea, claro que callaba pues era los deseos de Gustus, intentaron convencerla de que aceptase a Bellamy como novio cuando apenas sabía de él en Europa. "El hijo de los Blake aún está soltero aprovecha antes de que Griffin se te adelante" ¿qué necesidad había de tener un novio? O ¿Casarse? Eso ya no sé llevaba. No les interesaba su felicidad, nada de eso. Los Blake tenían mucho dinero, eso es lo que les interesaba, el dinero. En cuando a Clarke Griffin, de jóvenes siempre se habían llevado fatal. En realidad, es que era una cría tan caprichosa y visceral que acababa divirtiéndola hacerla de rabiar.

Por casualidades de la vida se habían topado la noche anterior. Lexa en un principio dudó si se trataba de ella, hasta que la chica que la acompañaba le llamó por su nombre, Clarke y su comportamiento se lo confirmo. Seguía siendo igual de estirada y como todos los de sus círculos sociales, una niña de papa ricachona insoportable. Al menos se divirtió dándola de latigazos.

Pensaba que de un momento a otro le saltaría encima para arrancarla los ojos, pero para sorpresa de Lexa, se la vio muy excitada. Sobre todo, cuando la acarició. Por mucho que lo negase notaba su excitación. Lástima que perteneciera al mundo vainilla.

Al final suspiró y a regañadientes se levantó. Desayunó y comenzó a arreglarse. Por lo general no prestaba mucha atención a su aspecto físico, pero si no iba vestida adecuadamente, posiblemente se llevará una reprimenda por parte de sus padres. Salió al salón, Anya estaba tirada en el sofá boca abajo, en ropa interior y la televisión encendida.

Anya era su compañera de trabajo y una gran amiga. Gracias a ella conoció el mundo BDSM. En un principio aquello la pareció depravado, en un principio claro está, pero la perspectiva es muy distinta sí se vive en primera persona y lo acabó probando por curiosidad. Lo cierto es que había más gente que lo practicaba de lo que imaginaba. Pensaba que aquella profesión siempre acababa en sexo y lo cierto es que no había sexo si ella no quería. Tan solo se limitaba a dar placer con el dolor.

Átame  (Clexa AU)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora