Un día mas

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Capítulo 8

Las hojas del bagado se sentían porosas entre sus dedos, el olor cítrico inundaba su nariz, limpio la solitaria lagrima que se escapó, esta fruta significaba demasiado para ella, su padre era temporero en el área frutal, y sabía que ella amaba esa fruta en especial cada vez que llegaba de sus viajes le traía al menos un saco de fruta y su madre siempre se lo cortaba en forma de pequeñas sonrisas, así podían estar horas jugando y comiendo solo los tres.

Extrañaba demasiado a sus padres, anhelaba volver a verlos y abrazarlos por última vez, deseaba decirle a su madre que había intentado dar lo mejor de sí misma, y a su padre le pediría perdón por dejarlo morir de esa forma, por matarlo aun si esa fue su intención, ella cargaba con demasiadas muertes en sus hombros.

La puerta de la celda se abrió, ella giro su cabeza para ver quien entraba, se alegró al ver que era el científico, agradeciendo mentalmente por su aparición, sus pensamientos estaban tomando un rumbo muy oscuro y ya no quería crear más caos.

- Hola señ...Fitz – Sonrió, mientras se volteaba a verlo –

- Me gusta como decoraste el lugar – Bromeo y ella se sonrojo –

- No fue mi intención – Reconoció bajando la cabeza – Yo solo me puse muy feliz por poder controlar mis emociones, creo que no lo logre – Se encogió de hombros mirándolo apenada –

- Estamos trabajando para ayudarte, te traje esto – Le tendió varios libros – Son de mi colección personal, no sé qué te gusta leer así que traje los que más me gustan.

- Gracias, yo leo de todo – Sonrió emocionada recibiendo los libros – Era lo único que podía hacer para conocer el exterior

Se sentó en la cama con los libros sobre su regazo mirándolos con total admiración, Fitz se sentó a su lado.

- ¿Nunca saliste de tu planeta?

- No – Ella no lo miro – No podía

- ¿Por qué? – Espero paciente por su respuesta, pero ella parecía absorta en sus pensamientos – Iris, puedes confiar en mi

- ¿Tú has salido de tu planeta? – Lo miro atenta –

- Sí, no sé cómo se llama el planeta al que fui, nosotros lo llamamos Maveth, viajé para buscar al novio de mi compañera – Suspiro con pesar –

- ¿Cómo era?

- ¿El otro planeta? – Ella asintió – Horrible, estaba deshabitado, un ser muy poderoso había acabado con él y una organización llamada Hydra querían traerlo a la tierra, pero Will, Coulson y yo, volvimos sin el – Jugo con sus manos nervioso –

- Yo no podía dejar mi planeta, porque ellos dependían de mí para el ciclo medioambiental– No lo miro –

- Pero te exiliaron, ¿Quién los ayuda ahora?

- Nadie – Trago duro –

- ¿Por qué te expulsaron entonces?

- Ellos no lo hicieron, ellos confiaban en mí y les falle – Reprimió las ganas de llorar – Gracias por los libros Fitz, creo que debe marcharse.

El asintió entendiendo, dejo la habitación en silencio, Daisy lo esperaba afuera ambos caminaron de regreso al laboratorio en silencio, entiendo que quizá Iris podía no querer hacerles daño, pero que era una persona sumamente peligrosa si estaba bajo presión.

Iris respiro profundo, un nudo se había instalado en su pecho, la culpa la estaba matando, es como si el horror en los ojos de cada uno de los Grindilianos la apuñalara, la decepciona en el rostro de su padre le quitaba el aire, quito rápidamente las lágrimas que empezaban a caer, no quería volver hacer llover.

Abrió un libro al azar y se concentró en leerlo, siempre era más fácil sumergirse en los mundos de fantasía que en el doloroso presente.

**

Despertó al sentir la puerta cerrarse, frente a ella había un gran sujeto, lo había visto cuando salió de la coraza, él la había apuntado con un arma, no parecía amable, dejo una bandeja con comida en la mesa frente al sofá y se giró para irse.

- Gracias señor – Se sentó en la cama –

Él se detuvo en la puerta, volteo nuevamente para enfrentarse con ella y le dedico una sonrisa educada.

- Soy el agente Mackenzie, te traje desayuno, en un rato viene la agente May por si deseas cambiarte o pasar al baño – Salió cerrando la puerta –

Se levantó para acercarse a comer, los Terranos estaban siendo muy buenos con ella, fue una suerte caer en su planeta y no en otro, quizá hasta la hubieran usado como arma.

La puerta volvió a abrirse para dejar pasar a otra mujer, era baja y seria, la estaba mirando fríamente con los brazos cruzados sobre el pecho, dejo de comer y se levantó.

- Soy la agente May, te llevare al baño, cualquier movimiento innecesario y no seré buena contigo – Soltó cortante –

- Si señora.

La agente May esposo sus manos y la guio hasta unas puertas no muy lejos de la habitación, allí le soltó las esposas y la dejo sola dándole privacidad.

Miro su reflejo en el espejo, no veía a la misma mujer de toda su vida, se sentía destruida, aparto la mirada para no caer en la tristeza. Se bañó, limpiando su cuerpo, su cabello y su mente, muchos recuerdos venían una y otra vez, al momento de sentirse muy vulnerable, daba el agua fría.

Seco su cuerpo y volvió a ponerse la ropa que la Agente Johnson le había pasado, aun no entendía por qué cubrían sus cuerpos ¿Porque tapar aquello tan bello que la naturaleza les dio?

Toco la puerta y pacientemente espero que la Agente May volviera a esposarla para llevarla de vuelta a su habitación.

- Muchas gracias Agente May – Le sonrió, pero ella no correspondió –

Simplemente dejo la habitación en silencio, dejándola sola, sin nada que hacer y con muchas ganas de conocer, la tierra y su naturaleza, una nueva imagen se proyectaba en la pantalla con dificultad arrastro la pequeña mesa frente al sofá, para situarla lo más cerca de la pantalla, se sentó en el borde ella y observo el paisaje.

Beautiful Nature - Leo FitzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora