Sé mía

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La noche recae sobre nosotros, de no ser por una farola algo cercana no tendríamos oportunidad de ver nuestros rostros, aun así estábamos a gusto con la tenue luz que nos alcanzaba.

-Deja de revolver la pasta, Jess o la vas a volver picadillo- reclamo Jin. Por lo general los picnic nocturnos con él eran de lo más divertidos pero este en especial se estaba volviendo una tortura, pues sabía el porqué de tal... era una simple excusa para su satisfacción.

-No tengo hambre, Suga y yo merendamos juntos hoy y sabes como es. No paro de decir *no te irás de aquí hasta que acabes tu merienda*- dejé la pasta de lado y lo miré. – ya vas a decir algo o tendré que esperar un poco más.- el río por lo bajo negando lentamente

-Quiero que me des pie para que yo pueda decir lo que ya sabes.

Suspire pesadamente pues estaba por sentirme aun más estúpida de lo que ya me sentía

-La cita del viernes no funcionó- acepté. –fue de las peores ideas que haya tenido jamás.

-Bien nena ¿estás lista?- puse los ojos en blanco y asentí aceptando mi penoso final. –Te lo dije- dijo haciendo una reverencia con sus manos demostrando lo gratificante que era saber que había tenido la razón todo el tiempo. –Bonita, no puedes mandar al corazón. Uno no elige, él elije por nosotros.- no entiendo porque no puedes aceptar que estas enamorada de...

-No lo digas- pedí antes de que terminara de hablar –Creo que si lo haces... no lo sé Jin simplemente no quiero aceptarlo, no quiero arruinar todo.

-No tienes porqué arruinar nada.- dejó su comida de lado y se acercó a mí para rodearme con sus brazos.

-No, claro que no... solo infancia, adolescencia y comienzo de adultez con una bonita amistad a la basura.- rió ante mi respuesta claramente sarcástica

-Ya niña, que diría Suga, tu gran maestro de la vida, si te escuchara hablando así

-Bueno, él diría algo como –niña estúpida, no puedes manejar tus sentimientos, cómo se te ocurre intentar olvidar a quien amas con otra persona. Boba, niña boba...

-¿Todo eso diría?- preguntó mi amigo aun sosteniéndome contra su pecho.

-Eso fue lo que dijo hoy durante la merienda.

Ambos comenzamos a reír

La noche fue avanzando y con ella nuestra conversación, hablamos de muchas cosas a parte de mi lío en el amor.

Llegamos a casa –bueno su casa, yo solo era una invitada- a eso de las 2:30, no hicimos mucho ruido al entrar pues las luces están todas atenuada y eso significaba una cosa, estaban durmiendo.

Me dirigí a la sala dejando a Jin en la cocina, tomaríamos un té antes de ir a dormir. En el sofá se encontraba Jimin, al parecer el niño había intentado esperarnos despierto pero había fallado en su misión. Caminé hasta él y me puse de rodillas para poder estar a su altura, removí un poco su cabello desordenado y besé su frente

-Oye... niño- él abrió lentamente sus ojos y me sonrió –ve a dormir a la cama te va dar mucho frío aquí.- él asintió y se sentó, me puse de pie y tendí mi mano

-Pareces mi mamá- dijo aceptando que lo acompañaría hasta su habitación.

-Pues tu madre me lo agradecería, estoy cuidando de su hijo.

-ella quiere conocerte ¿sabes? Pero no la dejare, tu eres de nosotros y de... bueno ya sabes- insinuó con una sonrisa, le di un golpe en el brazo y río bastante fuerte lo que hizo que Jin entrara rápidamente a la sala.

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