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Es mi primer día de trabajo. Después de tanto buscar al fin conseguí que me dieran una oportunidad aquí en el bar.
Piso el freno y termino de estacionar el coche afuera del lugar, guardo las llaves en el bolsillo al mismo tiempo que salgo del auto y cierro la puerta.

Voy dando pequeñas y lentas zancadas mientras repaso y memorizo una vez más la letra de las canciones que planeo tocar en el show de esta noche.

—Hola, ¿Eres Nick, verdad?—Me recibe amablemente una chica morocha, carga consigo una charla y puedo observar desde mi perspectiva un tatuaje de una leyenda china sobre su brazo izquierdo. Le devuelvo la sonrisa y alzo más arriba mi garganta para indicarle que la mire.

—Sip. Al parecer—observo el lugar y al público que está presente—soy el que va a ponerle ambiente a la fiesta.

La chica suelta un risotada.

—Ya veo—dice sin parar de reír. —Un gusto, yo soy Haily—le extiendo la mano y ella aprovecha para también darme un beso en la mejilla— bienvenido, Nick.

Me abre paso y mientras avanzo no deja de observarme. Camino hasta el umbral en medio del escenario, tomo asiento en el pequeño banquito, cargo sobre las piernas mi guitarra acústica y acerco el rostro al micrófono frente a mí.
El hombre que me contrató para de cantar está ahí frente a mí detrás de toda esa gente recargado en la barra de bebidas observando mi desenvolvimiento y mi respiración se acorta, tranquilo que el pánico no se apodere de ti. Es la primera vez que canto frente a un público de verdad, ya no compañeros de escuela, ya no sólo mi familia, un público crítico real.

El hombre me indica desde lejos que comience. Y sólo dejo que el ritmo invada todo mi cuerpo, que mis dedos toquen con delicadeza las cuerdas de la guitarra.

El público aplaude cada vez más fuerte.

Cuando estoy por terminar la primer canción de la noche, levanto la mirada y apenas puedo creer lo que miro, ella está frente a mí, conversando con el jefe, es la mujer más hermosa que mis ojos hayan visto jamás, con su carita de Ángel, cabello rubio y una flor en el pelo que la caracteriza. Siento como las pupilas se me dilatan y el corazón se me acelera. Paro un momento para seguirla mirando pero sólo se despide del jefe y se va sin mirar a los costados.

A partir de este momento declaro que quiero conquistar a esa bella mujer. Esa sirena de mi corazón.

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2018 ⏰

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