Hombre

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¿Por qué será que el amor siempre es retratado como la octava maravilla del mundo? ¿Como la salvación del mar de problemas de una persona que de ahoga en depresión? ¿Como un relámpago de felicidad que te cae encima con mucho dolor al principio y que de apoco se vuelve alegría chispeante? ¿Por qué el amor no puede ser más honesto sin importar el género o color?

Existe la posibilidad de que el amor sea dulce para algunos, ácido para otros, e insípido para unos pocos. Para Kirishima Eijirō tenía sabor a café; siendo amargó, fuerte y oscuro. El amor es más fuerte que la cafeína porque solo ese sentimiento disfrazado de admiración podía volcar el endurecido corazón de Katsuki Bakugo.

Había sido difícil tener un acercamiento con Katsuki, que es tan arisco cual gato —tal vez esa comparación le llevó a adoptar una gata, que nombró Suki, está gata tenía el mismo carácter de Katsuki, siendo repelente y bruta al contacto, solo mostraba cierto acercamiento al tener hambre o frío—, teniendo un carácter potente, no cualquiera podía acercarse a Katsuki si recibir una explosión en la cara o ser mandado al diablo de la manera más cordial seguido de una firme sentencia de muerte. Katsuki y su peculiaridad iban de la mano, no cualquiera puede enfrentarsele sin ser herido en el proceso. Kirishima le tenía un inmenso respeto a Katsuki, que calzaba en su concepto de masculinidad. Él con mucho esmeró se ganó el mismo respeto que le regalaba a Katsuki; pronto lo consideró su igual, su amigo y actualmente podrían ser lo denominado amantes.

No recordaba con claridad como llegaron a ese trato tan íntimo, tal vez salir tanto juntos los llevo a ello. Pero el consiguió domar a Katsuki y ser considerado "de su propiedad", incluso a veces le denomina "mi esclavo", Katsuki siempre será Katsuki, por ello no ponía ningún "pero" a ese trato que sabía que jamás cambiaría, un trato con el cual encubría una calidez imperceptible.

Eijirō no se imaginaba al lado de otro que no fuera Katsuki, no podía verse con una chica porque son quisquillosas en cuanto tacto pese a lo mucho que las respeta y él algo descuidado para tratarlas: sentía que le gustaba lo tosco del cuerpo masculino. Sin embargo, no podía verse al lado de otro hombre porque sabía que se necesitaba más que músculos para ganarselo, algo que Katsuki le dio. Para él, solo estaba el potente Katsuki Bakugo al que admira y desea con fervor. Intentaba imaginarse a Katsuki al lado de alguien más, solo sentía un amargo enojó y una acidez intolerable en su garganta que pronto se convertían en celos de aquella idea, entendía que Katsuki solo podía tener a su lado a alguien resisten, persistente y muy masoquista; así como él.

En su cabeza, solo habían recuerdos amenos de ellos dos: luchando juntos, estudiando juntos, bromeando, apoyándose mutuamente... Katsuki tenía su manera peculiar de demostrar que alguien o algo le importa, porque estaba rebosante de orgullo, entre ellos tenía los golpes, los insultos y los gritos y ese comentario muy debés en cuando "no eres tan imbécil como los demás". Esa clase de cosas le hacen reír porqué es su peculiar manera de demostrarle cariño.

Katsuki es un borde, nadie lo quiere como amigo y él no quiere a nadie de amistad. Que Eijirō sea insistente y optimista, agregando que no le teme a las amenazas de Katsuki, es algo completamente diferente. Lo trata como a cualquiera y con consideración, no le importaba mucho si lo lástima o lo insulta, llegar a Katsuki debía ser como atravesar un laberinto lleno de trampas y bestias salvajes, aún con eso estaba dispuesto a correr el riesgo. El premió fue tener el honor de entrar en la vida de Katsuki enlazando algo más fuerte que solo algo fraternal.

De manera impulsiva, se alejaban de los otros sin querer interactuar mucho más allá de su pequeño círculo. Katsuki monopolizo de apoco a Eijirō alejándolo de sus otros amigos al punto de tenerlo solo para él, en cierto momento empezó a temer perder la única persona que le admiraba y respetaba, prefirió atarlo a él que perder aquel lazo que los unía, ese lazo se endureció y le impidió a Eijirō dejarlo. No quería soltarlo nunca. Eijirō era esa clase de persona que le gustaba, esa que le hace sentir que tiene el mundo bajo sus pies y a su vez que controla esas ganas de matar a todo el mundo así sea solo un poco. Lo apoya sin hacerlo sentir humillado o pequeño.

- Hombre - [BNHA] [KiriBaku][One Short]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora