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Capítulo 17

EDITADO

AMBERLEIGH

SEPTIEMBRE, 2007

Como atontada, cruzó el vestíbulo hasta el pequeño dormitorio de invitados, que ahora parecía ser más la habitación de Amber.

Mientras sus pensamientos regresaron a lo que había escuchado. ¿Algo que podría no ser un demonio estaba matando Guardianes y demonios? ¿Qué podría ser?

Cruzando el vestíbulo, redujo el ritmo mientras se acercaba a la habitación.

Sus pensamientos cambiaron de lo que había escuchado a su reacción a Vikram, ese extraño sentimiento. Fue tan bizarro, pero probablemente tuvo que ver con su imaginación hiperactiva...

Una pisada en el suelo de madera sonó justo detrás de Amber. Demasiado cerca. Pisoteando la inesperada mordida de sorpresa, Amber reaccionó primero, como había sido entrenada.

Estirándose, agarró un brazo. Hubo una sacudida. Una descarga de carga estática que se registró mientras se giraba, torciendo el brazo mientras Amber pasaba su peso a su pierna derecha. Captó la vaga figura de alguien más alto mientras balanceaba su puño.

Con sorprendente rapidez, su mano fue atrapada y fue girada para ver en la otra dirección, atraída hacia un duro pecho y estómago que era definitivamente masculino. En cuestión de segundos, él tenía los brazos de Amber fijos y le esencia de... menta le rodeó.

La figura ejerció fuerza, tirando de Amber contra un cuerpo muy duro y muy masculino.

—Esto—susurró en su oreja una voz profunda vagamente familiar, engañosamente suave—, es inesperado.

Amber se congeló, una conmoción total le recorrió, cortando todo sentido común cuando vio su rostro.

Cuando Amber se enderezó se dio cuenta de que él se había quedado mirando a Amber, o más bien, a sus ojos. Aún desorientada, Amber no pudo impedirlo. Entonces, con lentitud, Amber comenzó a buscar algún espejo o algo en el que pudiera observarse. Cuando lo encontró, observó sus ojos brillando anormalmente con plasma ardiente. Como si fueran dos bolas de llamas de fuego. Algo avergonzada, Amber sacudió el pelo de modo que cayera sobre su rostro. Tenía el cabello muy esposo y así que cubrió su vista por completo. Lo había dejado crecer precisamente por ese motivo.