10. Vil mentira

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Capítulo X

"Vil mentira"

Tougou quitó el banquillo que evitaba que el chico se ahorcara. Pudo escuchar sus súplicas en medio de su llanto infantil y aburrido, pero no se molestaría en perdonar a un chico estúpido y que no pagaba a tiempo. La cosa era simple dentro del negocio. Pedías, pagabas, y listo. Pero si el ciclo se rompía, las consecuencias dependían de la cantidad. Caminó hacia afuera de la casa de Tanaka, su último cliente y quitó los guantes de sus manos después de haber cerrado la puerta de la entrada. Subió a su coche y tomó un cigarrillo para encenderlo e inhalar la nicotina que estaba matándolo más rápido de lo que esperaba.

Expulsó el humo en el aire, encendiendo el coche y colocándose el cinturón. Buscó su estación de radio favorita y aplastó el acelerador para hacer el coche caminar. Palpó sus dedos siguiendo el ritmo de Mr. Blue Sky en las bocinas, subió el volumen girando por la calle y avanzando en dirección del periférico para por fin dirigirse de nuevo a casa. Fue un buen día; deslizó su lengua saboreando el futuro próximo que imaginaba entre sus manos. Encontrarse con Osomatsu era el último plan que tenía en mente para el último día de trabajo, pero pensar que atormentarlo tan pronto sería más divertido, le hizo sentirse más satisfecho.

Comenzó a reír, y sacudió el cigarrillo fuera de la ventana cuando se detuvo en un alto. Una pareja rió delante de él en la banqueta y le levantó el dedo medio al chico en cuanto él levantó su vista. Tougou sonrió al ver el gesto pasmado del chico y avanzó en el coche viejo que tenía. Sacudió su cabeza con el ritmo de la música. Podía ver su victoria delante de sus ojos; se sentía realmente infantil por querer competir contra un chico de veinte años, pero sabía que si no saciaba sus ansias de matarlo de una forma cruel y dolorosa, no podría sentirse por fin libre.

Quizás era simplón. Querer matar a un chico por el simple hecho de mandarle a prisión, a pesar de que había escapado. Tougou lo sabía totalmente. Pero imaginar el hecho de ahorcarlo y golpearlo hasta hacerle gritar por ayuda. Sentir su sangre en sus manos; cocinar su carne y dársela a los perros. Su necesidad de matar a Osomatsu crecía cada vez que le recordaba. Podría decirse que era su fetiche; uno excitante e insaciable. Pero el hecho de tener a otros cinco como él, e imaginar que es el mismo Osomatsu gritando y luchando por su vida, lograba hervirle la sangre de emoción. Tenía todo planeado. Lo tenía todo completamente calculado; y aunque las cosas hubieran cambiado, la forma en la que lo mataría sería la misma. Si podía adelantar el día de la muerte de su presa, no sería una desdicha. Al contrario, podría soñar con ese dulce momento hasta el momento de su muerte.

Ichimatsu era su forma más fácil de llegar a matarlo, engañarlo era fácil después de todo. Limpió la saliva que salió de su boca al sentirse extasiado, y podía sentir lágrimas de felicidad al imaginarlo todo. Rio de nuevo, sintiéndose realmente feliz y aceleró el coche para pronto llegar a casa. Era una pena tener que utilizar a tu propia sobrina para hacer cumplir tus propósitos; pero después de todo este valía la pena. Giró por la calle donde se encontraba su actual casa y se estacionó frente a ella. No tenía ganas de meter el coche en garaje. Guardó las llaves en su bolsillo y caminó hasta la entrada encontrándose con Ichiko sentada en la mesa del comedor, Yano mirando la televisión y a Lelé caminando de un lado a otro.

Cuando esta última se dio cuenta de que por fin había llegado, corrió hacia él y comenzó a golpear su pecho con lágrimas en sus ojos. Dramática, pensó Tougou. Le dio un empujón y caminó hasta la cocina para abrir el refrigerador. Yano bajó el volumen de la televisión, y Lelé comenzó a llorar a su lado. Tomó el cartón de jugo y volteó a verle con cierto enfado. Todos sus estúpidos miembros podían sacarle de sus casillas tan rápido.

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⏰ Última actualización: Jul 22, 2018 ⏰

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La mentira que nunca les conté | Osomatsu-san • PAUSADODonde viven las historias. Descúbrelo ahora