Capítulo 01: Escribir

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Ni siquiera sé si en realidad esto va a funcionar, pero Miriam me ha insistido mucho y a ella no puedo decirle que no. Además tiene todo el sentido del mundo, escribir es una forma maravillosa de exponer lo que sientes y yo, que plasmo mis emociones cantando y componiendo, debería de saberlo mejor que nadie. Pero, claro, en una canción de tres minutos no creo que sea capaz de sintetizar todo lo que tengo metido en la cabeza. Así que mejor liberar parte de este peso intentando escribir estas líneas. La leona lo hace y le da resultado, así que quién soy yo para poner en duda su palabra. Por probar...

Buff, es que no sé ni por dónde empezar, la verdad. Supongo que lo normal sería comenzar por el principio... aunque no sé si estoy preparada aún para ello. He de reconocer que volver a recordar la academia y todo lo que sucedió en aquel lugar, me quema... me abrasa. Aquellas paredes me cambiaron para siempre. La mayoría pensará que me cambiaron simplemente porque mi sueño se hizo realidad, porque ahora soy famosa y las revistas del corazón hablan de mí todos los malditos días. Seguramente mientras escribo estas líneas alguien, a su vez, estará escribiendo algún titular sobre mi vida amorosa. 

Por triste que parezca ese es el concepto de éxito que tiene la mayoría de la gente. Dinero y fama... Yo nunca quise eso cuando empecé a cantar, en mi querida Laguna, ni cuando fantaseaba con llenar estadios mientras vendía perfumes en El Corte Inglés... En el fondo, ni siquiera soñaba con llenar estadios, simplemente quería tener a alguien que me escuchara... que lograra ver el brillo de mis ojos mientras cantaba. Nunca quise nada más y, por desgracia, en aquel momento, ni siquiera el chico por el que lo había dejado todo era capaz de entenderme. Dios, que ingenua era... 

Todavía recuerdo el momento en el que lo conocí... Él había logrado cumplir su sueño, era el flamante ganador de un talent show musical y había conseguido cantar con nombres bastante relevantes del panorama musical español. Para mí él ya había triunfado, pese a que su trayectoria musical no hubiese trascendido más allá de haber ganado el Número Uno. Seguía trabajando para hacerse un hueco en la industria, o al menos eso creía, y en algún punto de mi vida pensé que quizás él podría entenderme mejor que nadie, porque compartíamos la misma inquietud. Lo admiraba porque la Ana soñadora de aquel entonces pensaba que, en su caso, no solo una persona había logrado contemplar el brillo de sus ojos mientras cantaba... a él lo habían observado miles.

Para mí era lo más cerca que iba a estar de alguien que aspiraba a lo mismo que yo y, encima, a diferencia mía, él había logrado cumplir su sueño. Al final, dejé que esa "admiración" me cegara y simplemente me dejé arrastrar por lo que en aquel entonces yo creía que era amor. Era una cría y ni siquiera tengo derecho a estar enfadada con aquella Ana (con esa edad es inevitable idealizar el amor). Pero está claro que no tenía ni idea de lo que es el amor... de hecho, a día de hoy, sigo sin saberlo. Me engañé a mí misma porque era lo fácil y, cuando me quise dar cuenta, había dado a todo y todos de lado... por él. Su presencia lo absorbió todo... Hasta mi sueño, ese que lograba que mi pecho se encendiese, había pasado a un segundo plano. Me dediqué a trabajar y tener una vida "normal", la que cualquier chica desearía: vivir en Madrid, con tu chico y un trabajo estable. 

No te engañes, Ana... En realidad, lo que más me duele de aquella época es que yo trabajaba, para que el pudiese seguir cumpliendo el sueño que yo nunca podría llegar a tener. Di de lado todo lo que yo amaba y quería por un "señor", que lo máximo que llegó a hacer por mí fue utilizarme de modelo para uno de sus videoclips. Siento rabia... ¡Puta! ¡Cómo pude estar tan ciega!

Jamás me podré perdonar el cómo traté a las personas que de verdad sí me querían. Ignoré los consejos de mi hermano, mi madre y, por supuesto, de mi querido "Papi War". Me emociono solo de pensar en todo lo que ha luchado por mí, para que yo hoy pueda estar aquí, y me enorgullece que incluso mis propios fans lo adoren tanto o más que yo misma. Por eso, no puedo perdonarme el trato que le di en aquella época. Hice caso omiso de sus consejos y sus advertencias sobre Jadel. Él era capaz de ver lo que yo me esforzaba por ignorar. Cada vez que me visitaba en Madrid no podía evitar sentir una punzada en el estomago al contemplar su decepción en la mirada, cada vez que le contaba cómo iba mi trabajo en la capital y aún más cuando, totalmente ilusionada, le hablaba de lo bien que le iban las cosas a Jadel. Siempre me decía que no olvidara que aquel trabajo era algo pasajero, que yo había venido a este mundo para hacer otras cosas, que no perdiera el foco de lo que realmente quería hacer... Yo siempre esbozaba una sonrisa y le decía lo mismo: no me olvido, papá. Pero él sabía que era mentira, estaba demasiado ocupada haciendo realidad los caprichos de mi novio... el que yo creía que era el amor de mi vida, pese a que mi familia no lo aguantaba.

Miedo a QuererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora