Efecto Mariposa - OT 2017 - @beyourlaugh & @MunayGirl23

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Un nuevo día. 14 de junio. Esa fecha podía considerarse imprescindible en el calendario de Hundai.

80 años del gran asalto a la sede del gobierno. 80 años del inicio de su era.

Alfred se despertó.

Sabía que día era.

El día más importante en su calendario. En el de todos los lazos-verdes.

Ese amenazaba con ser diferente. Lo sabía, desde que esas chicas llegaron a la ciudad.

La mañana ya lo fue. No se despertó en su habitación, se despertó en la cama de Amaia, en el borde.

Recordó que tras la mala noche que pasó con el virus, se había ofrecido a acompañarla. Puede que se hubiera arriesgado, pero lo único que hizo en verdad es quedarse con ella. Darle apoyo.

Sí... esa chica había puesto patas arriba su mundo...

Pero no se atrevía a admitirlo.

- Amaia, ¿estás despierta?

- Sí... - murmuró, girándose sobre si misma para mirarle a la cara.

Estaba totalmente despeinada, y con ojos de dormida. A pesar de todo eso, seguía teniendo un encanto especial. O eso le parecía a Alfred.

- ¿Sabes que día es hoy? – se levantó de un salto. Ella no contestó, y miró hacia abajo, contando en su cabeza.

- ¿14 de junio?

- Sí.

- Y que...

Alfred se extrañó. Era un lazo verde. Pero no sabía que el día 14 de junio empezó todo, el Caos. El Efecto Mariposa que condenó a la vieja humanidad.

- Hoy es el día más importante en nuestro calendario... hoy es el día más imprescindible para los verdes, para Hundai, para la nueva era. Amaia, hoy hacen 80 años de el gran cataclismo, cuando nuestros antepasados atacaron y derrotaron a los gobernadores de todo el mundo... Es nuestro día. ¿Cómo no te pudiste acordar?

Amaia pensó rápido. Aunque la mirada de Alfred, de decepción pura y dura, le taladraba por dentro sin encontrar ningún motivo demasiado convincente.

- En mi familia... no celebrábamos eso, Alfred.

- ¿Y erais verdes, verdad?

- Sí, pero nos preocupábamos por sobrevivir. Teníamos que escapar de todos lo malo, de todas las cosas que nos amenazaban día a día, no teníamos tiempo para celebrar.

Amaia se giró, enfadada. Su carácter era impulsivo, y todos lo sabían, pero odiaba que no le tomaran en serio. A pesar de que todo fuera una farsa... Las cosas le afectaban.

- Amaia, no pretendía...

Ella salió de la habitación sin dirigirle una mirada. Alfredo, que subía por las escaleras de la casa, también se sorprendió por ese repentino mal humor.

Decidió no preocuparse después del portazo... hasta que vio el rostro desencajado de su hijo.

- ¿Alfred? – se acercó a él. Este se llevó las manos a la cabeza. Todo había empezado a torcerse.

El chico le explicó a su padre lo que ocurrió. Este sintió como su mandíbula se abría cada vez más, y más, a cada palabra que salía de la boca de Alfred.

- Esto es ya muy extraño...

- ¿Hablaste con Agoney? – Alfred cambió de tema. Su padre decidió que era lo mejor. Cuando estuvieran con Cepeda y Miriam, ya tomarían la decisión de qué hacer con las chicas.