Capitulo 4

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La luz que daba la luna por la ventana era suficiente para saber que se trataba de Víctor. Las camas de Víctor eran muy rusticas, ambas se elevan con cuatro grandes palos de madera esculpidos terminando en un techo de tela blanco a la vez que las sabanas. Allí me encontraba yo, en la cama de Víctor, mientras él estaba subido encima de mí y agarrado por las muñecas con gran pasión.

Víctor se sostenía sobre mí imponiendo  una gran fuerza solo con esos ojos ámbar mirándome con una lujuria que no podía describir. No me atrevía a quitarme de encima porque conociendo a Víctor me agarraría del pelo o peor...

-Esto... Víctor... - dije mientras el cambió la expresión a una muy dulce mientras que me soltaba de las muñecas.

-Dime, Arion.. ¿Sucede algo?.

-Víctor por si no te estas dando cuenta estamos en una cama, los dos solos y tu encima de mí, ¿Te parece que suceda algo?

Víctor se acercó a mi boca pero no llegaba a rozar mis labios. Notaba cada exhalación húmeda de su boca salir hacia la mía.

-Tranquilo, pequeño remolino.- dijo mientras cada vez se acercaba mas a mis labios y yo retirándome de los suyos para así evitar la sensación tan rara que me daba con un beso.- Será como un entrenamiento especial...

Víctor no me llegó a besar pero se quedó levantado en mi estomago mirándome cuando de repente esbozó una sonrisa. 

-De.. ¿De qué te estás riendo? - Intenté levantarme pero no pude ya que su mano se colocó en mi pecho empujándome hacia el colchón de nuevo.

Entonces se desabrochaba la camiseta de su pijama lentamente delante de mí con las mejillas un poco sonrojadas. Cuando dejó su pecho al descubierto empezó a quitarme la mía con sensualidad. Cuando ambos quedamos sin camiseta empezamos a besarnos con más intensidad y pasión. En sus labios se podía distinguir perfectamente todo los bocados que daba en esta.

-No me creo... Que estés haciendo... Esto conmigo... - Susurré mientras que dejábamos descansar nuestros labios cerca de los del otro.

-¿Porqué no lo iba a hacer, mi pequeño torbellino?.- replicó Víctor.

Al escuchar el mote que me puso me sonrojé mucho más. En verdad no sabia si me estaba llamando así porque era un poco más bajo que él o porque son sus típicas gracias de siempre. No se me ocurrió otra forma de callarlo que mordiéndole el labio inferior mirando hacia otro lado muy sonrojado por el atrevimiento que acababa de hacer.

-Cállate ya... - susurré mientras alborotaba el pelo de su nuca mientras me aferraba a ella.

Cuando nos vimos un poco cansados, Víctor me agarro del brazo y la cabeza haciendo que me quedase sentado en su pecho, escuchando perfectamente los latidos de su corazón y su respiración agitada. No paraba de decirme a mí mismo “¿Lo que estamos haciendo está bien?” “¿Víctor está realmente enamorado de mí?”

Pasada la noche y un profundo sueño la alarma del despertador de Víctor nos despertó. Me levante de su pecho sentándome en la cama notando como el dormilón de Víctor no se había levantado aún. Aproveche para ir a por la bolsa que mi tía me había preparado la noche anterior. Desabroché la cremallera lentamente para no hacer ningún ruido que despertase a Víctor. Vi que me preparó una sudadera de color gris con unos pantalones de color azul y mis deportivas preferidas. Me percaté de que olía un poco a sudor así que decidí entrar al cuarto de baño de la habitación de Víctor a darme una ducha rápida.

Al entrar al cuarto de baño un gran espejo se hacía ver desde la entrada enciendo unas luces que hacían que todo el baño se iluminase. Una bañera blanca con cortina estaba en el lado contrario a la puerta, con botes de champú, gel, acondicionador... Lo básico de un cuarto de baño pero refinado. Me desvestí y entré a la ducha para que los chorros de agua caliente  cayeran sobre mi piel. Cogí prestado un champú de aroma a frutas del bosque que me hacía recordar el aroma natural de Víctor así que me empecé a darme en el pelo lavándomelo con cuidado. Entonces la cortina se corrió mostrando a Víctor mirándome con cara de pervertido. Un gran grito salió de mí pero no mucho tiempo ya que Víctor me tapó la boca con la mano.

-Tranquilo, voy a ducharme contigo. Tampoco es nada del otro mundo. Además alguien te tendrá que secar ¿No?

-Víctor... Yo ya he terminado de ducharme.- cogí una toalla blanca que había junto a la bañera y me sequé mientras que Víctor se enjabonaba y lavaba. 

El pelo caía sobre mi cara de manera que empece a cepillarlo para que  me quedase como habitualmente lo tenía. El aroma que quedaba en el cuarto de baño era una mezcla de frutas del bosque y menta que olía deliciosamente bien. Tras meterme en el pantalón intenté ponerme la sudadera pero no me la colocaba bien hasta que unas manos se pusieron en el borde de la sudadera y me ayudaron a ponérmela correctamente. Víctor como siempre tan atento.

Andaba en calzoncillos pero se veía muy bien ya que con su delgadez lo hacia muy apuesto. Me dirigí a mirarme en el espejo y Víctor me abrazó de nuevo con sus brazos firmes apretando mis pectorales con un poco de fuerza y relamiendo sus labios a la vez que nos mirábamos en el espejo.

-Hacemos muy buena pareja...

Más que fútbol...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora