16 de diciembre del 2017.
El día comenzaba a nublarse, anunciando la fría y helada lluvia. El reloj de gato color violeta marcaba 7:39, mi turno estaba por terminar mientras lustraba la mesa color mármol en la que solían servirse unas deliciosa galletas rellenas de chocolate y mantequilla.
Lena, quien es mi jefa, me ordenó voltear el letrero colgante de la puerta principal, camino a éste y topo con unos ojos avellana apunto de tocar.
-¡Estamos por cerrar! Lo siento.-Gritó Lena desde el mostrador.
-Lo sé, solo vine por chocolate caliente. Un amigo viene muy frecuente aquí y me lo recomendó, dice que es el mejor chocolate casero en todo Reino Unido.- Dijo el chico castaño.
-¿En serio? Pues ha de ser uno de nuestros mejores clientes. Anda Olive, sirve un poco de chocolate a éste caballero.
-Claro, en seguida.- Tomé una taza de las repisas, posterior serví el liquido caliente en ésta y se lo entregué.
-Gracias Olivia.- Dijo leyendo el gafete de mi uniforme.
-No hay de qué.
Di la vuelta para dirigirme a la parte trasera de la cafetería, donde estaban los vestidores. Tomé mi pantalón, enfundé mis piernas con la tela de mezclilla y me coloqué una blusa manga larga junto a una bufanda magenta. Mientras guardaba en mi bolso el uniforme y unas cosas, Lena apareció.
-Hey Liv, ya cerré, si quieres te puedo llevar a tu casa. Y no caminas tanto.-Colocó una mano en su cintura.
-Está bien, solamente porque hace demasiado frío para andar deambulando a estas horas.
Tomé mi bolso y salimos del local. Durante el trayecto la lluvia comenzó a hacerse presente, dejando enormes gotas sobre el parabrisas.
Después de unos minutos en el coche de Lena, puedo observar que habíamos llegado a mi hogar. Le agradezco y bajo del coche cubriéndome con mi bolso, para no mojarme tanto. Ya en la puerta, rebusco dentro por las llaves. Cuando logro abrir la puerta, puedo oler macarrones con queso, mis favoritos. Camino a la cocina me encuentro con papá y mis hermanos gemelos.
-¿Qué tal tu día, cariño?- Mencionó mi papá, mientras acomodaba la mesa para poder cenar.
-Ya sabes Pá, cansado y aburrido.- Dije tomando un sitio en la mesa.
-Olive, sabes que no es necesario que trabajes ¿Cierto?- Sirvió una considerable porción en cada plato.
-Lo sé, pero quiero ayudar, además, pronto iré a la universidad y creo que estaría bien ahorrar algo, para cuando estos demonios se muden conmigo.- Dije y llevé la cuchara a mi boca.
-Está bien cariño, me parece perfecto que tengas planes a futuro. Ustedes clones, deberían de hacer lo mismo.- Dijo y le dio un leve golpe en la cabeza a Zaac.
-Falta para eso, por ahora disfrutamos el momento.- Dijo Noah y estallamos en risas.
Y así pasó nuestra cena, entre bromas, y tranquilidad por parte de todos. Al terminar cada quien lavó su loza y colocó los trastos utilizados para ir a dormir.
Llegando a la puerta de mi habitación, até mi cabello en una trenza, me coloqué una blusa de mangas con un pantalón de chándal algo suelto. Cepillé mis dientes y me recosté en mi espaciosa y cómoda cama mientras leía Matar a un ruiseñor. Al poco tiempo caería en los brazos de Morfeo.
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¡Holaa! Estoy de vuelta después de muchísimo tiempo, espero seguir constante con estos capítulos, tengo algunas ideas y me gustaría concluir esta novela. En estos días estaré publicando fragmentos que tenía guardados l igual que haré correcciones de ortografía.
Los quiero, A
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Stay
Romance"Llegó a Londres sin ser nada, con un propósito en mente. Convertirse en alguien." Ella espontánea, misteriosa y observadora. Él frío y calculador.