Sólo mía.

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De vuelta a San Francisco, donde se encuentra el amor de mi vida, esa perfecta rubia que me tiene sumida en una locura romántica, mi error me llevó a verla casada con otra mujer, quien la salvó del abismo donde yo la metí, ¿cómo pude ser tan estúpida?, ¿cómo fue qué cambié sus ojos por un hombre de mierda?, bien James ya no está más e Imra tampoco, ella murió y tuve que esperar un año para volver a verla. Ahora me dirijo a la empresa que heredó, siendo la viuda y ya que nunca tuvieron hijos, debía seguir con el mando, supe que muchos accionistas intentaron quitarla del puesto, sin embargo yo hice todo lo posible, para que eso no sucediera, aunque claro, ella no lo sabe.

Estoy subiendo con ayuda del ascensor, arreglando mi vestido azul, el frío en Diciembre es crudo, así que mi abrigo negro me ayuda mucho, debía verme perfecta, yo sé que ella está hermosa, la última vez que la vi fue cuando asistí a su boda, conteniendo mis ganas de impedirla, pero se veía tan enamorada que por ese momento no quise arruinar su felicidad una vez más. La secretaria me saludó amable, eran las ocho de la mañana, me enunció y un minuto después me cedió el paso, al entrar a su oficina me di cuenta que tenía su estilo, ya no el de Imra.

-Lena—casi tambaleo al sentir su abrazo.

-Kara—la estruje un poco.

-Que agradable visita—no quería alejarme, pero era necesario—toma asiento por favor—señala la silla frente a su escritorio.

-Gracias, y decidí que era momento de hablar de negocios en persona, no quería verme imprudente—ella comprendió.

-Te conozco, y me alegra tanto que estés aquí, estoy volviéndome loca con tanta testosterona a mí alrededor que una buena amiga, me ayudará mucho-

-Un placer servirte querida Kara—tuve que contener mi decepción, seguía viéndome como amiga— ¿y cómo has estado?-

-Mejor, sobre llevando lo ocurrido pero creo que ella se enfadaría mucho si me viera llorando por los rincones, así que he mantenido espléndidamente su legado-

-Es bueno saberlo, Imra era una mujer maravillosa, digna de tu amor—ella parece razonar sus palabras al mirarme, carraspea un poco, ¿le seguía incomodando?

-¿Y tú cómo has estado?—ese cambio de tema no era muy correcto.

-Tengo salud—bromeé haciéndola reír— me desvivo en el trabajo, he logrado cerrar importantes negocios, creo que estoy acumulando demasiado fortuna para estar sola, he considerado dejar de trabajar, aunque es lo que me mantiene ocupada-

-Entiendo, tal vez deberías considerarlo, tomarte unas vacaciones-

-¿Vacaciones?—no pude evitar reír—no Kara, convivir con mi soledad en un bello lugar, no es mi estilo, prefiero hundirme entre documentos, es más satisfactorio-

-Ya—estaba actuando extraño—pero podrías conocer a alguien...-

Así que era eso, desde que me alejé de ella por su matrimonio siempre me repetía lo mismo, ella conocía mi respuesta, ¿acaso quería escucharla?, admito que eso me haría feliz, solo que la conozco y lo hace por amabilidad, no me gusta causarle lastima pero no puede dejar ese tema en paz.

-Sabes que no ha existido nadie más después de ti—dije con fría sinceridad.

-Lena—se recarga en la silla—no quiero verte así, vivir solo para trabajar cuando puedes...-

-Kara, no sigas por favor—suspiro—he venido a hacer negocios, no te preocupes, no pienso acosarte o algo así-

Me molestaba que insistiera con ello, así que solo pude hacer lo correcto antes de mostrarme débil con ella, irme, con suerte mañana estaría dispuesta a dejar su amabilidad, tratarme así no es correcto cuando sabe que siempre la amaré, eres una tonta Lena, ¿cuánto tiempo la vida te castigará por hacerle daño a Kara?, supongo que hasta que muera, resoplé con fastidio caminando a la puerta, cuando estaba por salir, oí sus pasos presurosos, interponiéndose en mi camino, elevé una ceja confundida.

¿Tú la encontraste?, No, Yo la tomaré de nuevoWhere stories live. Discover now