Capítulo 1

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  -¿Estás segura de que no olvidas nada?

  Creo que era la quinta vez que me lo preguntaba.

-Segura mamá.

  Y era la quinta vez que le respondía.

-Voy a extrañarte mucho- me abrazó llorando y le correspondí con ternura. Luego se separó y me tomó por los hombros mirándome con los ojos llorosos.- No quiero que mi pequeña se vaya.

  Estaba en el aeropuerto esperando mi vuelo, me iba a otra ciudad para poder estudiar en una Universidad la carrera que quería. Mi ciudad era muy pequeña y la única Universidad que había no tenía lo único a lo que quería dedicarme.

  Lo malo de irme es que no viviría sola, sino con mi primo. Sí, mi pesadilla.

  Él vivía solo en un pequeño departamento muy cerca de donde estudiaríamos. Y aunque vivir con él reduciría muchísimos gastos para mi familia a mi no me apetecía en lo absoluto.

-Mi amor, quiero que te cuides mucho.

  Miré a mi papá con lágrimas.

  Si tenía una debilidad esa era él.

  Lo abracé muy fuerte, como si mi vida dependiera de ello, como si fuese la última vez que lo vería, y separarme de ese abrazo me oprimió el pecho y una voz en mi interior empezó a gritarme que no me fuera, que aún no era tarde.

  De todas formas los dejé cuando fue el momento de subir al avión. Con mucho pesar me despedí de ellos y prometí estar en contacto el mayor tiempo posible.

  Internamente me despedí de mi antigua vida para darle paso a una nueva.

  Cuando llegué a mi destino pude ver de lejos que mi primo ya me estaba esperando. Reconocerlo fue fácil, su altura y su hermoso cabello rubio no dejaban que lo perdieras de vista. Llevaba puesta una camisa gris y unos pantalones negros, se me hizo un poco raro verlo con colores apagados porque generalmente siempre llevaba colores más claros y brillantes, algo así como él. Brillaba más que mi futuro el desgraciado.

-Hola Philippe.

  Cuando lo saludé se sobresaltó un poco. Al parecer había estado un tanto distraído y no me vio llegar.

-Oh, hola Alex- me besó en la mejilla y luego me miró de los pies a la cabeza con un poco de desconcierto, pero cuando reparó en lo que hacía desvió su mirada.

  ¿Te sorprende la hermosura en la que me convertí? Pensé con sarcasmo.

-Deja que te ayude con eso.-dijo refiriéndose a mis maletas.

  Por suerte no llevaba mucho equipaje ya que trasladaron mis cosas en un camión bastante tiempo atrás para que llegara y rápidamente pudiera acomodarme.

  Salimos del aeropuerto y me condujo hasta un hermoso auto blanco. Eso sí sonaba como él.

-¿Qué tal el viaje?- preguntó conduciendo camino al departamento.

-Horriblemente aburrido- contesté bostezando.

-Pareces un hipopótamo abriendo la boca de esa forma- dijo riéndose, al parecer sin perder su característico humor.

  Rodé los ojos.

-Que halagador.

  Luego de eso el ambiente se tornó incómodo. Muy incómodo. El silencio decidió que era momento de reinar.

  Philippe carraspeó su garganta haciéndome dirigir la mirada hacía él.

-Has crecido Alex.

-Como cualquier humano normal supongo.

-Si claro, aunque no era exactamente a lo que me refería.

  Luego de eso no dijo una palabra más y yo me quedé con la maldita duda. ¿¡A qué se refería!? Sin embargo decidí callar.

  Subimos al departamento y me quedé sorprendida. Lo tenía impecable. Perfectamente decorado, perfectamente limpio. A pesar que la estructura y la ubicación de esos departamentos no era lo mejor él lo hizo lucir como si estar allí costara una fortuna.

  Me guió al que sería mi cuarto.

  Era como me lo imaginé, mis muebles ya estaban allí pero supuse que fue él quien los acomodó.

  La habitación era pequeña, las paredes todas blancas, mi cama al lado de la ventana y a su lado mi mesita de noche color rosa pastel, un gran armario color caoba y un estante donde pondría mis libros, también había un pequeño escritorio, pero no era mío.

-¿Y eso?- pregunté señalando hacia el escritorio.

-Un pequeño presente de bienvenida.

  Me sonrojé cuando sus ojos verdes se clavaron fijamente en los míos y desvié la mirada.

-No era necesario...

-No, no lo era- me interrumpió- Pero quería hacerlo. Te dejo para que te instales.

  Me dejó sola con mis pensamientos. Aproveché para guardar mi ropa y mis pertenencias. Cuando vi la hora ya eran las 8 de la noche y en verdad estaba muy cansada.

- Philippe, realmente no quiero cenar así que iré a dormir.

  Él levantó la vista del celular desde el sillón para dos personas pero no la mantuvo en mi más de lo necesario.

- Está bien, de todas formas no me apetecía cocinar hoy.

  A la mañana siguiente me levanté como de costumbre y fui a cepillarme los dientes. Pero al llegar a la puerta del baño esta se abrió de golpe y de él salió Philippe con una toalla cubriendo su cintura y su torso desnudo.

-Eh... am...yo...- me quedé congelada viéndolo con los ojos bien abiertos.

  Ya lo había visto sin remera antes, por la cantidad de veces que fuimos a la piscina en familia, y él siempre estuvo marcado, pero pareció ser que se estuvo esforzando más en el gimnasio, porque no recuerdo haber visto sus abdominales de ese tamaño alguna vez y definitivamente sus brazos estaban más grandes. Todo un hombre.

- Lo siento, me olvidé la ropa en el cuarto. Aún no me hago la idea de que ya no vivo solo.

-¿Paseas en toalla siempre?- me crucé de brazos intentando no mirar de más.

  Maldito y sexy Philippe.

- En realidad agradece que salí con esto- me dijo señalando a su cintura.

  Me puse colorada pero intenté disimularlo.

-Así que ahora eres exhibicionista.

-Modelo de ropa interior más bien, pero casi- me guiñó un ojo y me empujó un poco para ir a su habitación.

- Se dice permiso- alcé la voz, pero él no respondió.

   ¿Modelo de ropa interior eh?

  Ese fue un no muy buen comienzo.

Our Love Story (PRIMOS +18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora