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Esperaba afuera de mi habitación a Camila, quien llamaba a su madre para convencerla de dormir en mi casa esta noche.

Escuché la puerta abrirse, saliendo de está la cabellera castaña de Camila, mostraba una sonrisa victoriosa.

Me dejó, pero mañana tendrás que llevarme a casa a las nueve en punto – indicó con uno de sus dedos.

Camila, acaban de despedir a Adolfo – respondí con una mueca que mostraba preocupación.

Adolfo era el chofer; mi madre lo había despedido debido a que ya no podíamos pagarle más por culpa de mi padre. De hecho, estoy casi segura que ahora trabaja para él y su nueva esposa.

Aún sigo sin entender como tu padre tiene esposa, tan solo tiene un año que se divorcio de tu madre – dijo Camila como si leyera mis pensamientos.

Bufé. Una tristeza me invadió. Camila tenía razón, ni yo lo entendía. Tal parecía que no nos quería como él siempre lo había dicho.

¿Dónde vive tu padre? – me preguntó sacándome un poco de mis pensamientos.

A tan solo media hora de aquí – respondí. Con exactitud no sabía, ni siquiera me interesaba; de igual forma jamás iría a visitarlo.

Es a donde iremos a divertirnos un poco con Vanessa, ¿no? – alzó las cejas repetidas veces.

[...]

Tendríamos que invertir la mayor parte de la madrugada para hacer un plan. Un plan que nos resultaba bastante tentador y divertido.

Ve el lado bueno, te vas a vengar y tendremos ropa nueva – Camila soltó un chillido.

Debía admitirlo. Pensar en las dos cosas me producía unas inmensas ganas de querer hacerlo justo ahora. Vanessa lo tenía bien merecido.

Además Vanessa conseguía todo lo que quisiera; quitarle una o dos cosas sería lo de menos, quizás ni siquiera lo notaría.

¿Cuál es el plan? – preguntó, mirándome con atención.

No había cruzado una idea por mi cabeza. Pero quizás no tendría que ser tan complicado entrar a casa de mi padre.

Para empezar, ¿ellos tienen seguridad en su casa? – me miró con una mueca que mostraba preocupación –, ¿que digo casa? ¡Mansión!

Eso partía aún más mi corazón. ¿Por qué les había dado la vida perfecta a ellas cuando realmente mi madre y yo deberíamos tenerla? Es mi padre, no de Vanessa, de ella sólo es su padrastro.

Tienen cámaras – recordé.

Camila se lanzó a mi cama, representando desesperación. Tenía razón para hacerlo, de esa manera jamás podríamos entrar sin ser vistas a la casa de mi padre.

Olvidemos todo, jamás podremos entrar, Zoé – lloriqueó.

Camila se envolvió en mis cobijas, dispuesta a ignorarme lo que restaba de la madrugada y dormir plácidamente.

Debía olvidarme de la situación. Al fin y al cabo solo iba a ser venganza y diversión.

Intenté hacer la misma acción que Camila, dormir. Pero me era imposible, por alguna razón tenía insomnio. Mientras Camila ya había entrado en un sueño profundo.

Tomé el computador portátil. No podía quedarme de brazos cruzados. Realmente quería vengarme de Vanessa.

Tecleé torpemente «Cómo hackear».

Era estúpido, si hubiera esa información en internet cualquiera podría hacerlo. ¡Que inteligente eres, Zoé!

Te odio Vanessa – murmuré como si ella pudiera escucharme.

Internet me arrojó cientos de resultados. Videos tutoriales, seguramente inútiles. Mis intentos de ser una hacker habían fracasado.

¿Cómo demonios iba a desactivar esas malditas cámaras?

Quizás tan solo podría lanzarle una piedra a la cámara y romperle el lente. Aunque eso dejaría rastro de un posible robo. Y Vanessa estaría vuelta loca.

Había un resultado hasta el final de todos, que intentaba llamar mi atención, algo me decía que tenía que darle click. Sin embargo, creía que sería algún tutorial inservible.

Hackear con virus y códigos.

Di un click y me llevó a la pagina. De igual forma no perdía nada en intentarlo.

Después de haberme llevado a la pagina, abrió cientos y cientos de páginas. Quizás era una pagina que contenía virus.

Deje que esta cargara. Cuando por fin empezaron a aparecer letras y números.

Busca el código que desees.

No me resultaba para nada confiable; sin embargo era la última esperanza que tenía.

Tecleé en el buscador de aquella página «Christian Poot», el nombre de mi padre.

La pagina dejó ver algunos resultados:

Computador Christian Poot.
Caja fuerte Christian Poot.
Tarjeta de crédito Christian Poot.
Cámaras de seguridad Christian Poot.

¡Lo había logrado! El último resultado era el que quería. Aunque quizás también algún día me interesaría el tercer resultado.

Esta pagina era un tesoro. Pero realmente estaba tan escondida porque seguramente es ilegal.

Anoté el código en las notas de mi celular. Y cerré de inmediato la pagina, sería la primera y última vez que la usaría.

Ay Vanessa, no sabes lo que te espera – murmuré. Me reí en mis adentros, había sonado como una película.

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Holaaa.(:
Espero que les esté gustando.❤️

Ladrona. (Jos Canela) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora