Kiwi I

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Tras diez intentos más para convencer a Jackson de irnos a casa y dejar la fiesta para otro día decido rendirme. Es muy cabezota y cuando se le mete una cosa en la cabeza no hay quien se la saque. Parece que voy a tener que aguantarme y acompañarlo. Con lo que me gustaría poder quedarme en el apartamento viendo Netflix y tomando helado de galleta.

-Déjame al menos pasar por casa para arreglarme, he tenido un día duro en la oficina, mi jefe me ha mandado mil informes y estoy agotado.- le digo.

-Eso lo daba por hecho tío, te piensas que te voy a dejar aparecer por uno de los pubs de moda en Nueva York con esas pintas?-

-Vale, vale, mensaje pillado. Me pondré guapo para tú estúpida fiesta.- le digo subiéndome al taxi.

-Uno, no es estúpida, ya que se rumorea que en ese mismo local estuvo Lindsay Lohan la semana pasada.- pongo los ojos en blancos y le hago un gesto de que se calle para darle la dirección al taxista.

Apenas me abrocho el cinturón y mis deseos de un silencio pacífico se desvanecen cuando sigue hablando.

-Y dos, deberías dejar de quejarte y darme las gracias porque haya conseguido dos invitaciones. Si no llega a ser porque mi hermana Veronica no coge la gripe y no puede ir con su pijo y exasperante novio a la fiesta, ahora mismo tú y yo estaríamos en casa jugando a la Play como dos frikis y solitarios solteros.

-Sigo pensando que ese es un buen plan.- Le interrumpo con la esperanza de poder convencerlo una última vez.

-Cierra el pico Nathan, eres un aburrido. Don Nathaniel el aburrido – asiente - sí ese es un buen nombre, te queda como anillo al dedo.

Miro por la ventana e intento distraerme con las luces de los edificios que vamos pasando, las calles están abarrotadas de gente, y a pesar de que ya es tarde, las tiendas siguen abiertas. Supongo que por eso le llaman la ciudad que nunca duerme.

-Además tío, hace cuanto no te comes un rosco? Yo diría que desde hace cinco meses que besaste a tu prima en Navidad jugando al Verdad o Reto no has tocado a ninguna chica.

Me pongo colorado como un tomate y le lanzo una fugaz mirada al conductor para comprobar que no nos está escuchando. Que vergüenza, como se le ocurre decir eso en voz alta. Parece darse cuenta de mi reacción porque baja la voz para decir lo siguiente:

-Venga, sé que lo estás deseando, últimamente estás muy estresado.

-Eres una mala influencia, sabías?- digo intentando parecer molesto pero se me escapa una pequeña sonrisa.

-Encima... si lo hago por ti, porque eres mi amigo, y quiero que lo pases bien. Es mi manera de decirte que te quiero.

-¿Obligándome a salir de copas cuando lo único que me apetece después de un horrible y largo día de trabajo es cavar un profundo agujero en la tierra, meterme dentro e hibernar un par de meses?- le digo casi ahogándome y exhalando una gran bocanada de aire tras la larguísima pregunta.

- Sí. –un leve brillo en su pícara mirada destaca en la penumbra del taxi- Exactamente eso.

Y los dos explotamos en una sonora carcajada. 

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⏰ Última actualización: Jul 24, 2018 ⏰

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