El Comienzo De Todo

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''Era un día como cualquiera en villa ruiseñor. Un día más en un pueblo donde no me he sentido agusta y donde estoy aquí simplemente por complacer a mi marido en lo que dice como ''un buen lugar para trabajar''.
A veces pienso que estoy sola en esta vida sola y sin mucho que esperar de este matrimonio, siento que necesito algo o alguien que me haga sentir nuevamente lo que sentí hace unos años, algo que me de razón para estar bien y feliz, pero mientras este aquí de dueña de casa, recluida no lo podre hacer. Es hora de que busque un trabajo y amistades en este pruebo aunque estoy estigmatizada por ser la esposa del comisario.''
Esto escribía Barbara en su diario buscando una forma de desahogar su soledad, su falta de compañía para salir a un paseo, para conversar de lo que fuera menos política, asaltos, crímenes y todas las atrocidades que han ocurrido en este maldito prueblo en los últimos días.
Barbara luego de llevar largos minutos sentada en su sillón decidió salir a dar un paseo y quizás en pasar al colegio para poder presentarse y ofreceserce como profesora en el colegio de señoritas de villa ruiseñor.
Salió de su casa, respiro ondo y pensó - Hoy será un buen día. - aunque en su interior hay mucha desconfianza y temor.
Ella se dirigió de inmediato al colegio de señoritas y hay pidió hablar con la directora. Espero unos momentos muy complicada y nerviosa, hasta que  la señorita Guillerma la hace pasar.
-tome asiento Barbara, ¿que es lo que la trae hasta aquí?
- bueno señorita Guillerma lo que pasa es que hemos llegado hace poco al pueblo con mi esposo y queria saber si usted necesitaba a alguien más en el colegio como un profesor ayudante quizás, yo tuve experiencia en esto y bueno con un par de lecturas y clases podría ponerme al tanto de en como ayudar a las niñas a subir sus notas. Bueno claro si usted lo desea.
- Sabes barbara yo conosco a nicanor desde muy pequeño y me agrada saber que se ha casado con una mujer tan buena como tu. Por eso y porque se que alguien así dificil de encontrar te contratare como maestra ayudante ya que ya tenemos nuestras profesoras titulares y evaluaremos como podras ser más útil para la enseñanza de estarás señoritas.
-toma el teléfono la señorita Guillerma y le pide a la operadora que la contacten con la señorita moler ante la mirada de Barbara preguntándose que es lo que ella haría-
- alo! Mercedes, quería que por favor vinieras de inmediato a mi oficina.
-Bueno barbara ahora conocerás a la persona que se encargará de mostrarte el colegio y además de quien será la encargada de enseñarte todos los protocolos de este colegio.
Toc Toc - permiso señorita Guillerma me mando a llamar- Barbara sintió que por un instante su aliento se había detenido y no entendía porque.
-Barbara Roman te presento a Mercedes Moller. Mercedes ella será tu nueva ayudante.
-pero señorita Guillermina no necesito una ayudante la verdad.
-Claro que la necesitas Mercedes, ella te ayudará con las señoritas más complicadas de los cursos más avanzados.
-ok- dijo Mercedes vistosamente no muy contenta con esta nueva compañía.
- Mercedes además te pediré que le enseñes el colegio y los protocolos internos que tenemos.
- Esta bien señorita Guillermina, de inmediato.
- Barbara me acompañas por favor - con un poco de seriedad en su cara y sin nunguna mirada cruzada aun, barbara la siguio.
- Gracias señorita Guillermina, hasta luego.
Los ánimos estaban un poco densos y mientras Mercedes caminaba para salir de las dependencias de la dirección Barbara caminaba tras ella.
Mercedes le mostró los salones, los patios, los baños, y finalmente la iglesia y comenzo a explicarle los reglamentos de la escuela.
En ese momento se sentaron en un banca de la iglesia y con una Mercedes más calmada, barbara decidió hablarle de otra cosa.
- Disculpa pero si desde hoy trabajaremos juntas tenemos que Conocernos un poco mejor así que me presento 'Barbara Román' y tu eres.. - mercedes aun miraba hacia el suelo como incomoda. Pero ella sonrió al escuchar a barbara y respondió
- Mercedes Moller, mucho gusto Barbara Román- y le estiró la mano para que la apretara, y fue ahí donde por primera ves sus miradas se cruzaron y sonrieron como si por un minuto ubiesen olvidado quienes eran y solo sintieron.

Diario de Barbara Román Donde viven las historias. Descúbrelo ahora