Estar enamorada de tu mejor amigo es lo peor que puede pasarte. Lo peor. Bueno, quizás no, seguramente haya cosas peores, quizás era una exagerada, y lo más probable es que mi nivel de aguante estuviese hasta los topes, pero no podía evitar odiar sentirme así.
Conocí a Nick en la guardería, el primer día me tiró del pelo y yo le empujé contra el tobogán del patio, podría decirse que lo nuestro fue odio a primera vista pero lo curioso es que desde aquel momento nos volvimos inseparables. Lo hacíamos todo juntos y teniendo en cuenta que vivíamos cerca el uno del otro, eso aumentaba, por que estábamos prácticamente todo el día el uno en la casa del otro.
Solía quedarme casi todos los viernes en su casa a dormir, empezábamos viendo cualquier película hasta que terminábamos completamente dormidos. Ese ritual se repitió semana tras semanas hasta que cuando cumplimos los diecisiete corté aquella tradición de raíz. Habíamos crecido, y yo me había dado cuenta a la fuerza que ya no le veía solo como un amigo. Supe lo que era que tu corazón se rompiese, cuando empezó a salir con su primera novia y como después de ella vinieron más. Se había convertido en todo un ligón y yo... yo era invisible, era su mejor amiga. Había crecido y era realmente guapo. No era el típico chico que te quitaba el aliento por que sencillamente era mucho más. Tenía a Nick acoplado en la médula, a él, sus pecas, y las pequeñas arrugas que se le formaban en los ojos al sonreír.
Agatha, mi otra mejor amiga, le definía siempre a la perfección... siempre decía que Nick era más malo que la droga, que era un viaje sin billete de vuelta, como mirar por un caleidoscopio y marearse. Que chicos así no traían nada bueno, y que por su puesto era mejor que le olvidase de esa forma. Creo que durante un tiempo lo había logrado, salí con un chico una temporada pero aquello no prosperó y después simplemente recaí en algo de lo que nunca había salido, solo que esa vez traté de ocultarse incluso a Agatha. Lo estaba consiguiendo pero es que ya no podía más.
Estábamos en la universidad, y Nick no solo era uno de los chicos más populares del campus, si no que encima su dormitorio tenía lo que parecía ser una especie de puerta giratoria por donde entraban y salían casi siempre chicas. Y yo, necesitaba desaparecer.
Lo peor de todo es que cada año, justo a finales de Octubre, nos íbamos toda la pandilla de amigos a la casa del lago de Nick, y yo, justamente yo, no podía librarme y es que aunque pudiese no tenía ninguna excusa que pareciese creíble, el próximo fin de semana o lo que vendría siendo, pasado mañana... nos iríamos y no tenía excusa ni para mis padres quienes adoraban a Nick, ni para Agatha, ni para el propio Nick. Y claro no podía decir los motivos, al menos no tan abiertamente.
El caso es que fuera como fuese, ahí estaba yo, tirada en mi cama escuchando música mientras leía la novela de turno que había sacado de la biblioteca. Mi compañera de cuarto no estaba y no volvería hasta después de las navidades, lo cual aunque mi casa estaba cerca del campus, no iba mucho por que aquello era lo más parecido a ser independiente, y la independencia molaba en exceso.
Estaba enfrascada en lo que parecía ser el primer beso de los protagonistas de mi libro, cuando el móvil me vibró en la tripa. Dejé el libro con el marca páginas a un lado, y miré mi teléfono. Era Agatha. Me levanté de un salto y bajé la música para después volver a la misma posición.
-¿Vas a venir al Fallen? Estamos todos aquí.
Fallen, era el pub por excelencia de la universidad. Ahí íbamos casi siempre cuando queríamos desconectar de las clases o simplemente beber. Y aquella noche la mayoría celebraba el fin de los exámenes.
-Estoy estudiando para dos exámenes que tengo esta semana, son los finales.-Mentí y ella se dio cuenta por que se me daba fatal poner excusas.
-¿Voy a tener que ir a sacarte de la cama? ¿En serio?.
Solté un sonoro bufido y ella una carcajada.-A mi no me la cuelas Leah, asique sal de ahí ponte guapa y ven conmigo por que esto es muy aburrido sin ti.
-¿Vas muy arreglada?.-Dije al fin mientras me tiraba de nuevo en la cama. Al otro lado, Agatha empezó a dar palmas.
-Creo que me he pasado, asique ponte algo que iguale lo que llevo así no me sentiré tan ridícula.
Puse los ojos en blanco.
-Vale.... pues no sé, dame como media hora más o menos.
Colgué antes de que me taladrase la cabeza con algo diferente y me levanté de la cama de forma perezosa. Si todos estaban allí, eso significaba que Nick estaba allí. La sola idea me puso nerviosa. Saber que iba a verle siempre me tenía expectante y ansiosa, por mucho que no significase nada, yo no podía evitarlo.
Decidí que fuera como fuese, aquella noche pensaba divertirme y me planté delante del armario en busca del vestido más excesivo que pudiese encontrar. Tenía que igualar el nivel de elegancia extrema de Agatha.
Tuve que abordar el armario de mi amiga y compañera de cuarto Alisha... por que todos los vestidos que tenía en el armario eran demasiado infantiles, lo que definitivamente me obligaría a tener que comprarme ropa nueva. Alisha, a diferencia de mi, era más cañera, y su estilo era muy rockero, aún así, eso no me impidió encontrar un vestido negro con varias franjas transparentes. Quizás era demasiado atrevido pero no tenía muchas más opciones y aquella noche de pereza extrema, acabó resultando ser más experimental que otra cosa. Me puse unos señores tacones que me había comprado la semana anterior y me enfundé en el vestido, el cual parecía ser una segunda piel. Me ondulé el pelo y me maquillé lo mejor que pude, al menos teniendo en cuenta que mi neceser estaba en casa y contaba con excesos recursos.
ESTÁS LEYENDO
Dangerous Love. [Noah Centineo and Lana Condor.] 1.
FanfictionPara Leah, estar enamorada de Nick no es nada nuevo. Se conocieron desde pequeños y aunque no siempre fueron grandes amigos, su amistad se fue forjando poco a poco. No pasó mucho tiempo cuando Leah empezó a sentir algo por él. Entonces... ¿cuál era...