Apenas había amanecido, y ya todos estaban con sus rutinas, los comerciantes ya empezaban a preparar sus puestos, los panaderos ya tenían el pan enfriando, las señoras compraban los víveres para el desayuno, todo se veía normal. Había en el aire una extraña calma, como si aquel fuese a ser un día aburrido como todos los otros.
Esa mañana, la señora Hannes una mujer lisiada que vendía baratijas de cristal, había empezado más temprano de lo habitual a preparar su puesto.
- ¡Señora Hannes!, dice Trevor que ya está listo su pedido.
La señora Hannes se asombró de que el muchacho hubiese terminado ya, todos los días encargaba al leñador un montón de piececillas de madera que ella utilizaba para hacer las bases de su mercancía. Antes de ir a recoger su pedido, tomó una canastilla que escondía bajo la mesa, pensaba entregársela como recompensa a la muchacha que siempre le avisaba de sus encargos, pero para ello ésta, ya se estaba alejado.
- ¿Tan Rápido?, vaya que ese muchacho realmente es eficiente. Oye, espera. - la muchacha se dio la vuelta y se acercó - Sé que parece poco, pero ya que siempre me has ayudado con esto, quiero darte una recompensa.
- ¿Qué tiene para mí? - preguntó arrogantemente
- Hahaha, siempre tan directa he. Toma es una canasta con algo de comida, para que dé menos desayunes este día.
La muchacha tomó la canasta y la miró con indignación.
- ¿Cree que necesito de su caridad?, jajaja, señora Hannes, yo puedo conseguir lo que necesito sin ayuda, no debe gastar sus buenas intenciones conmigo, pero para que vea solo tomare esto porque realmente merezco una recompensa, no me subestime, la única razón por la cual la ayudo es porque le tengo más lastima de la que usted podría llegar tenerme a mí. - seguido de esto la chica se dio la vuelta y se fue sin siquiera agradecer.
- Hahaha, que tengas un buen día y aléjate de los problemas. - Gritó la señora Hannes ignorando ese último comentario.
Mientras caminaba por el mercado, la niña, iba hurgando en la canasta, aunque se sintió ofendida por la señora Hannes, no desperdiciaría la comida, claro que esto no quería decir que estaba agradecida sino más bien que se había ahorrado el trabajo de buscarla. Dentro de la cesta, había queso, fruta y un poco de carne seca. Vaya que aquel era un gran obsequio, hacía mucho tiempo que no comía carne. La última vez que lo hizo, le había costado una noche completa en el bosque, escondida de la policía.
Entre la multitud a lo lejos, escuchó un alboroto. Al parecer habían agarrado a un niño, pues había un grupo de cadetes alrededor de él, mientras un viejo gritaba cosas incomprensibles, parecía molesto. Lo más seguro es que ese niño había hecho alguna travesura y ahora debía responder por ella, curiosamente, la muchacha no apartó la vista, le pareció divertido ver como unos idiotas discutían por cosas que no tenían sentido, o por lo menos, no para ella.
Las personas hacían caso omiso a esto. Parecía como si aquel asunto no estuviese pasando, pues todos llevaban sus rutinas con normalidad. Luego de un rato de no ver nada más que un niño con la cabeza gacha llorando, y un hombre reclamando quien sabe qué, la muchacha se aburrió, siguió con su camino, tomó una manzana de la cesta y comenzó a comerla.
Tal parecía que aquel altercado terminaría como todos, llamarían a los padres del niño, ellos vendrían a arreglar lo que haya hecho y después de pedir una disculpa todo quedaría en el olvido. Cuando caminaba, la niña se topó con un hombre medio extraño. Iba cubierto como si fuera invierno, llevaba sombrero, bufanda, un saco largo que le colgaba hasta las rodillas e incluso guantes. Pasaba entre las personas como la muerte en busca de un alma para cosechar. Luego de verlo fijamente, e intentar encontrarse con su mirada, la chica perdió el interés, dio otra mordida a la manzana y siguió caminando. Pensando en que hacer luego de haber comido. Quizá iría a molestar un rato a las gallinas del viejo Jessie, era chistoso como todas corrían hacia las personas en vez de huir de ellas; o tal vez iría al río para lavarse. De un modo o de otro, aquel sería un día como los otros.
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No Caigas
AventuraLa historia se centra en una chica callejera que busca sobrevivir ante las inclemencias que la vida le manda. Con un oscuro pasado buscara hacerle frente a la guerra que se avecina. Valeadrista, es una mujer que sin duda alguna, muchas de nosotras q...