Eran las 2 de la mañana, y el techo de mi habitación a estas horas se habia hecho una vista demasiado habitual para mi gusto.
¿Como había pasado esto?
El tono infernal de mi telefono recibiendo una llamada me lo recordó. Una canción que durante meses me había hecho feliz, ahora sonaba parecido a cadenas que ataban mi corazón.
Me preguntaba quién era.
Eso fue sarcasmo. Por supuesto que sabía quién era.
Solo ella me llamaría a estas horas.
Me detuve un momento en la foto de contacto, nuestra primera foto juntos. Vestigios de una unión que apretaba mi corazón con fríos dedos etéreos. Deslicé hacia la derecha para contestar.
-Hola... soy yo. ¿Estabas dormido?
Desde el otro lado del teléfono podía oler el alcohol en su aliento.
-Sé que eres tú. No, tranquila. No lo estaba. -Respondí mientras me levantaba de la cama y buscaba las llaves de mi auto.
-Se que prometí que no lo haría de nuevo... pero, tenía que llamarte...-Su voz sonaba llena de pesar y culpa. Como de rutina.
Me quedé en silencio, mientras bajaba las escaleras hacia el estacionamiento del edificio.
-Te extraño... ¿Sabes? -Su boca alargaba las palabras, realmente estaba grave esta noche. -Y... me siento muy mal.
La unica incógnita que se me había presentado esta noche, sería el grado de alcoholización con el que la encontraría.
-Ya voy a buscarte, te llevaré a tu casa. No te muevas. -Hablé con seriedad. Mientras encendía el auto.
-No tienes que hacerlo... -La culpa se acrecentaba en su voz.
-Por supuesto que no. -le respondí antes de colgar.
Conduje el auto por 10 minutos hasta la discoteca. Ella se encontraba sentada al pie de la entrada y un sujeto se le estaba acercando. No se si es un buen tipo o un mal tipo, y sinceramente, mi humor no era muy bueno en las madrugadas.
-Hola, ¿estás sola? -Habló el extraño.-¿Por qué no vienes conmigo? Estoy seguro de que nos divertiremos mucho. -Continuó con un tono que a mis oídos sono repugnante.
Antes de que ella pudiera negarse, mi mano estaba en el hombro del extraño.
-No, no lo está. Vete antes de que las drogas que tienes en tu chaqueta terminen en un lugar donde ni la policía pueda sacartelas. -Espeté con acidez.
Levantó sus manos y caminó de vuelta a la discoteca. Usualmente serían mas insistentes, pero supongo que por esta noche aceptaría esta variación del patrón.
-Sí, vete. -Se levantó torpemente, tuve que sostenerla del brazo para que no se cayera.
La guié hacia el auto, la senté en el asiento de copiloto. A ella y a la botella de cerveza que tenía en la mano, tomé la botella y la tiré en la basura.
-Dios santo... -Susurré con frustración al entrar en el auto. -Tienes que parar de hacer esto.
Ella miró hacia abajo con tristeza. En su expresión podía ver que intentaba formar las palabras en su intoxicado cerebro.
-Eso último fué para los dos. -Dije con decepción, encendiendo de nuevo el auto.
-Lo siento... en serio lo siento. -Sus ojos estaban a punto de romper a llorar. -Yo... desde que terminamos, estoy fuera de control y no sé... no sé que hacer.
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Patrón destructivo.
Short StoryLas noches se habían vuelto repetitivas, uno creería que la repetición atenua el dolor. No es así.