"Había una vez un hombre solitario, decepcionado por la sociedad, se adentró en el bosque y construyó una cabaña, con los arboles que se encontraban en el. Ahí se sintió en casa, libre de las presiones del mundo, este era su templo, libre de la mirada juiciosa de la religion, su refugio contra la espiral eterna del mundo. Vivía segun su mente le dictaba, era una vida plena.
Un lago se ubicaba en el claro del bosque, a media noche, cuando habia luna llena. Todo el bosque se tornaba plateado, pero el lago seguía siendo tan azul y claro como si fuera de día.
El hombre se sentaba a contemplar la belleza del bosque durante cada luna llena.
A ún año a partir de su llegada al bosque, el bosque no se tornó plateado en la noche donde se suponia habria luna llena. Alarmado, el hombre corrió al lago, se encontro con que el lago se había tornado plateado, sobre el se encontraba un lobo, su pelaje era de un hermoso color negro que resplandecía con un brillo enceguecedor a la luz de la luna.
Solto una aullido que se grabó en el corazón del hombre, su corazón se apretó en su pecho y su alma se lleno de un pesar inmenso que aletargaba su cuerpo, despues de un momento,ojos azules que poseían un fulgor que superaba a la luna misma se encontraban resplandeciendo, dotando al bosque de una tonalidad mistica.
Ese lobo tenía los ojos mas hermosos que el había visto.
Sin embargo el temor se apodero de su cuerpo, al notar que la oscuridad se tragaba parte del bosque a donde se encontraba mirando aquella bestia magnifica.
Como si sintiera el miedo, aquella bestia empezó a olfatear, cerró sus ojos y el bosque pasó a tener un aire sombrío. Saltó de la superficie plateada y aterrizo en la hierba, a unos metros cerca del hombre.
Su instinto supero su miedo y su mente racionalizó. Poco a poco empezó a retroceder, con el lobo olfateando su esencia y moviendose en su direccion.
El hombre empezo a tomar velocidad en sus pasos, y en un instante se dio vuelta y empezó a correr en direccion a su casa con el lobo siguiendo sus pasos.
A un metro de llegar a su templo, a su refugio, el lobo abrió sus ojos, y su cabaña fue tragada por la oscuridad. El hombre se había tropezado y había caído, viendo como su lugar mas sagrado era tragado por la oscuridad, un sentimiento de perdida completa invadio su corazón.
Su mundo había sido tragado por la penumbra, se sintió como si hubiera vuelto al mundo exterior.
Sintió los pasos del lobo y el rodo hasta quedar acostado boca arriba.
Un olor a Lavanda se impregno en su nariz y su vision del cielo oscuro fue remplazada por una bestia.
Cerró sus ojos, esperando su ida al olvido, con la fría presencia de la oscuridad sobre su cuerpo.
De repente el olor a lavanda fue reemplazado, por aquella distintiva fragancia de las cerezas. Ya no sentía un cuerpo frío sobre el, sino una sensacion caliente a su alrededor.
Sintió una mano tocar su rostro, cuya piel parecía estar hecha de seda y portaba una calidez que recordaba al abrazo de una madre.
El hombre retrocedió asustado. Irónico, teniendo en cuenta la situacion anterior.
Abrió sus ojos, y quedó boquiabierto. Ya no había señales de aquella bestia misteriosa, sino que estaba ante el una joven, arrodillada, de su edad, vestida con un hermoso vestido blanco, una piel palida cual brillo de la luna, un rostro impecable con una nariz pequeña parecida a un boton, mejillas rosadas, labios pequeños de un rosa palido, un cabello de un tono plateado, elegantemente despeinado que tocaba el suelo donde ella se posaba.
