Capítulo XI.

341 33 5
                                    

La grabación.
Miércoles 31 octubre.

James se había quedado a dormir ya que en la noche de ayer no paraba de hablar sobre el caso y lo que le pasó en el Club de Jazz con esa chica llamada Lisa

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

James se había quedado a dormir ya que en la noche de ayer no paraba de hablar sobre el caso y lo que le pasó en el Club de Jazz con esa chica llamada Lisa.

—Deberíamos de salir a tomar un trago. —comentó James, pero Michael ni siquiera contestó— ¡Oye!, Dije que deberíamos de ir a tomar un trago... ¡Michael!

—¿Qué es lo que quieres?—dijo quitándose sus audífonos sin dirigirle la mirada.

—Deberíamos de ir por un trago, es aburrido estar encerrado aquí, ¡parece que estoy solo!, te pones tus audífonos y me dejas hablando solo!—se quejó.

—Hablas puras idioteces, además tu quisiste quedarte a dormir.—respondió sin importancia.

—¡Las calles de Berlín son muy peligrosas y más cuando te ven vestido formalmente!

—Y eso a mi que...Tienes auto.

—Agh, quería pasar tiempo contigo, ¿sí?, es todo. —James lo admitió

—¿Y también acostarte conmigo?, ¿en la misma cama?

—No, de hecho dormí en este mismo sofá. Solo vamos por un trago, anda.

—La respuesta es no. —volvió colocarse los audífonos.— Si quieres ve tu y sal a divertirte solo.

James suspiró y se recostó en el sofá.
Mientras tanto, Fassbender escuchaba una y otra vez la grabación de ayer.

Sí, Michael había grabado toda la conversación en su teléfono, pero el sólo repetía la parte en donde hablaba con Hugh.

"Mi amigo tiene un bar cerca de aquí, deberías conocerlo, se llama Attitude."

Fassbender se levantó de inmediato junto con su teléfono.

—¿Qué haces?—preguntó James, Michael no respondió, solo tomó su ropa y se metió a la ducha.

Después de un rato, James vio a Michael, el cuál se había arreglado algo diferente a lo que siempre usaba.

—Linda chaqueta.

—Gracias. —dijo al agacharse para abrochar sus zapatos.

—¿Vas a algún lugar?—preguntó McAvoy.

—Iré a pasear por ahí.

—¿A dónde?

—Al hospital. —sonrió, terminó de abrocharse sus zapatos y salió.

Bienvenido a Berlín.  -Fassavoy.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora