Miraculous Frosting - (Miraculous Ladybug/Jelsa Crossover) • Próximamente •

Callejón

Esa noche y el día siguiente serían definitivamente raros, se planteó Jack, al llegar a su casucha y que el ambiente estuviese... Tranquilo. Esperaba que Kani estuviera frenético tras el susto paranormal (que orgullosamente Jackson le hizo sentir), y estaría gritando, pegándole a las paredes, hiperventilando o al menos pateando gatitos indefensos de la calle. Pero NADA. Para cuando llegó, el resto de la pandilla se había largado con su parte del motín mientras Nick y Kani separaban sus partes de los brillantes, apenas echándole una mirada al pelimarrón al entrar. Para su suerte, no le dirigieron la palabra siquiera, ni sobre lo que había pasado. De nuevo, NADA.

Ahí entendió el chico que ni siquiera debía preocuparse por si eran perseguidos tras semejante conmoción en su primer asalto. Esos tipos eran unos profesionales y seguro ya se habían encargado de ello y podrían seguir con sus vidas como siempre, en ese cuchitril y la lata que llamaban auto que ya no estaba.

Jackson suspiró y fue a su cuarto, la adrenalina se había drenado del todo, dejándolo seco de energía. Lo único en lo que elegia pensar era en la cara de susto del grandote Kani, más valioso que todo el oro del mundo. Pero aún así quedaban dudas rondando en su mente, imágenes del trozo de metal, la sensación de frío... "No, es imposible que vuelva a suceder. Ahora todo volverá a la normalidad, estoy seguro. Y yo volveré a ser normal... ¿no?". Todo aquello que quería olvidar, ignorar al menos, por el resto de su vida le hacían dudar más y más, tanto que su cabeza podría explotar de ansiedad. Por fin todo se acalló una vez que cerró sus ojos y se hundió en un intenso sueño.

Dormir era la única escapatoria a toda esa locura.

Pero Elsa no había podido pegar un ojo, y desayunaba con la peor pinta posible, enmarañada y con ojeras hasta los pies, la boca abierta y mirada perdida. Y con esa pinta pensaba afrontar su día como sus padres. En verdad su familia entera se veía así tras el shock de la noche anterior, pero ninguno había presenciado lo que ella.

No habían pasado la noche entera preguntándose por qué él, qué era el trozo plateado. Sin embargo, ella ya tenía sus respuestas y no pensaba ignorar su ira ante ese, ESE MALDITO PSICÓPATA, IDIOTA, ENTROMETIDO, ¡CÓMO CARAJOS! ¿EN QUÉ RAYOS ESTABA PENSAND-

—¡Elsa! — su hermana la sacó de sus pensamientos. La veía algo tensa pero sonriente, ¿Animada?— ¿Qué te ha hecho el pobre panqueque para que intentes asesinarlo?

Al parecer había intentado cortar lo tenso del momento entre ellas, antes de que Elsa se vistiera y fuese a la escuela, no como Anna que se tomaría el día libre por causas razonables. Elsa no tenía nada que decir, soltó de mala gana el tenedor que tenía clavado en esos pobres panqueques y un seco "no tengo apetito". 

Era la primera y esperaba última vez que tenía tantas ganas  de confrontar al estúpido de Jackson en ese laberinto de aulas y pasillos, por suerte bastante poblado, al que llamaban escuela. Aunque estaba tan cansada y aterrada a la vez que no sabía si lograría asustarlo al menos. Bueno, asustarlo sería imposible, pero llevar toda su ira y enfrentarlo seguro.

Y para su suerte, no se lo cruzó en todo el día. Tampoco habló con nadie, no es que antes también se relacionaba con personas, pero guardaría su aliento furiosos para él. Si es que aparecía...

Elsa comenzaba a perder esperanza y esa llama de ira, hasta que terminaron las clases de ese día y su adrenalina llegó a mil al ver al renacuajo castaño, "¿castaño? Habrá usado peluca" en la mismísima salida de la escuela.

  —  ¡TÚ! —  lo señaló frente a la horda de adolescentes que salían también. Jackson se dió la vuelta, la sorpresa pasó a ser un ceño fruncido y sin más ni menos, echó a correr en dirección a su casucha. —  ¡¿Pero qué?! —  Elsa gruñó entre dientes y lo siguió a todo pulmón, casi tropezando y perdiendo su mochila en la persecución. Era casi cómica la escena, la víctima persiguiendo a su maltratador, el ratón corriendo tras el gato, pero Elsa estaba demasiado iracunda y confundida como para reír.