One-Shot

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Hoy era un día especial, más frío de lo normal y con un cielo oscurecido por unas nubes grises que amenazaban con romper en llanto. Era el cumpleaños de Lysandro. Lo conocía a la perfección y encontrar el regalo perfecto no era ningún problema, sino envolverlo, las manualidades nunca se me han dado bien y no quería estropearlo.

Mientras veía como una señora me hacía el favor de envolver el regalo de Lysandro, no pude evitar imaginar la expresión que él pondría al desenvolverlo. Era el nuevo disco de su banda favorita, muy costoso por cierto, y difícil de obtener. Pero todo valía la pena por verlo sonreír.

En esta pequeña ciudad, fría y solitaria, lo único que me llenaba y le daba sentido a mi existir era él, además de la música, por supuesto.

Pague por la envoltura y salí rumbo a una cafetería que quedaba cerca. Me senté en una mesa del exterior y pedí un chocolate caliente con malvaviscos, ¡la mejor bebida que pudiera existir! Una vez que lo tuve en mi mesa, tomé mi celular y le marqué a Lysandro.

–¿Bueno?

–¡Feliz cumpleaños!–respondí sonriendo nada más escuchar su voz.

–Adeline...

–Eh... Sí, soy yo. ¿Sucede algo?–No parece muy feliz de recibir mi llamada...

–No, disculpa. Simplemente no esperaba que me llamaras.

–Pero es tu cumpleaños–Dije sin ánimo–. ¿Pensaste que lo olvidaría?

–No, solo... ¿Sabes? No importa, tienes razón.

–... Quería verte, ¿te parece que llegue a tu casa en unos diez minutos?

–Adeline, en verdad lo siento, pero tengo algo muy importante que hacer, voy de salida de hecho.

–Entiendo...–¡ni una mierda!–. Hablamos luego...

–Sí, ¿Adeline...?

–Dime.

–Te amo.


Colgó.

El tono muerto de la llamada era lo único que escuchaba, era agobiante, pero tampoco quería colgar aún, aunque él lo había hecho ya... Me quede presa en el abismo de sus palabras por un instante, hasta que termine y deje un billete en la mesa, ignorando por completo que valía el doble de lo que costaba el chocolate.

Saque mi celular, colgué finalmente y, poniéndome audífonos, me puse a escuchar música mientras caminaba con el regalo de Lysandro por la calle sin un rumbo fijo.

En la llamada... Lo noté frío y distante, me pregunto si estará bien... ¿Debería visitarlo? Dijo que iba de salida, pero nunca dijo que no fuera...

Lo pensé un poco más, y llegue a la conclusión de ir. Necesito verlo y espero que él necesite verme. Estos días no hemos estado hablando mucho y temo que haya algún problema, –en cualquier caso–, lo resolveremos.

La casa de Lysandro no estaba muy lejos de la cafetería, por lo que llegue enseguida. Enderece mi postura y me dispuse a tocar el timbre.

Nada.

Toque un par de veces más y lo mismo. Lysandro antes vivía con su hermano en un piso, pero hacía ya un año que se mudaron a esta pequeña casa por la muerte de sus padres. Hurgue en la maceta que había al lado de la puerta y donde debía haber una llave.

–¡Ajá! –exclame al encontrarla.

No creo que le importe mucho si entro, existe esa confianza entre nosotros, y, aunque parezca que soy una obsesiva acosadora, no lo soy. Mis intenciones son buenas, "sorprenderlo por su cumpleaños", es lo único que quiero, eso, y ver su bello rostro sonriendo.

Your eyesWhere stories live. Discover now