Capítulo 01

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Un nublado cielo era cubierto por colosales masas de aire,  anunciando el arribo de una tormenta que abarcaría todo el pueblo de Konoha, con la oscuridad de la noche y el ambiente engorroso, el singular destello cual brasas furiosas surgiendo de chozas humildes y cenizas desplazándose con la brisa . El exterminio de cuerpos humanos cercenados por la mitad, sustrayéndoles su esencia rojiza, arrebatando toda  vivacidad en ellos. Una rubia de intensos ojos esmeralda contemplaba con angustia por la ventana el masacre esperando que su esposo regresara sano y salvo. 

—Mamá ¿Qué sucede?—cuestionó su hija mayor de apenas unos siete años.

—No es nada, contengan la respiración y si es necesario tápense los oídos, no salgan por ningún motivo hasta el amanecer—ordenó con preocupación.

La niña mayor, se dedicó a asentir con la cabeza, el más pequeño se encontraba sollozando sin consuelo, temblando por los desgarradores gritos de fuera.

—¡Quiero a mami y a papi!—siseó el pequeño.

Antes de que una sola palabra pudiese ser pronunciada de sus labios, la puerta fue toscamente abierta, y cerrada. Era su marido, con un semblante horrorizado y titiritando en el intento. 

—¡Los vampiros ya vienen, rápido Mebuki, no tenemos tiempo!—gritó, y acumulando todos los muebles de la vivienda. La fémina se esforzó mucho por mantener la compostura delante sus hijos, retiró con rapidez las gruesas y pesadas tablillas del sótano, escondiendo a ambos infantes por debajo de la residencia.

—¡Vivan, manténgase unidos siempre!—aseveró 

—¡Mami!—llamaron.

La mujer escrutó con desaliento la situación, llevando una mano a su rostro limpiando el sudor,  conformándose saber que su último recuerdo sería la seguridad de sus seres más amados. Ocultó con prisa las tablas de abeto en compañía de una abultada alfombra por encima, dirigiéndose hacia su marido para retener la entrada y prolongar la llegada de los pura sangre. La barricada fue infructuosa y la fuerza de ambos padres ineficiente, el acceso fue derribado con los muebles de por medio por una asombrosa corpulencia que lanzó ambos cuerpos al suelo, las pisadas detonantes, olfateando el entorno a su paso, la distinguida piel lechosa y los temidos ojos rojos que resaltaban y brillaban con vigor por debajo de su ennegrecido manto. 

Con dificultad, el padre intentó levantarse, sintiéndose mareado en el acto por el amplio impacto recibido notando a su esposa aún tumbada en el piso espaldas suyo. 

—¡Qué es lo que quieres...!

Su aliento fue arrebatado con brusquedad siendo alzado del cuello, unas filosas uñas con restos de carne humana por debajo de ellas tomando con la mano libre una robusta varilla de madera que había quedado regada por la destrucción de lo que solía ser la indumentaria del hogar, ahora sólo eran escombros, atravesando el torso del hombre con agresividad, el pelirrosado tosió sangre girando su cabeza y atisbando al gran amor de su vida dando continuidad a su anticipada muerte.

Dulces Mordidas | Adaptación SasuSakuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora