Capítulo 13

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Capítulo 13:

Lilianne estaba acostada, dejando que sus pensamientos volasen sin percatarse del tiempo. Se recuperaba en el hospital, por lo ocurrido hace 2 años. Unas manos cálidas se posaron sobre sus hombros, haciéndola despertar poco a poco.

-Lilianne ...-oyó decir a su padre.

Las lágrimas empezaron a desbordarse, sin dar previo aviso, de los ojos de Lily. Agarró fuertemente de la camisa de su padre y lo abrazó, como si no hubiese un mañana. No quería separarse de él. Hacía mucho tiempo que no sentía esos cálidos y sinceros abrazos.

-Lo siento mucho papá …

-No es tu culpa cariño. Si hubiera estado contigo no hubiera pasado nada de esto.

-Pensé … que iba a empezar una nueva vida, aquí, en Corea. Pero … -susurró esta mientras secaba sus lágrimas, en vano.

Se separaron y se miraron. Charlaron un buen rato. Mas bien, Christopher le contaba a su hija los cambios que se han producido en EEUU, solo para olvidar su evidente malestar. Pasaron unas horas más, hasta que terminó la hora de visitas. Se despidieron amargamente, como si no se volviesen a ver. Las luz natural del sol se oscurecía, dejando paso a las luces brillantes de los vehículos, edificios y farolas. El sueño se fue apoderando de ella, sin tener oportunidad a vencerlo. Después de un apacible sueño que no tuvo en mucho tiempo, se sintió rejuvenecida. Estiró sus brazos mientras bostezaba. Una vez desperezada, se destapó y se levantó con algo de dificultad de la cama. Caminó torpemente hacia la ventana, apoyando sus codos sobre el poyete de esta. La suave brisa matutina rozaba su rostro y sus ojos se entrecerraban a causa de los primeros rayos de sol. De repente, oyó la puerta corredera abrirse fuertemente. Ella se giró asustada, encontrándose con los ojos de Hye Sun. Había oído decir que Sun había saltado a las pasarelas llevando vestidos mas caros que su propia vida. También apareció en anuncios de perfumes de un olor exquisito que te maravilla. Las lágrimas caían por sus mejillas, impidiendo ver sus ojos tapados por sus exclusivas gafas de sol. Los pasos de Sun se acercaban a los inmóviles de Lilianne. Un cálido abrazo fue dado por Sun, y recibido por Lily. Se sentía tan bien … El cuerpo de Lilianne se tensó, para luego relajarse.

-Lily … te extrañé tanto ...-susurró Sun en un llanto.

Lilianne, sin palabra alguna, fijó mejor su vista en la de su amiga. Su cabello oscuro que ella siempre recordaba por los hombros, ahora estaba cortado a la altura de su cuello, con un color almendrado y reflejos dorados. Se quitó las gafas de sol. Su estupendo maquillaje ahora estaba corrido. Las manos de Lily empezaron a sudar. Estaba tan inferior a ella que le daba vergüenza incluso respirar el aire que compartían.

-Lily, ¿cómo estás?-dijo Hye Sun mientras se secaba las lágrimas.

-Bueno … he estado mejor.

-He sido tan egoísta …

-¡Ni se te ocurra decir eso Sun!

-¿¡Por qué no he estado contigo!? ¡Si tú sufres, yo sufro!

-Nadie sabía que el cerdo de física me iba a …

-Una razón más para decir que tenía que estar a tu lado.

Después de calmar a Sun, empezaron a charlar. La vida de Hye Sun había cambiado muchísimo, como había adivinado. Después de ganar la beca de la escuela de danza clásica, alguien fijó los ojos sobre ella para ser modelo. A partir de ahí, tuvo la vida que cualquiera siempre quiere. El cual siempre sueña. Contó que participa en varios centros benéficos.

-Oye Lily. Quiero proponerte algo.

-Dime Sun.

-Quiero que vengas a vivir a mi casa. Es enorme, pero está muy vacía.

-Me … encantaría … pero no quiero manchar tu reputación.

-Nunca la mancharías Lily. Óyelo bien. Nunca.

Como siempre, la hora de visitas se terminó, y aunque fuese famosa, no podía quebrar las reglas del centro. Una vez se marchó de la habitación, Lilianne se volvió a asomar por la ventana. La marea de paparazzis y los flashes de las cámaras sorprendían a Lily. Una vez vio como Hye Sun entró en su limusina, la chica cerró la ventana y se tumbó en la cama. Pasó un mes ya del ingreso de Lilianne al hospital. Sun recogió a Lily en ese largo vehículo de color negro. El chofer abrió la puerta para que ambas subiesen.

-Cuando lleguemos a casa, te haremos un cambio de look IMPRESIONANTE.

-M-me asustas Sun.

-No te asustes. Vamos a sacar lo mejor de ti.

Los ojos de Lilianne se abrieron asombrados. Era una casa enorme. Con todas las letras. Ventanales enormes, un jardín bien cuidado, una magnífica piscina … Sun cogió la mano a Lily y la arrastró hacia la enorme entrada. El interior estaba decorado con colores modernos pero cálidos y reconfortantes. Sin tiempo para admirar la casa, Lilianne fue arrastrada hacia la planta superior. La habitación donde se encontraba era espectacular.

-Bueno, aquí te vamos a hacer el asombroso cambio de look mi querida Lily.

Sin más unas personas la sentaron en una silla, rodearon su cuello con una plástico y empezaron a cortar el pelo enredado y maltratado de Lilianne. Le hicieron un bonito corte. Era estilo francés, corto por la nuca y alargándose por los extremos. Le pusieron un tinte color miel con reflejos cobrizos que se veían a la luz del sol. Después de ello, llevaron a Lily a otra habitación que supondría que era el cuarto de baño. Unos 30 minutos y Lilianne se encontraba limpia. Después de marcharse los peluqueros, solo se quedaron Lily y Hye Sun.

-Ahora me toca a mi.

Sun empezó a probar a Lilianne miles de prendas de tacto delicado. Por fin elegido el atuendo, salieron a tomar algo. Una vez sentadas en la limusina en dirección a un exclusivo restaurante, Sun dijo algo que a Lily le llenó de emoción.

-Voy hacer cada día de tu vida, una aventura.

Bajaron del gran coche alargado. La puerta acristalada daba sensación de lujo a aquel lugar. Camareros realmente erguidos tomaban las notas de los estirados clientes, los cuales podían secar el sudor de su frente con varios billetes. Tomaron una mesa de madera de roble pintada de negro. Su tacto era suave ante la rudeza que imponía la pieza. Un mantel tan blanco que hacía cegarte, fue colocado sobre la mesa, con la continuación de brillantes y relucientes copas y cubertería de plata. A continuación le ofrecieron la carta forrada en una piel de color negro. Hye Sun pidió una comida rara para los oídos de Lily, así que esta pidió lo mismo. Una vez sirvieron la comida, Lilianne se quedó mirando. Era bastante pequeña, y no iba a llenarla como para quitarle el hambre.

-Creo … que no tengo hambre.-habló Lilianne decepcionada.

-¿Eh? ¿No quieres?

-Es que es tan poca cosa que …

-Pruébalo. Está bueno.

Ella hizo lo dicho. Su sabor era exquisito. Pero aún así no le agradaba tan poca comida. Al terminar de comer, salieron del restaurante y entraron una vez más a la limusina.

-Oye Lily.-dijo Sun mientras se colocaba la falda al sentarse.

-Dime.

-¿Te sigue gustando Jimin?

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⏰ Última actualización: Jul 21, 2014 ⏰

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