CAPÍTULO 14

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El incesante temblar de mis dedos, junto al nerviosismo que se ha instalado en mi sistema, convierten de repente los pocos segundos que tardo en correr hacia mi hermano con la pierna a rastras, casi en horas.

Mis brazos cansados y doloridos por el golpe contra el suelo se envuelven alrededor suyo con tanta fuerza que parece que vayan a romperse.

—¿Estás bien? ¿Dónde has estado? ¿Te han hecho daño?—Comienzo a bombardearle con preguntas innecesarias en este momento pero necesarias para mi sistema.

Él no contesta, se limita a dedicarme una sonrisa sin humor y me obligo a soltarle.

—Estoy bien, perfectamente.—Me agarra el rostro entre sus manos y limpia las lágrimas de mi rostro que hasta ahora no sabía que había derramado.

—Ejem...—Es Ethan el que finge toser a nuestra espalda y nos giramos bruscamente.—Siento interrumpir el precioso reencuentro que entre bombardeos y disparos estamos viviendo, pero tenemos que irnos.

Asiento, envolviendo mi mano en la de Jake. No pienso soltarle hasta que estemos lejos de esta pesadilla.

Nos agachamos los cuatro, pasando uno detrás de otro tras los objetos de la sala que nos protegen de los disparos.

—Id por ahí, nosotros iremos por allí.—Comienza a señalar a todos lados mientras le observo con el corazón en un puño.—Nos encontraremos dentro de una hora en el viejo roble.—Se acerca a mí mientras niego con la cabeza y me da un beso en la frente.—Cuida de ella.—Dice en dirección a Ethan y le agarro del brazo cuando pretende alejarse.

—¡No! ¿Qué estás diciendo? ¿Te vuelves a marchar? ¡No! Yo voy contigo.—Exclamo, sin soltarle el brazo, esperando que diga que acepta y que no me volverá a dejar.

—Aria, te prometo que en un ahora me volverás a ver, pero yo no te podré proteger como Ethan lo hará. Él es tu guardaespaldas.

—Y tú eres mi hermano, el único que tengo.—Espeto.

"Y lo único que me queda."

—Todo saldrá bien. Confía en mí, debes permanecer con Ethan y obedecerle.—Se acerca, y peina un mechón de mi pelo detrás de la oreja.—¿Recuerdas lo que te dije?—Asiento, aunque no quiero recordarlo, y sonríe de nuevo sin humor, solo para hacerme saber que lo ha entendido.

Me da un beso en la mejilla y luego siento mi corazón partirse de nuevo, cuando observo cómo se aleja de mí, corriendo y sin mirar atrás mientras grito su nombre.

Un agarre fuerte y firme me hace girar de vez y un trozo de techo cae justo a mi lado, haciéndome saltar en el sitio y soltar un grito desgarrador.

—Vamos, por aquí.—Dice Ethan y me limito a seguirle con los puños apretados, limpiando las lágrimas de mis mejillas con la manga de mi sudadera.

Escuchamos unos gritos desgarradores, como si alguien estuviese quemándose vivo, y me acerco a la puerta sin que Ethan me lo permita.

Mis ojos reparan primero en la chica atrapada debajo de lo que parece ser un trozo de techo, y siento cómo se me congela la sangre. Me acerco para ayudarla, y no es hasta que estoy a escasos centímetros de ella que me doy cuenta de su pierna.

—Oh dios mío...—Susurro y me agacho, sin centrarme demasiado en la pierna amputada al otro lado de la sala.—Tenemos que ayudarla...—Exclamo en dirección a Ethan, quien se mantiene a mi espalda, vigilando.

Pero antes de que pueda evitarlo, antes de que logre tirar de ella para sacarla, una nueva explosión suena en los alrededores y su cráneo es aplastado por una estantería. Suelto un grito de puro de puro horror y Ethan tira de mí con todas sus fuerzas.

GUARDAESPALDAS •¡YA A LA VENTA!• ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora