ᴄᴏᴍᴘʟᴇᴛᴀ
Lydia Martin daba todo por salvar una vida. Era su vocación. Una pasión indiscutible por su trabajo como doctora y un buen corazón eran las cosas que más la caracterizaban; pero normalmente la gente buena debe enfrentarse a situaciones difí...
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SEMANA 14
ELLA TRATÓ. Dios sabe que ella trató de acompañar a su mejor amiga en las locuras que estaba cometiendo, pero con el pasar de los días, la situación se había tornado insostenible.
Ver a su mejor amiga feliz al lado de un hombre debería hacerla feliz a ella también. Debería. Y seguramente lo haría si ese hombre no le pusiera los pelos de punta. Pero había algo que no podía entender y era cómo podía ser feliz a su lado si todo a su alrededor estaba cayéndose a pedazos.
Él era el uno de los asesinos, y vale repetir la palabra asesino, más buscados a nivel internacional. Y sin embargo ahí estaba, desayunando con la pelirroja, corriendo su pelo suavemente para dejarle un beso en la mejilla, mirándola iluminado.
Allison no dudaba de que estaba enamorado. Lo estaba, eso era de lo único que estaba segura. Lo comprendía ¿Quién no se enamoraría de una persona con un alma tan pura como la de su mejor amiga? Ella era la luz que le faltaba a su vida. La diferencia entre la mirada que le daba a Thomas o la que ella misma recibía, y la que le daba a Lydia, era casi abismal. Si le prestabas la atención suficiente, era notable que las únicas sonrisas que el hombre dejaba mostrar eran dirigidas hacia ella y que cada vez que miraba en su dirección, sus ojos se suavizaban de una forma que podrías llegar a pensar que dentro de ese hombre había realmente un alma.
De todas maneras seguía teniendo sus dudas.
Pero el antes y el después lo marcó su mejor amiga el día que le dijo que lo amaba. Ahí supo que tenía que hacer algo, que esto se le estaba yendo de las manos. Sus vacaciones estaban llegando a su fin y debía actuar.
Ella sólo quería protegerla, y si eso significaba que debía sacarla a la fuerza de este desastre, que así sea.
Por eso es que Colton se encontraba parado en el medio de la sala de estar de la casa de Lydia en ese mismo momento.
—¿Donde está? —gritó el rubio prepotentemente, buscando a Mitch con la vista por todo el lugar. Su mano agarraba fuertemente el brazo de la pelirroja, samarreándola cada vez que hablaba. Instantáneamente, Allison se arrepintió de haberlo llamado, desconociendo la parte violenta de Colton de la cual Lydia no le había informado.
La mujer que sostenía con fuerza permanecía callada a pesar de su insistencia y el dolor que comenzaba a provocarle. Lo miraba alarmada e inmóvil para luego mirar a su mejor amiga -quién agachaba la cabeza avergonzada- y de nuevo al agresivo hombre en su casa, sin decir una palabra. No importaba si Mitch ya había decidido escaparse al ver todo este problema desde su escondite; por más que el dolor en su alma y el pánico de no volver a verlo comiencen a abrumarla, ella jamás lo traicionaría diciéndole a Colton donde podía llegar estar.
