Miércoles; dieciocho de julio.
Por la mañana un hambriento Harry deambulaba por la casa, en unos simples bóxer y una camiseta tallas más grandes que las suyas, que, sin embargo, eran de él. Había dejado de usar la ropa de Zayn.
Talló sus ojos abriendo la puerta del refrigerador, la cocina le causaba escalofríos, así como anteriormente su habitación, el baño y la sala. Sentía ese dolor oprimiéndolo, no era para nada la primera vez.
—¿Buscabas algo?—escuchó una voz ronca detrás de él, dándose cuenta que duró mucho pensando y dejando la puerta del refrigerador abierta, a Zayn eso no le gustaba.
—Uh, sí. Algo para desayunar, pero no sé qué.—respondió simple, dándole una sonrisa y sacando una botella de jugo natural, de esas con las que Zayn lo consentía, saliendo de la cocina con rapidez, ahora era el turno de Zayn para sentirse miserable.
—Está bien.—murmuró para sí mismo sacando el café, la crema y el azúcar, conectando la cafetera y comenzar a preparar su café.
—Zayn, ¿no puedo salir?—preguntó el rizado, y al mencionado le dolió el corazón, quería salir del departamento, y no lo llamaba más ‘papi’ ‘amor’ ‘cielo’.
—No, la tormenta sigue fuerte.—y no mentía, las ventanas estaban a nada de romperse si el viento no paraba un poco, y el agua azotaba por completo los techos, ventanas y demás.
—Está bien, voy a ducharme.—Malik asintió, esperando unos minutos para seguir el camino que su niño tomó, quiso abrir un poco la puerta, pero esta tenía seguro, él nunca lo ponía.
Odiaba que Harry le temiera.
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Eran las ocho de la noche, Harry dormía de manera plácida sobre el cuerpo de Zayn en el sofá, este acariciaba todo lo que podía, y le era permitido, amaba observar a su mocoso.
Después de unos minutos Harry despertó, sonriéndole somnoliento y sentándose sobre él. Zayn lo observó maravillado, Harry era como un niño pequeño, con el que debían ser cuidadosos en extremo, pero sabía también que Harry era todo un hombre, porque lo era más allá de su rol sexual, al que siempre le disgustó que sus amigos criticaran a Harry. Ellos pensaban que ser gay estaba bien, sin embargo, si era pasivo, su sexo cambiaba, y Harry era más mujer que hombre; odiaba ese estereotipo.
Sonrió cuando el menor lo hizo, y sorprendido sintió los labios del rizado sobre los suyos, hacia mucho que Harry no iniciaba un beso. Correspondió colocando una mano sobre la mejilla del rizado y otra en su cintura, acercándolo con suavidad a su cuerpo en un intento de dominar el beso, sintió al menor flaquear, lo que significaba que necesitaba aire, así que lo separó con suavidad de sus labios, Harry dio un respiro grande y volvió a los labios de Zayn, ahora envolviendo sus brazos en su cuello, sintiendo calidez al estar ahí de nuevo. Sintió las manos de Zayn recorrerle los muslos, y una ola de sentimientos le atravesó, haciéndolo alejarse.
—¿Hice algo mal?—preguntó el moreno, y Harry observó sus labios, rojos y brillantes, su corazón se estrujó, y sus ojos se llenaron de agua.
—Aún no estoy listo, Zayn. Perdóname.—murmuró, levantándose de sus piernas y yendo directo a la habitación y encerrarse bajo las mantas.
Él lo miró irse.
A veces quería rendirse.
Pero Harry merecía que luchasen por él.
Valía la pena luchar por Harry.
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CASTIGOS - ZARRY STALIK (EN EDICIÓN).
Hayran KurguÉl amaba a Zayn, y seguiría con él incluso si debía morir.