—Ya déjalo, Minhyun. No te estás haciendo ningún favor.
Dos minutos pasaron y no había respuesta alguna. Jaehwan lo sabía, pero aún así siempre intentaba frenar a su amigo.Minhyun había comenzado a fumar desde algunos meses, regularmente, todos los días, casi dos cajetillas diarias. ¿Qué lo había llevado a esa horrible adicción? Jaehwan no lo sabía con exactitud, pero estaba seguro de que el chico en cuestión, no quería ser ayudado. Pero, nunca se había rendido, ¿por qué habría de hacerlo ahora?
—Te dije que lo dejes, hyung. No puedes entenderlo...—susurró débilmente, tomando con cariño la muñeca del mayor para quitar el cigarrillo a medio consumir que descansaba entre sus largos dedos. —pero ésta adicción te está consumiendo.
Y hablaba con mucha angustia, porque la voz de Minhyun ya no era la misma, como tampoco él seguía siendo el mismo. Podía notar dificultades al respirar, o al correr para llegar a las clases en la universidad. Jaehwan lo notaba, y aunque cada mañana le entregaba sin dudar sus vitaminas, el mayor se estaba entregando a ojos cerrados a los efectos de la nicotina.
—Tú, chico tonto, ¿por qué interfieres en mis asuntos? —Minhyun se levantó en un parpadeo y trató de reponer la colilla en el suelo, porque era la última de su cajetilla y el resto de su dinero lo había gastado en materiales para sus clases. —No puedes tomar así mis cosas, tonto, ¿crees que son gratis?
Y ahí estaba ese fuerte picor en su garganta, el que cada vez que Minhyun lo miraba con recelo sentía. ¿Por qué no podía apreciar sus intentos de ayudarle? ¿No entendía lo mucho que significaba para él? La frustración era difícil de ignorar si veía al mayor de rodillas en el cemento frío del parque, intentando recomponer la colilla destruida, sucia, que descansaba entre sus dedos. Y verlo ahí, tan patético gracias a una estúpida obsesión, lo llevó a comprender algunas cosas que antes, quizás, había pasado por alto.
Minhyun se estaba refugiando en el humo de sus cigarrillos, porque su realidad era aun más enfermiza que unas cuántas cajetillas.
Se levantó y lo tomó por los hombros, intentando no armar una escena incómoda para algunas familias que rondaban por el lugar.
Minhyun, tú eres mucho más que eso.
—Minhyunnie, puedes recurrir a mí, siempre puedes hacerlo. —suspiró derrotado al verlo estático en su lugar, sin mover un solo dedo. —porque te quiero, y necesito cuidarte siempre.
Su corazón se detuvo, su respiración se cortó y Minhyun finalmente se movió. ¿Quizás abrir su corazón podría ayudar en algo?
Hwang se levantó, limpiando la suciedad de sus rodillas y de sus manos, dándole por completo la espalda al menor. Jaehwan pensó que no era el momento, pero su corazón insistía en abrirse y mostrarse sin más al mayor. No hay nada que temer, Jaehwannie.
Sin embargo, y aunque su mano tímidamente envolvió la del mayor, no había mucha respuesta. Él sólo estaba ahí esperando algo que, probablemente, no necesitaba ni quería oír. Sus oídos latían, su estómago se contraía y poder sentir el rechazo le tenía con los nervios de punta.
—Hyung, podemos salir de esto juntos, podemos combatir al mundo tomados de las manos si así lo permites. ¡Podríamos hacer tantas cosas! Solo déjame... déjame ayudarte.
Pero el mayor seguía sin responder, tampoco lo estaba mirando, ni apartando su mano. Él sólo estaba ahí, siendo un ser ausente mientras Jaehwan moría de nervios y ansiedad.
—Me iré ahora, Jaehwan.
Y tal como expresó, apartó con brusquedad su mano y comenzó a caminar lejos, muy lejos de él. Y aunque se advirtió mentalmente que un rechazo ya era lo suficientemente patético, gritó su nombre con esperanzas, las mismas que se rompieron al ver la silueta del mayor desaparecer.
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cigarrillos
Short Storyporque escribir esto es la única forma que tengo de alimentar mi alma #pormásmomentosminhwan !!!