La primera vez

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La primera vez. 

Allí estaba, Samuel sentado en la Plaza donde había conocido a su actual novio Guillermo, pero como a él le gustaba llamarlo: Willy. 
Hace un año que eran pareja y tres meses llevaban viviendo juntos, un gran paso para la relación de ambos que por suerte, todo iba más que perfecto hasta ese día. 
Samuel tenía sospechas de que su pareja lo estaba engañando, y en esa plaza lo había confirmado; mirando como Willy entraba en el auto de su mejor amigo Frank y observando que se saludaban de forma muy cariñosa para las expectativas de nuestro protagonista Samuel. 
Había decidido irse de allí, no quería recordar aquella escena vivida hace segundos que lo tenía torturándolo. No iba a llorar, no se lo permitiría; prefería que Willy le dijera si fue verdad esa escena o tan sólo había exagerado un poco quizás. 
Camino hasta su actual apartamento, recordado aquella escena y pensando que le diría a su amando; si es podía llamarlo de esa forma después de eso. 
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Mientras tanto Guillermo, si estaba engañando a Samuel y eso era algo que su conciencia le recordaba al momento de tratar de forma cariñosa a su amante Frank. Ambos llevaban ocultando este secreto hace tan sólo 3 semanas pero se podía decir que ambos eran feliz engañando al pobre de Samuel quien amaba con locura a Willy y haría cualquier cosa por él; cosa contraria de Guille, y no es que no lo amara, lo amaba como el primer día que se habían visto y podría decir con firmeza que cada día lo amaba un poco más pero sentía que en su relación no era lo mismo que antes, quizás ambos se habían apresurado en tomar la decisión de vivir juntos, o que eran demasiados jóvenes para tener una relación tan “fuerte” y aún necesitaban experimentar cosas para poder sacrificar un poco sus sentimientos del uno hacia el otro. 
Guillermo había sentido la mirada de Samuel cuando subía al auto de Frank pero lo que pensó fue que su conciencia estaba haciéndole una mala jugada para que se sintiera culpable del futuro daño que podría hacerle a Samuel si se enterara -y Dios quisiera que no- pensaba todos los días que se veía con su amante. Pero ya no podía soportarlo más, estaba decidido que dejaría todo con Frank solamente para concentrarse en su relación con Samuel y poder solucionar cada problema que tenían. 
Y así fue como habían decidido terminar con este engaño, Frank le costo aceptarlo pero término dándole igual todo, porque según él; “Ya conseguiría alguien con quién lo pudiese remplazar” frase que provoco un gran enojo a Guille, marchándose de forma más veloz que antes. 
Cuando llego a su casa vio a Samuel sentado en el sofá teniendo la mirada perdida pero en cuanto había entrado fue dirigida hacia él, una mirada de dolor y enojo. No se había animado a decirle nada, solamente compartieron unos pocos segundos mirándose mutuamente a los ojos hasta que Guille salió de allí para dirigirse a la cocina. 
Samuel reacciono recordando la escena y enfurecido fue a pedir explicaciones, quien claramente, Willy no sabía que decirle y se había puesto completamente nervioso. 
-¿No responderás? -insistió Samuel mirándolo con dolor. 
-No es lo que piensas, juro que…-fue lo que pudo decir Guille pero fue interrumpido por él engañado. 
-¿Me dirás que no fue real lo que vi? -grito escupiendo con desprecio cada palabra- Yo los vi bien a ambos Guillermo -dijo con dolor. 
Como un gran cobarde, Willy se fue por completo de la casa; no sabía que decirle, quería explicarle que había dejado todo solamente por él pero ya lo había arruinado todo, Samuel no lo perdonaría y sabía muy bien lo rencoroso que era su novio; por más que dijera “ya pasó todo, no importa” por dentro seguiría dolido y eso era algo que no se perdonaría por haber lastimado de esa manera a Samuel. 
Samuel se sentía frustrado, engañado, un completo idiota era lo que podía resumir en todos los aspectos de manera que lograba sentirse en estos momentos. Jamas creía que de sentirse estar en el cielo con su querido Willy, lo bajarán de una hostia por completo de las nubes; todo esto había pasado tan rápido, para ambos.
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El teléfono de Samuel había sonado llamándole la atención, “desconocido” era lo que marcaba en su pantalla y sin dudar atendió, no tendría nada que perder más que fuera una simple broma de algún idiota que estuviese aburrido. 
-¿Hola? -dijo al atender y una voz algo gruesa comenzó a hablarle. 
Samuel escuchaba atento cada palabra que me decía el misterioso desconocido que en esta historia podríamos llamarlo “Señor X” hasta que desvelemos quien es verdaderamente. 
“Señor X” le había dado una oferta, una oportunidad única que Samuel no tardo en aceptar preguntándole lugar y hora en la cual se verían, anotándolo en una revista que estaba sobre la conocida mesa ratonera que se solía poner delante del sofá. 
Gran error de dejarlo allí si lo que menos quería era que Guille viera la dirección y hora que había quedado con “Señor X”. 
Mirando la hora, fue casi corriendo a su habitación para buscar todo lo que iba a necesitar, guardándolo en un pequeño bolso que se llevaría con él.
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Los nervios le acumulaban mientras se preparaba para aquel encuentro. Se había colocado una musculosa, unas telas negras que cubría sus muñecas y puños. Se levantó algo dudoso y comenzó a caminar por aquella casa prácticamente abandonada y toda descuidada, camino hacia la habitación en la que lo esperaba “Señor X” quien ahora si podríamos desvelar su identidad, nadie sabía su nombre pero aún así se sabe que es el que organizaba peleas amateur como son conocidas, y Samuel había decidido asistir por el llamado que le habían hecho, si ganaba se llevaría una gran cantidad de dinero y con sus músculos creía que era lo suficiente fuerte para ganar. Pero en cuanto vio a lo que podría ser su contrincante, una duda terrible tenía pero era tarde para echarse atrás, y se había presentado de forma segura. 
Los ocho hombres que estaban allí en ronda se reían mientras lo miraban, salvó uno quien era el que le llamaba la atención solamente por estar en silla de ruedas, era extraño que una persona así estuviera allí pero le daba igual. 
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Volviendo con Guillermo, había vuelto a su casa seguro de hablar y confesar todo, explicando para dar solución a todo esperando que Samuel lo disculpara pero al llegar se encontró con que no había nadie. Miro la revista de reojo y se dio cuenta del lugar donde estaba, sabía perfectamente donde era y que cosas pasaban allí, toda la ciudad sabía pero nadie los detenía, no le daban tanta importancia a eso. 
Comenzó a correr hacia allá, corría con todas sus fuerzas y como nunca. Nada le importaba en estos momentos, lo único que le importaba era Samuel y poder llegar a tiempo antes de que se mandará la mayor cagada que podría realizar nunca.
Llego y Samuel salía con su bolso en el hombro, un par de moretones tenía en la cara y Guille lo regañaría por la idiotez que acababa de hacer, quería abrazarlo pero al acercarse se había dado cuenta que había sido su imaginación que le había hecho pasar una gran ilusión de que nada le había pasado a su amado. 
Samuel a todo esto, ya había comenzado la lucha pudiendo esquivar de los golpes que el fortachón le había intentado tirar, excepto uno en el estómago que lo había dejado sin aire y escupió algo de sangre. 
Cuando se pudo reincorporar, intentó devolverle el golpe pero su contrincante había sido más rápido y le dio un horrible golpe en toda la cara, haciendo que girará su cabeza volcando sangre. Se reincorporo rápido devolviendo el golpe pero había fallado para ocasionar que los demás rieran por lo ridículo que podía verse en estos momentos Samuel. Pero eso era algo que no importara, con otro golpe lo había dejado inconsciente tirado en el suelo, todos celebrando por la victoria excepto uno que se había acercado a ver el estado de Samuel, cuando se dio cuenta que de este ya no se sentía ni siquiera el pulso cosa que alarmo a todos. 
Guillermo había entrado a la habitación gritando en nombre de Samuel, la imagen que vio fue algo que no se lo esperaba, todos lo miraron correr acercándose a Samuel llorando y sujetándolo con sus brazos abrazándolo. 
-¡Llamen a una ambulancia! ¡Por favor! -suplico entre llantos Willy.
A muchos les extraño ese comportamiento, nadie sabía quién era y como sabía que él estaría aquí pero aún así obedecieron su pedido y llamaron a una ambulancia aunque muchos de allí se fueron por temor. 
-Perdóname Samuel, no me dejes -dijo entre llantos. 
La ambulancia había llegado y se habían llevado el cuerpo de Samuel, los enfermeros intentaban reanimarlo, pero esto les era prácticamente imposible. 
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Tres meses habían pasado ya, Willy se sentía más culpable que nunca pero no había nada que pudiera hacer; hace tres meses Willy estaba al lado de él, no se separaba por nada, tres meses de que Samuel estuviera en coma y por extraño caso, permanecía con los ojos abiertos pero perdido en el sueño que quizás despertaría algún día. 
Guille siempre le tenía la mano fría sujeta, no se la soltaba y si podía, lo abrazaba y besar era algo que no podía hacer. 
-Te amo Samuel -dijo llorando seguro de lo que iba a hacer- perdóname por esto pero… es lo mejor. 
Y sin decir más, le quitó el oxígeno artificial que era lo que lo mantenía en ese estado “vivo”. 
Los pitidos de la máquina se disminuyeron hasta quedar en un constante “pi” que daba la señal que ya había muerto. ¿Se arrepentiría de esto? Seguramente, pero no soportaba verlo en ese estado. Le sujeto con fuerza la mano por última vez arrepentido del acto que ya era tarde para echarse hacia atrás.

Shoots <3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora