Clarisse aún siendo una orgullosa e intrépida leona, se llevaba especialmente bien con los Slytherin, hasta el punto de sentarse con ellos a comer y pasar más tiempo en las mazmorras que en su propia sala.
Lo cual, para los Gryffindor era por así de...
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-¿Enserio me teníais que acompañar todos?- Pregunte a mis hermanos algo molesta.- Llamamos demasiado la atención.
Todos mis hermanos (hasta Marcus el novio de Elías) me estaban acompañando hasta King Cross, en donde se encontraba en andén 9 y tres cuartos. Matthew, que estaba al lado mía cargando una de mis maletas me sonrió con burla y con su mano libre cogio la mía, entrelazando nuestros dedos mientras tarareaba alguna canción infantil.
Como le odio.
-Es tu último año.- Replicó Joseph el gemelo de Elías acercándose a mi izquierda, después de esquivar a un señor.- Es la última vez que te montarás, ¿no estás triste? Es un momento en familia.
Elías se separó de Marcus y apartó a su hermano mellizo para agacharse a mi lado.
-Déjala, ya sabes que los franceses son así.- Me pico.
Puse los ojos en blanco pero aún así sonreí. En la comida, Matthew les contó a los demás "la idea loca de nuestra hermana de irse a Francia y olvidarnos" como lo llamó Denis mientras reía con los mellizos. Ninguno me tomó enserio, es más me había levantado con el himno de Francia gracias al aparato muggle que se había comprado Paul (que era de todos el más alocado con la tecnología y los avances muggles) ¡y hasta Matthew nos había servido esta mañana en vez de huevos y bacon, ¡una sopa! Encima tenía un nombre bastante raro y olía fatal.
Cuando llegamos a la entrada del andén los mellizos fueron primero, después yo y mis hermanos mayores.
Si en el callejón Diagon había mucha gente, ¡esto se pasaba! Ni en todos mis años de Hogwarts había visto tanta gente concentrada.
Pude distinguir a Elena y su hermano con la familia Nott despidiéndose a lo lejos.
También pude reconocer a la familia Zabini-Parkinson que despedían a su hijo y más allá, otros chicos de Slytherin con sus padres.
Cuando hice el amago de dirigirme hacia Elena Matthew me cogio de la cintura y me alzó.
Patalee molesta como una niña pequeña.
-¡Nos vamos a ver en Navidad!- Me queje cansada, los demás reían.- ¡Ustedes! Ayúdenme a bajar, ¿no?
Al final Matt me bajó y pude despedirme de todos, Elena y su hermano se acercaron a mi.
El hermano de Elena era un año menor que ella y cursaba sexto, al igual que los mellizos por lo que compartían habitación. Joseph y Elías se despidieron de todos (Elías con un beso al húngaro) y se fueron al vagón acompañados del menor de los Nott.
Me quede con Elena y pude jurar que se había sonrojado. Mi hermano Deni no la dejaba de mirar, sino fuera tan mayor apostaría que le había gustado.
Por la incómoda situación me despedí (otra vez) y cogi mis maletas para irme con Elena hacia algún compartimento.
Por el camino pude distinguir a Fleur Weasley (Si, después de verlos en el callejón Elena me había explicado que se había casado con el mayor de todos los Weasley) pero no la saludé, estaba junto a un montón de pelirrojos y algún que otro moreno. Parecía una familia grande.
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Casi todo el camino hacia Hogwarts me la pase durmiendo y hablando con Elena y dos de nuestros amigos, Claude Zabini y Becca Halt (que estaba también en Slytherin)
Cuando sentí que mis piernas se estaban durmiendo me levanté para dar un paseo, necesitaba caminar. Puse de excusa el carrito de dulces, Elena asintió sin ni siquiera escucharme estaba coqueteando descaradamente con Claude, ante una muy enojada Halt.
-¡Oye ten cuidado!- Escuche antes de que alguien se chocara conmigo haciéndonos caer, él, encima mío.
Me intenté incorporar al momento pero al parecer él no estaba por la labor, cuando lo miré me quedé sorprendida al encontrarme con el mimisimo Potter mayor, Elena hablaba todo el día de él, insultandolo y a la vez halagando lo guapo que era.
Tenía el pelo alborotado, de color negro carbón y sus ojos me miraban como en trance, los tenía de un café oscuro.
-Lo siento.- Dije llamando su atención.- ¿Te podrías quitar? Me estás aplastando.
Potter al parecer volvió en si porque se levantó con una sonrisa y me tendió la mano, la cual rechacé.
-Disculpa no te vi.
-Creo que eso suponía.
No sabía porque estaba siendo tan borde, hasta que recordé que empezó a meterse con mis hermanos por su orientación sexual. Empecé a enfadarme.
-Y bueno preciosa, ¿Cómo te llamas? Princesa, yo soy James Sirius Potter, encantada de conocerte bonita.
Casi me da diabetes al ver como me había lanzado cumplidos de forma tan seguida y descarada.
-Adiós.- Fue lo único que dije para volverme a mi vagón, ya me hartaría de chuches en el festín de esta noche de Hogwarts, además, el picor de mi pierna estaba desaparecido.
