Dicen que si le pides a Dios un milagro, él te lo concede. Todo depende de lo buena persona que seas en la tierra. Sin embargo, llevo prácticamente pidiendo uno toda mi vida. Mi vida es una mierda, un caos. Intento estar bien por la memoria de mi madre, quién murió hace dos años. Me dijeron que nada se puede hacer contra la voluntad de Dios. ¿Su voluntad fue quitarme la única persona que de verdad me importaba?. Ella murió de cáncer. Una batalla que no pudo ganar debido a nuestra crisis económica. Éramos mamá, papá y yo. Papá me abandonó meses después que mamá muriera y casi que lo agradezco. Él era una persona violenta y agresiva. Aún tengo cicatrices de sus maltratos. ¿Porqué Dios no se lo llevó a él? ¿Su voluntad es que basuras como esas habiten la tierra? Dios, te estás equivocando demasiado con la humanidad.
Cierro mi cuaderno y doy por finalizada mi escritura. Es una especie de diario. Después de que mi padre me abandonó, mi tía Margareth me tendió su mano y casa. Ahora vivo con ella y sus dos hijos. Steven y Alonso. 18 y 20 años. Alonso se fue a vivir a otro estado debido a sus estudios universitarios. Steven continúa aquí, arruinando mi vida. Lo odio. Desearía matarlo. Él ha intentado abusar de mí en varias ocasiones, pero lo he impedido a golpes. He aprendido a ser violenta para defenderme. Me ha amenazado con echarme de la casa si lo llego a acusar con mi tía. Ella es una buena persona y no quiero herir sus sentimientos. Además, no creo que ella crea en mis palabras, después de todo es su hijo y yo estoy aquí de arrimada.
Mi nombre es Liliana, tengo 17 años. La vida me ha quitado todo lo que he amado. Bueno, la vida quizá no. Quizá ha sido Dios. Después de todo, todo pasa por su voluntad. Mi tía Margareth ha dicho que debo orarle todas las noches. Que él me escuchará y que él aliviará mi aturdido corazón. No hay noche en que no le pida que se lleve a mi primo Steven. No hay noche en que no le pida que me devuelva a mi madre y que me de las fuerzas necesarias para seguir adelante. Pero... Él en realidad no me escucha. Steven sigue vivo, mi madre muerta y yo sin ganas de seguir. La escuela es dura. No tengo muchos amigos... Sólo una chica llamada July que se asemeja a una amiga. Soy un poco antisocial, pero es que no tolero a las personas. Son un asco. La humanidad no debería existir. No habría sufrimiento... Nunca he tenido novio, nunca me he enamorado. Nunca nadie ha llamado mi atención y nunca he llamado la atención de alguien. Soy esa típica rata de biblioteca que siempre pasa desapercibida, leyendo uno que otro libro de Romances ficticios. Fea, un poco pequeña, delgada, ojos grises y cabello negro que ni siquiera peino como lo hacen la mayoría de niñas de mí edad. Siempre lo traigo suelto y sobre el rostro.
Miro el cielo oscuro con melancolía. Hay muchas estrellas, pero no hay luna. La puerta de mi cuarto se abre y aparece mi primo. Su sonrisa me asusta.
—Mi madre se acaba de marchar al hospital —susurra acercándose a mi peligrosamente —así que ve desnudandote puta que hoy si te cojo.
Steven se arroja sobre mi y yo logro darle un rodillazo en la entrepierna. Él se retuerce dolorido y me golpea antes de irse de mi cuarto. Toco mi nariz. Hay sangre escurriendo. Los ojos se me llenan de lágrimas y maldigo. Debería acabar con mi sufrimiento de una vez. El recuerdo de mi madre aparece en mi mente. Ella está de rodillas en el piso de su habitación con la cabeza inclinada. Está orando. En su oración le agradece al señor por su bondad, por su misericordia y por aún mantenerla con vida a pesar de su enfermedad. En su oración le pide a Dios que me bendiga... Pero, madre... No le pidas al señor que me bendiga porque él no te escucha. Mi madre cae al piso convulsionando y pocos minutos después, muere. Yo no puedo hacer nada salvo llorar. Llorar justo cómo lo estoy haciendo ahora. Revivir esa noche es como una puñalada en mi corazón. Algún día estaré contigo madre... Algún día mataré a Steven. Tal vez y me vaya al infierno, pero al parecer será mejor lugar que el paraíso. ¿Será que Satanás me reciba de mejor manera?, ¿Será que Satanás si me escuchara si yo le hablara?, ¿Será que el rey de las tinieblas me bendijera como Dios no lo hace?, ¿Debería llamarlo?. No, no sé ni cómo hacerlo. Tampoco es que quiera dibujar pentagramas en el piso y rezar en alguna lengua extraña, o eso hacen en las películas. Pero... Satanás, si tú me estás escuchando te doy mi alma a cambio de felicidad y de la vida de Steven.
Un estruendo me sobresalta y una fuerte lluvia comienza a empapar toda la ciudad. Rayos caen. Uno tras otro. Es una tormenta eléctrica. Me acerco a la ventana y otro rayo cae, pero esta vez con más fuerza. Lo observo pasar, casi que en cámara lenta y una brisa gélida se apodera de mi cuerpo. Escucho una aterradora carcajada y pienso que es mi imaginación. Nunca me han gustado las tormentas eléctricas.
Cierro la ventana y me meto en la cama. Mañana será otro día. Otro día lleno de mierda.
A la mañana siguiente, me levanto temprano para prepararme e irme a la escuela. Lo hago para no toparme con Steven. Me como una manzana y me voy corriendo a tomar el metro. Por fortuna, no me encontré con mi desagradable primo. Me recuesto sobre la ventanilla y noto el día más grisáceo de lo normal. Parece que lloverá y ni siquiera es invierno.
Cuando llego a la escuela, los únicas personas que ya están acá, son los conserjes. Los saludo con amabilidad y me apresuro a ir hacia mi casillero para sacar uno de mis libros que leo siempre que estoy sola. Termino de guardar mis cosas, cojo mi libro y cuando cierro el casillero, grito asustada. Unos ojos oscuros me ven de manera peligrosa, un chico bastante alto me sonríe de lado. Una sonrisa fría que ponen los pelos de punta.
—Lily, el rey de las tinieblas no está, pero el príncipe acepta tu alma.
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Belial (Angel Caído)
General FictionParecía un ángel... Un hermoso ángel caído del cielo que me hacía tener pesadillas por las noches. Pesadillas en las que él me poseia y luego me asesinaba. Pero en realidad era una bestia sin corazón que parecía calmarse con mis besos y caricias. Me...