Capítulo 2

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Habían pasado tres horas desde que había llegado de viaje desde México, donde había rodado otra telenovela.
Por supuesto mi manager me había dejado estipulado que debía de volver en tres meses para comenzar con el rodaje de la próxima serie.
-Éxhale- Dándole como siempre la razón.
Me gustaba mi trabajo y aunque en ocasiones la fama te puede traer consecuencias terribles, es lo que tiene cuando muestras tú rostro ante las cámaras.

Nada más llegar a mi ciudad donde pretendía descansar y después viajar ha una isla donde pudiera poner mis pensamientos en orden referente a Bianca. A mi pesar, sigo pensando en ella y da igual lo lejos que me encuentre, ella no desaparece de mi mente.

Conozco a Bianca desde que éramos unos niños. De hecho su hermano y yo fuimos muy amigos, nos llevábamos como hermanos, hasta que una noche hace ya cinco años, habíamos firmado nuestro primer contrato dónde seríamos los protagonistas de una serie televisiva.
Fue una noche de locura, donde todo comenzó con alcohol, mujeres hermosas...nos divertimos sin preocupaciones hasta que al día siguiente me encontré tumbado en la cama de un hospital con varias lesiones a consecuencia de un accidente.
En ese momento no podía recordar nada, me dolían todos los huesos de mi cuerpo.
Tuvieron que pasar días hasta que por fin pude saber que Matías, mi mejor amigo y hermano de Bianca había fallecido.
Él iba conduciendo su moto recién comprada y yo mi auto. Un camión nos sorprendió saltándose una señal, me acuerdo que Matías conducía agarrado a mi coche, no íbamos a gran velocidad, pero el impacto fue tan grave que acabó con la vida de mi amigo.

Aquel golpe fue muy duro para mí, puesto que Matías,  junto a mis primos Alois y Julen y yo siempre estuvimos juntos.

Juntos, unidos...hasta que los años pasaron y nuestro odio fue aumentando tanto como las consecuencias que hemos tenido que sufrir por culpa de nuestros padres. Aunque la culpa de que Alois, Julen y yo casi no tengamos contacto es debido a mi abuelo.

El señor Damián Izur, el presidente y dueño de una de las empresas más importantes de telefónica del país.
Para los demás, es un hombre solidario, amable, buen jugador cuando debe apostar por sus acciones, y todo un caballero.
Tanto que se ha casado tres veces con mujeres más jóvenes que el.
Nunca entendí porque lo hacía, supongo que lo hace por no pasar sus últimos días solo.

Me quito de la cabeza los pensamientos de la vida amorosa de mi abuelo cuando escucho detrás de mí la dulce voz de Bianca.
Me volteo para mirarla con detenimiento, está tan hermosa que siento como mi corazón se acelera.
Ella me abraza dándome la bienvenida.
Nada más sentir su cuerpo tan delgado y frágil estrechar el mío, siento que apesar de mi altura, soy pequeño bajo su encanto.
Una bola comienza a crecer en mi garganta, mis ojos miran a la nada conteniéndome las ganas de plasmar mis labios en la suyos gritándole lo que por tanto tiempo llevo callándome y a la vez soy tan cobarde que no me atrevo a expresar lo que tengo aquí guardado en mi corazón.
La culpa me enloquece y me hace de hacer cosas indebidas.
Una de ellas es deshacerme de su abrazo dejándole claro que para mí es como si fuera mi hermana pequeña.

Ella se echa hacia atrás observándome sorprendida, me quedo quieto, decidido a no cambiar mi actitud, lo menos que deseo es hacerla sufrir, no puedo soportar ver en sus ojos el agua del sufrimiento que le pueda causar.

Gracias por venir hasta mi casa, pero no tenías porqué venir. No era necesario.

Héctor por favor no me trates así. Yo solo quería verte, desde que te fuiste a México, hace cerca de un año no he tenido noticias tuyas.

¿Y qué querías que te contase? Me imagino que habrás leído revistas, o habrás navegado por internet para saber de mí.

— Exacto. Y con las mujeres con las que te se ha relacionado.
Héctor, sabes que te quiero, me destroza tu empeño de alejarme de ti.

QUERER, NO ES OBLIGARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora