Nueva lección para el joven dragon

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 Azul, la noche era de ese color. Azul con destellos dorados que giraban a su alrededor. Pero, lo que más llamaba la atención de Alfred era el rostro de Arthur.

-Alfred.

Una descarga eléctrica recorrió su espina cuando le llamó con un brillo especial en sus orbes esmeraldas y la noche retrocedió al ocaso, cambiando el azul por un cielo de fulgor naranja y rosado.

-Ven aquí Alfred.

Al estaba hipnotizado por su voz. Un tono que nunca había escuchado hablar a Arthur ¿Por qué? ¿Por qué este Arthur se veía tan diferente al mismo de siempre?

Alfred pasó saliva con dificultad, su boca se había secado.

Caminando hacia Arthur, pasó por alto las incongruencias de su alrededor.

Alfred no se dio cuenta que la noche había regresado sobre sus pasos, pasando al ocaso, ni que las ropas de Arthur y las suyas se habían cambiado a unas ligeras, inapropiadas para el exterior, ni que cerca de ellos Leones de un anormal tamaño se recostaban a su alrededor mansos y flojos. No. Alfred solo sentía como su corazón comenzaba a latir deprisa cuando Arthur extendió sus brazos para él, recostado en una alfombra de césped suave y amarillento, llamándolo a su pecho medio descubierto.

En blanco, Alfred se dejó llevar por el calor en su estómago y un poco más abajo. Sus ojos solo se clavaron en los labios rosados de su protector y cuando estuvo tan cerca como para apreciar su aliento, despertó.

Abriendo los ojos de golpe, Alfred se quedó muy quieto escuchando solo su corazón acelerado y el cantar de aves madrugadoras. A continuación, sintiendo un calor vergonzoso bajo las sabanas se giró gruñendo por debajo.

-¿Qué demonios fue eso?

Se preguntó, echándose la almohada encima de la cabeza para esconderse de la luz del día, esperando a que ese momento pasara y que su cuerpo como mente, se tranquilizarán.

...

-Buen día joven amo.

-Buen día Alice.-Dijo Alfred al sentarse en el comedor para el desayuno.

-¿Tubo un buen sueño? -Preguntó mientras servía pan recién orneado, pan tostado y diferentes tipos de mermeladas como entrada.

Alfred frunciendo el cejo miró el esponjado pan.

-No.-dijo con un mormullo para que Alice no lo escuchara.- Tuve pesadillas.

-¿Leche o jugo? -Preguntó Alice aparentemente sin oírle.

-Café.

-¿Café? ¿Desde cuándo lo tomas?

Arthur había entrado al comedor mientras se acomodaba los gemelos de su camisa. Alice en seguida le ayudó.

-Buen día Arthur...Siempre lo eh tomado.-Dijo Alfred viendo que su taza de oscuro café estaba a su lado. Alice en verdad se movía rápido.

-Mm ¿En serio?

-El diario, señor.-Dijo Alice y salió del comedor, entrando de nuevo con una bandeja de scones y tostadas.

-Joven amo ¿Gusta sus huevos fritos o hervidos?

-Fritos.

-¿Amo Arthur...?

-No Alice, tengo que salir, no podré recibir al nuevo profesor de Alfred. Debo prepararme.

-Como guste señor.

-¿Nuevo profesor? -Preguntó Alfred y Arthur solo apartó un segundo los ojos del diario para responder.

Cría de DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora