.Dolor.

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Al escuchar las palabras del pelinegro bajó inmediatamente de su regazo y volvió a su asiento. Una vez en este miró por la ventana sin decir nada.

-Alonso- lo llamó el pelinegro, pero decidió no hacerle caso- Tienes que entender.

-No importa, sólo conduce. De pronto me dió mucho sueño- dijo aún sin mirarlo. Necesitaba llegar a su habitación pronto. Necesitaba encerrarse ahí pues las palabras de Jos lo habían herido y no estaba dispuesto a demostrar lo mucho le dolían.

Jos no dijo más y puso el auto en marcha. Cuando estuvieron frente a la entrada, el pelirrojo bajó rápidamente para adentrarse a la casa. Subió lo más rápido que pudo las escaleras y cuando estuvo en su habitación se dejó caer sobre la cama. Miraba el techo con los brazos bajo la nuca, recordaba lo sucedido y se maldecía, pues se sentía totalmente estúpido al haber pensado que Jos lo quería.

-Alonso- la voz de Jos lo sacó de sus pensamientos, giró para darle la espalda a la puerta. Estaba seguro de que Jos entraría a la habitación y lo que menos le apetecía ahora era hablar con él- necesito que hablemos- escuchó su voz aún más cerca- Alonso, sé que no estás dormido y más te vale sentarte ahora mismo o...

-¿O qué?- habló por fin- ¿Vas a darme un castigo como la vez pasada?- habló sin moverse de su posición- Hazlo Jos, hazlo que a estas alturas no me importa- estaba enojado y dolido. Tenía ganas de llorar, de gritar, de salir corriendo sin mirar atrás. Pero no pudo hacer ninguna de esas cosas, Jos había atrapado sus labios en un beso. Un beso que a pesar de todo lo dicho, le transmitía tranquilidad, dulzura y amor.

Pronto la ropa estorbaba entre ellos y como si llevaran haciéndolo toda la vida, se deshicieron de ella fácilmente. Jos besó el cuello del pelirrojo para después dirigirse a su abdomen, sus manos tocaron cada parte del cuerpo de Alonso. Acariciaba sus muslos, mientras con su boca erectaba los pezones del chico. Alonso por su parte acarició la espalda del pelinegro de abajo a arriba hasta llegar a su lugar favorito, donde como de costumbre, enredó sus dedos. Cuando Jos entró en Alonso, este le clavó las uñas en la espalda. Ambos se movieron rítmicamente, hasta que se corrieron. El pelinegro salió de Alonso mientras lo miraba a los ojos. Los dos estaban bañados en sudor, tenían el corazón acelerado, el cabello revuelto y los labios hinchados.
Jos salió de la habitación sin decir nada, mientras Alonso se dedicó a observarlo mientras se marchaba.

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¡Bebesitas y bebesitos!

Espero les haya gustado (aunque sé que no) ahre.

Diganme, ¿cuánto quieren que suba el siguiente capítulo mañana?

Si me convencen lo subo y si no... pues nos leemos el Jueves hermositas personitas💖

Les mando kilos de besos😘



Coleccionista de HOMBRES|Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora