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Miró la obra delante de ella con el ceño fruncido.
Había algo, algo que no concordaba en la pintura que ella misma acababa de crear.
Era un retrato.
Un retrato del chico del cual estaba enamorada.
Sus ojos azules no lucían tan vivos como realmente eran.
Su sonrisa no era lucía tan deslumbrante como era realmente.
Su cabello no lucía tan suave.
Cruzó sus brazos encima de su pecho y analizó su pintura bien.
Llevaba su mandil -algo manchado de pintura- unas gafas delgadas y su cabello recojido en una cebolla alta algo desaliñada.
Debajo del mandil llevaba unos simples jeans y un camisón de manga larga gris con unas pantuflas blancas.
Suspiró, y buscó los colores que le faltaban para darle más vida al cuadro.
Pero una voz le hizo sonrojarse y voltear intentando cubrir la pintura.
Era él, Naruto Uzumaki, el chico del cual estaba enamorada.
Para su mala -o buena- suerte, él volteó a verla con su gran y radiante sonrisa.
Pero su mirada cambió a una de curiosidad al ver como la chica evitaba que mirara su pintura
-¿Hinata? ¿Qué escondes 'ttebayo?- poco a poco se fue acercando a ella, intentando ver lo que ella se esforzaba en esconder.
-N-No es nada, N-Naruto-kun- tartamudeó mientras evitaba su mirada y sonreía nerviosamente.
-Quiero ver- pidió con una mirada de cachorrito, a la cual Hinata no pudo resistirse y se quitó dejando ver a Naruto una pintura de él.
-¡Woow! ¡Hinata! ¡Ésto es genial! ¡Soy yo! ¡Pintas demasiado bien!- exclamó sorprendido por el talento que desconocía de la peliazul mientras sonreía ampliamente.
Nadie lo sabía aún más que sus mejores amigos, Sakura y Sasuke, pero Naruto tenía una atracción amorosa hacia la artista.
Cuando vió que ella creó una pintura de él mismo, se emocionó tanto que casi se desmaya, aunque lo supo disimular.
-N-no es cier-cierto, tus ojos son más vi-vivos, tu cabello se ve más sedoso, tu sonrisa es más radiante, es casi tan radiante como un sol. No he podido reproducirlo exactamente- el chico no pudo evitar sonrojarse al ser halagado de aquella forma sobre sus facciones.
