Justin Bieber el más poderoso CEO de Bieber Enterprises, es un Daddy Dom,solo que él no ha tenido una pequeña en casi dos años. Él había ido a subastas, pero se iba sin nada. No le gustaban las pequeñas que veía allí.
Nezther era una hija no desead...
—Princesa —escucho a papi decir, pero pretendo no escucharlo y sigo coloreando—. Bebé, ¿qué quieres comer? —él se lleva mi crayón.
Miro hacia arriba con un puchero.
—No sé —me encojo de hombros.
—¿Vamos a hablar sobre lo que pasó antes? —arrugo las cejas.
—¿Quieres que sea una chica grande? —inclino mi cabeza hacia un lado en confusión.
Él se aclara la garganta.
—A menos que sepas por qué te hiciste daño, sí.
Frunzo el ceño, mirando hacia abajo a mis piernas. Ahora estaba usando jeans. Se suponía que este sería mi atuendo para mañana. Se suponía que debía pasar la noche en la casa de Ryan.
—No sé —repito.
Jason se sienta frente a Justin y a mí.
—¿Te gustaría que me vaya, princesa?
Niego con la cabeza.
—No, quiero que los dos estén aquí. Simplemente no sé... —susurro—. Solo quería tu atención —le dije a Justin.
Un profundo ceño fruncido está grabado en su rostro. Se desliza fuera de la cabina y se aleja, probablemente afuera para tomar aire.
—¿No te ha prestado suficiente atención? —Jace pregunta en voz baja.
Niego con la cabeza.
—La última semana se la ha pasado solo durmiendo —me burlo.
—¿Podemos hacer que esto se vaya? —miro hacia arriba para verlo hablando con una camarera. Él me da algo de dinero—. ¿Puedes pagar y dejar una propina? Voy a hablar con él —dice.
Recojo la comida y hago lo que me dicen. Me acerco lentamente a donde ellos están.
—¡¿No lo entiendes?! —escuché a Justin gritar—. ¡Sintió que tenía que matarse por mi atención!
Traigo una mano hacia arriba, sobre mi boca para contener mis sollozos.
—JuJu... —comienza Jason.
—¡NO LA MEREZCO!
Caigo de rodillas y lloro fuertemente. Ellos caminan lentamente hacia mí.
—No lo dije en serio —niego con la cabeza—. No quería que te sintieras culpable.
—Nezther... —Justin lo interrumpe de nuevo.
—Sube al auto —respira profundamente. Jason es obligado a dejárnos solos. Pequeñas gotas de lluvia golpean mi cabeza—. Mírame —exige Justin. Sigo mirando al suelo—. ¡TE DIJE QUE ME MIRES, MALDICIÓN! —Rápidamente miro hacia arriba, casi dándome latigazos—. ¿Quieres irte?
Limpio mis lágrimas.
—¿Qué? —yo resoplo.
—¿Quieres que te lleve de vuelta a la subasta? —rápidamente sacudo la cabeza. Los dos permanecemos en silencio por minutos y minutos—. Tal vez necesitamos darnos un tiempo —murmura. Miro al suelo otra vez.
No quiero estar lejos de él. Lo amo.
—¿Por qué lo hiciste, realmente? Sé que no fue solo para llamar mi atención —suspira. Me encojo de hombros, cerrandome y poniendo mi pared. Él se arrodilla frente a mí. Mis ojos siguen las lágrimas que corren por su rostro—. Puedes decirme cualquier cosa, bebé —me agarra de las manos con fuerza.
Lo contemplo por un minuto.
—Ryan —susurro—. Me estaba diciendo que has tenido niñas como yo antes, que has estado involucrado antes en esto, pero tienes chicas a un lado. Dijo que mi única forma de salir sin ningún dolor era suicidarme. Dijo que su única solicitud fue mirarme —dejé que todo salga.
Justin se sienta en el suelo mojado, atrayéndome hacia él. Me siento entre sus piernas, mi cabeza contra su hombro. La lluvia se derrama a nuestro alrededor.
—Ya no tienes que lidiar con él —nos balancea ligeramente de un lado a otro. Me levanto y paso mis dedos por su cabello.
***
En el auto, en el camino a casa;
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—¿Recuerdas esto? —él me muestra una foto en su teléfono.
Sonrío y asiento con la cabeza.
—Por supuesto que sí. Es nuestra primera foto juntos —le digo y envuelvo mis brazos alrededor de su cintura. Mueve el dedo por la pantalla de su celular.
—¿Qué tal esta?
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—Esa es mi favorita —asiento. Él sonríe de acuerdo,
—La mía también —me acurruco más en él en el asiento trasero—. Toma una siesta, nena —dice cuando bostezo.
Envuelvo mis brazos alrededor de su torso y enredo mis piernas con las suyas. Lanzamos mi asiento de seguridad en la parte posterior para tener más espacio.
—¿Está bien tu espalda? —susurro cuando cierro los ojos.
—No te preocupes por mí, bebé. Mientras estés cómoda, estaré bien —besa mi cabeza.
—Nes, ¿por qué no se pones él sobre ti? —Jason sugiere.
Asiento y abro los ojos. Me inclino hacia donde estában nuestros pies. Justin apoya su cabeza en mi pecho, agarrando mi brazo y abrazándolo.
—¿Así está mejor? —paso mi otra mano por su cabello.
