Capitulo 2 (corregido)

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Me desperté, envuelta en sudor y lágrimas. Salí a hurtadillas de la habitación, para dirigirme al baño. Había soñado con él, con el monstruo. Él mataba a Jake y yo no hacía nada. Tan solo ver, como una idiota. Sacudí el recuerdo de la pesadilla de mi cabeza.
Al entrar al cuarto de baño, abrí el cajón de las cuchillas. Cogí el recambio de una, y lo desmonté. Me remangué las mangas. Rasgué con la cuchilla mis muñecas sin llegar a hacer un corte profundo. Al sentir el flujo sanguíneo fluir por mi brazo, suspiré.
Hacía tiempo que no me cortaba. Nunca tuve claro el motivo de esto. Suponía que me ayudaba a centrarme en el dolor físico. Desde la muerte del abuelo la vida ha tenido muy poco sentido. Miré el reloj las 3:08 a.m. No podía volver a dormirme. Volvería a soñar con esa criatura. Recogí y limpié el baño. Me curé las heridas para que cicatrizaran sin infección y volví a la habitación evitando despertar a Jake. Pero cuando llegué él estaba levantado. Y llorando.
—Rylin... simplemente no puedo... es demasiado. Entre las burlas en el colegio, los sueños... me estoy volviendo loco. De no ser por ti, a saber dónde estaría yo ahora...—.
—Jake... Tranquilo, dentro de dos días iremos a aquella isla a ver si lo que el abuelo contaba era verdad— dije. Seguidamente, pase mis brazos por su cuello y lo abracé.
Ambos nos acostamos en nuestras camas e intentamos conciliar el sueño.
2 días más tarde
¡RYLIN MARIE PORTMAN! ¡DATE PRISA O LLEGAREMOS TARDE!—gritó mi padre desde abajo.
Me terminé de vestir y bajé. Llevaba una simple camiseta negra y unos vaqueros cortos.

Cuando llegamos a la isla nos dirigimos a un lugar llamado "El hoyo del sacerdote", que, al parecer era el único lugar en la isla donde alquilaban habitaciones. El dueño se nos presentó como Kev y nos dio dos llaves de habitación, una para nuestro padre y otra para nosotros. Jacob y yo estábamos tan nerviosos que nada más dejar las cosas en la habitación y volver a salir a la calle para respirar aire fresco le preguntamos si podíamos ir a la casa. En respuesta se acercó a unos chicos de aparentemente nuestra edad y les dijo
—Oye mirad ¿podéis llevar a mis hijos al orfanato antiguo— los chicos le miraron mal y entonces nuestro padre les ofreció veinte dólares a cambio. Entonces ellos lo aceptaron.
Cuando papá se hubo ido, el chico más bajo me preguntó
—¿Cómo te llamas preciosa?—pude notar a mi hermano tensarse.
—Soy Rylin y este es mi hermano Jacob—dije secamente.
A lo largo del camino nos contaron unas rimas muy malas. Pero de repente se detuvieron.
—hasta aquí os acompañamos, para llegar tenéis que seguir todo recto—dijo gusano.
No los contradecimos y seguimos hasta llegar a una casa hecha escombros.
—Tal vez dentro está mejor...—sugerí.
Ambos entramos topándonos con una casa totalmente hecha polvo. Jacob decidió explorar por arriba, yo en cambio quise bajar al sótano. Estaba totalmente repleto de de cajas.
—¡JAKE VEN AQUÍ!—grité. Segundos más tarde apareció él a mi lado. Abrimos una de las cajas y había muchas fotografías como las que el abuelo nos enseñaba de pequeños.
—¿Abe?—preguntó la voz de una chica de nuestra edad. Ambos nos asustamos y Jacob soltó un pequeño grito. Entonces la chica salió corriendo y nosotros la seguimos.
—Somos los nietos de Abe, yo soy Rylin y él es mi hermano Jacob...—intentaba decirle. De repente la chica atravesó la ciénaga y se metió a una cueva. Eché una mirada a mi hermano queriendo decirle que la siguiéramos. Y así hicimos. Pero cuando llegamos a la cueva no había nadie. Y tampoco otro camino que no fuera por donde habíamos entrado.
—¿Qué rayos?—dijo mi hermano.
—Mejor volvamos de seguro a vuelto sin que nos diéramos cuenta—. Ambos salimos topándonos con un día totalmente soleado y caluroso. Cuando habíamos entrado estaba lloviendo, mejor dicho diluviando. Miré extrañada a mi gemelo. Decidimos volver al hotel, si así se le podía decir.
Cuando llegamos y empezamos a subir a nuestra habitación un hombre nos detuvo.
—¿Qué creéis que hacéis en mi casa?—preguntó. Me quedé blanca.
—Nos alojamos aquí, mire tengo la llave—dijo Jake.
—Deben de ser espías de los cabeza cuadradas, mira ese impermeable del chico, o la ropa de la chica—dijo otro hombre.
—En ese caso tenemos que acabar con ellos a la vieja usanza—dijo el hombre robusto mientras sacaba una soga.
Al darnos cuenta de lo que quería hacer salimos de ahí corriendo siendo perseguidos por los hombres. Conseguimos despistarles cuando nos escondimos en un callejón. Cuando creímos que todo había acabado apareció la chica de antes, con un cuchillo.
Se acercó a mí y me puso el cuchillo en la garganta.
—¿Por qué conocéis a Abe, condenados wights? Tú chico responde o la mato—preguntó la chica.
—Por favor no le hagas nada... te diré lo que quieras pero a ella no— dijo mi hermano.
—no...somos...lo....que....sea... que... nos... has llamado—dije como pude.
—Somos los nietos de Abe, de Abraham Portman. Yo soy Jacob Portman y ella es Rylin Portman mi hermana gemela—trató de explicar Jake.
—Encantado yo soy Millard Nullings y la chica tan amable es Emma Bloom—dijo la nada. Literalmente
—Deberíamos llevarlos con Miss Peregrine—dijo Emma.
Salimos corriendo evitando que nos encontraran los hombres de antes. Cuando estuvimos a una distancia prudente ralentizamos el paso.
—Entonces Millard...¿Eres invisible?—pregunté.
—Si—
—y...¿Estás desnudo?—aventuré
—Sí— no pude evitar ruborizarme un poco, pero solté una carcajada de todas formas. Él se unió a mí. Emma iba bastante más delante con Jake, entonces Millard y yo estábamos solos, riéndonos absurdamente por esa mísera conversación.
Las risas se fueron apagando eventualmente y preguntó lo que me temía que haría. Eso no impidió que me sorprendiera.
—Entonces, Abe...¿ha muerto?—. Paré de golpe y lágrimas amenazaron con salir, pero las retuve.
—Lo temía. Era un muy buen amigo, de los mejores hombres que he conocido en toda mi vida—dijo acariciando tímidamente mi espalda en señal de apoyo.
Mi abuelo sí que era un gran hombre. Le quería muchísimo, y verlo como le vi... Eso no es algo de lo que alguien se recupera fácilmente. Algunas lágrimas se me escaparon discretamente.
—Sí que lo era. De no ser por él y sus historias yo no estaría aquí—dije susurrando lo último.
Aunque no pudiera verlo noté que él me sonrió, tratando de reconfortarme. Me limpió las lágrimas y después aportó:
—Rylin... eres una buena chica. Quiero ser tu mejor amigo y ayudarte para que sepas todo el pasado de tu abuelo, ¿vale? es lo menos que puedo hacer...—.
Eso me sacó una sonrisa. Desde los 12 años solo había tenido a mi hermano. El último mejor amigo que tuve se fue cuando tenía 11 años. Se llamaba Ethan. Me prometió que volveríamos a vernos, pero de momento no ha cumplido su promesa.
—Gracias Mills, lo necesitaba—dije tratando de sonreír de manera real. Realmente se lo agradecía. Él soltó una carcajada al oír su apodo.
—Mills... me gusta...me gusta...—musitó divertido e interesado, seguramente pensando en lo que podría guardarnos esta amistad.
Seguimos charlando un rato hasta que llegó la temida pregunta. Me había dado cuenta que los había observado era cuestión de tiempo que me interrogara sobre ellos.
—Ry...¿Por qué tienes cortes en las muñecas?—. El oírlo en voz alta, lo hizo todo aún más real. Pero lejano al mismo tiempo. Ahora estaba allí, con un nuevo amigo y mi hermano, dispuestos a conocer la historia de nuestro abuelo.
—Si no quieres no tienes que... ya sabes, contarlo—se apresuró a decir, viendo que no contestaba.
Lo medité. Necesitaba hacerlo, desahogarme de todo. No importaba que hiciese 5 minutos le hubiese conocido, necesitaba dejar cerrada esa etapa de mi vida, y contándolo me parecía una buena manera.
—Mira cuando teníamos 12 años, en la escuela comenzaron a meterse con nosotros por creer en "cuentos de hada", es decir las historias del abuelo Abe sobre vosotros. Éramos unos frikis, los niños raros, así que ambos sufrimos bullying. Además de eso, mis padres siempre me han ignorado, yo siempre he sido la decepción, así que llegó un punto que comencé a cortarme para saber que era real. Que yo existía. Y así concentrarlo en dolor físico, que es más fácil de llevar que el emocional—confesé.
Asintió sin saber qué decir después. No necesitaba hablar, al menos no quería que lo hiciese. Debió notar mi deseo en mis ojos, porque no musitó una palabra.
Pasé un brazo por encima de sus hombros buscando su cara, y, cuando la encontré me puse de puntillas y le deposité un beso en la mejilla.
—Pero creo que ya puedo dejar eso atrás—sentencié la conversación.
Seguimos hablando de todo y cuando llegamos a la casa era como si nos conociéramos de toda la vida. El orfanato era increíble. Estaba súper bonito. Emma me cogió de la muñeca y me susurró
—Sigo sin confiar en vosotros...—
De repente las puertas se abrieron dando paso a la directora. Era joven y tenía una pipa.
—Menos mal que ya llegaron, estaban tardando demasiado. Miss Bloom suéltalos esa no es manera de tratar a los invitados—dijo Miss Peregrine.
—Que mayores están, Jacob eres idéntico a tu abuelo. Ojos azules fuertes, melena morena, ambos con extrema delgadez, os quedaréis a cenar—observó y ordenó.
—¿Conocía a nuestro abuelo?—preguntó Jake.
—Sí. Pasen, les ofreceré las respuestas que necesiten, Mister Nullings le quiero vestido para la cena
—Si Miss Peregrine—.
Miss Peregrine nos condujo a una habitación donde ella se sentó en un sofá, cómodamente.
—Os ofrecería que os sentarais, pero vais muy sucios—pronunció tranquilamente, aún con su pipa entre los labios.
Tras hablar con Miss Peregrine.
—Gracias, Miss Peregrine, estaremos listos a la hora de la cena—agradecí educadamente.
—Ry, iré con Emma si no te molesta quedarte sola—dijo mi hermano nada más hubimos salido. "Emma le había gustado mucho" pensé riendo internamente.
—Yo iré con Mills, así que no te preocupes Jake. Nos vemos por ahí—me despedí.

Different [Miss Peregrine]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora