¿En dónde estoy?

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20 de Noviembre 2006

— ¿En...dónde estoy?...Sé que hay alguien aquí...Contéstame...Puedo escuchar tú respiración...

— En una fábrica abandonada...

— ¿Por qué no te conseguiste algo mejor para llevarme?...No me hubiera molestado en un hotel de lujo quizá...

— La policía, no tardaría en encontrarte.

— Jajá Estas en lo cierto...Lo comprendo... Es algo lógico... Tal como tú.

— Me hieres en mi orgullo. Y sé que a ti no te gusta lo convencional. Por eso estas tan tranquila que no muestras algún signo de terror o pides algún tipo de piedad, aun hasta ahora no dejas de sorprenderme.

— Me conoces bien. Pero ya he pedido piedad varias veces y no fui escuchada. Ahí aprendí que es mejor aceptar lo que es inevitable. Ya no queda por pedir solo charlar y mantener la tranquilidad. Pero antes me gustaría platicar un rato. Brindar un poco no estaría mal.

— ¿Charlar y beber esa es tu idea de esta noche? Pero no hace falta que contestes claramente se la respuesta a tal absurda pregunta...El vino rojo siempre ha sido tu adicción y tu delirio.

— Si puedo confiar en que me conoces. Puedo decir que lo has traído.

— Deja que te desamarre y te quite la venda veo innecesario que la sigas trayendo contigo. Ten, tómalo.

— Por fin puedo ver, aunque borroso, pero puedo ver. Apretaste demasiado la venda, creo un poco más Suelta no estaría mal.

— Lo siento.

— No te disculpes no te pedí una disculpa... Lo que, si te pido que cambies tu cara, sé que no es fácil pero no lo hagas más difícil...Actúa normal.

— Estoy actuando normal.

— Mentiroso... Cuando me sirves vino. Normalmente dices no bebas demasiado, en estos momentos solo te limitaste a servirme y sentarte frente a mí en silencio. Eres un hombre de pocas palabras más sin embargo conmigo eres un buen compañero de pláticas y desvelo.

— ¿Y crees que es suficiente para decir que no estoy normal?

— Todavía no acabo, tus manos están frías. Tu rostro esta mas pálido de lo normal...No dejas de tocarte la muñeca tienes ese hábito cuando estas nervioso. Tu respiración es desigual tratas de regularla, pero te está costando, y no dejas de mirarme en silencio no acostumbras a eso. Siempre te lo pido, pero niegas mi propuesta, siento tu mirada quisiera saber que estoy pensando que se me pasa en mi cabeza, tu mirada está llena de dolor no de la timidez que acostumbras. Además, Volviste a fumar. Puedo olerlo por eso en algún momento dude si fueras tú. No, no bajes la cabeza no quiero eso, mírame sabes que me gusta ver tus ojos negros como la obsidiana me encantan. Tu cabello suave tus rasgos, tu sonrisa siempre me he preguntado ¿Por qué eres tan hermoso? Han pasado años aún sigo con esa pregunta.

— Sabes que no me gusta que me digas así. Me hace sentir vergüenza.

— Lo sé, pero amenos hoy deja que admire tu belleza, cada una de tus facciones sean grabadas en mi mente. que no las borre así pertenezca para ti y para mí un futuro para los dos. Tus cualidades y características fueron guardadas en mi corazón hace mucho tiempo hasta ahorita. Eres tan cálido y agradable que no me importaría morir en tus brazos. Tal vez no sentiría frío.

— ¿Cómo puedes atrévete a decir tales palabras con una sonrisa? De verdad no eres normal. Siempre sacas lo mejor de mí, aunque no sea cierto. Me haces feliz no entiendo tu interés en mi es realmente curioso cosa que aun no entiendo, pero me ha hecho realmente feliz.

—¿Y tú como te atreves a decir que estas feliz cuando derramas lágrimas de dolor? Ya las vi, no te las limpies no sientas penas de ellas. Deja ser tú mismo solo por hoy.

— Esta bien... Dijiste que querías hablar. ¿Sobre qué precisamente?

— Sabes que me gusta recordar el pasado. Recordar los momentos hermosos. Pero no puedo decirte todos. Nunca acabaría, pero los que más amo son tres. Cuando nos casamos y cuando nacieron nuestros hijos. Pero más sin embargo no quiero hablar de esos. Quiero hablar de cuando nos conocimos.

— ¿Por qué precisamente ese día, no fue para nada grato para ti y para mí?

— ¿Pero, te arrepientes de haberme conocido?

— No, no lo haría ¿y tú?

— Recuerdo que esa vez mi jefe me había encargado investigar a uno de los altos rangos de cierta organización. Al parecer uno de sus subordinados había declarado su paradero, pero aun así no sabía sobre su apariencia. Era algo arriesgado e íbamos a tientas a un lugar desconocido en el área enemiga. Al llegar me topé con un hombre sumamente herido, no pude evitarlo y lo ayudé. Pero lo que no sabía que ese mismo era el de alto rango y en ese preciso momento acababa de rebelarse, había una pelea entre ellos. El cual éramos totalmente ajenos tanto mi compañero y yo. Siendo el herido por una bala perdida, su muerte fue algo totalmente doloroso para mí, me sumí a una terrible depresión. Pero quien iba a pensar que esa persona a la cual era quien investigaba lo iba a amar a totalidad. Viví una vida tranquila junto a ti, nuestra boda fue tranquila sin llamar la atención, así como a ti te gusta. Dos años después quede embarazada aun cuando querías niño se nos fue concedida una hija a la cual amas es tu hermosa princesa, después 5 años y nació un hijo también siendo nuestro príncipe. Han pasado ya 7 años, vivíamos tranquilos. Pero hace unos meses me di cuenta que habías vuelto.

— ¿Como... lo supiste?

— No te molestes, pero te conozco eres un libro cerrado que espera ser descifrado. Y esa soy yo, tal vez es muy ambicioso decir que yo soy la llave que aprendí a leerte. Además, Solo era cuestión de tiempo. Pude huir entregarte a la policía y hacerte sufrir en la cárcel. Pero no me atreví al final para ser sincera en ningún momento me vi yendo hacia haya con ese propósito no soy suficientemente fuerte. Pero como bien sabes mis métodos son poco convencionales aun así por amor a mis hijos lo haré. Sé cómo se trabaja, alma por alma por eso estoy aquí frente a ti.

— Por favor...déjame ser yo quien... no esté en tu vida.

— No cariño. no lo soportaría. He perdido mucho en mi vida, padres, tíos, abuelos, mi compañero, amigos y no quisiera ver la perdida de una de las cosas que más amo. Contigo aprendí a curarme de quitar mi doloroso recuerdo y solo conservar los buenos por eso los aprecio tanto. Y si hago eso mis hermosos recuerdos quedarían manchados y simplemente no quiero eso para nada eso. No llores, no lo hagas mira todavía sigo respirando mi corazón late con fuerza por ti. Solo déjame embriagarme por última vez con tus besos y fundir me con gentileza con tus brazos con eso daría por servido mi último recuerdo. Pero creo que ya es hora.

— Recuéstate, solo será unos momentos.

— ¡AGH! Nunca... pensé que dolería tanto. Por favor quédate a mi lado... tengo algo que decirte todavía...Antes que termine tu tiempo ...

— Estoy... aquí amor mío... Tus manos las tengo entre las mías.

— Las siento, Está bien que no me guste lo convencional, pero sabes no puedo morir de otra manera. Mis recuerdos los guardo a cada uno con gran cariño. No tengo algún tipo de remordimiento. Solo uno y es lo que te hago prometer. Que esto valga la pena, sigue viviendo y cuídalos a ellos. Déjalos en donde los dejes estarán a salvo. Estará bien así, velos desde lejos crecer...Maldita imaginación porque no puedes estar tranquila. Me hace imaginarme los de grandes tratar de ver a quién se aparecerán a ti o a mí me gustaría que les guste el arte tanto como yo o sean tan tranquilos como tú. Que sean obedientes, sean grandes estudiante y no se metan en problemas...Solo de eso me arrepiento por eso te lo pido. Míralos por mí, promételo.

— Lo... prometo.

— Sabes, siento como el calor poco a poco desaparece, tengo un tremendo cansancio en mis ojos. Poco a poco se van cerrando. Siento tus manos cálidas sosteniéndome, se siente tan melancólico. Hace un rato No te conteste a tu pregunta.

— No.... te preocupes...Déjalo no debes por qué.

— Claro que sí, debo responderla. Y No, no me arrepiento, en ningún momento lo llegué a pensar o sentirlo. Al contrario, me encuentro agradecida por que, aunque sea un poco fui enormemente feliz...Te amo.

LacrimosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora