Entonces sentí algo raro en mí:
por un momento largo
me olvidé de vos y de tus mensajes
incluso de aquellos que borraste
por quién sabe cuáles razones.
Respiraba lento, hablando
con mi mamá y mi hermana
mirando cómo mi sobrina comía.
Lo supe: debía alejarme.
Te notaba feliz, o eso esperaba yo,
y quería que siguieras así.
Mis dedos duelen,
punzadas o calambres
de seguro alguna parte
todavía no quiere decir adiós.
Pero el tiempo había pasado y
que vos sólo callaras y te fueras
era una respuesta demasiado clara
para mí y para saber qué hacer.
Que los hombre que conocí
estuvieran con alguien más
también era otra señal.
Debía seguir aprendiendo
y empezar a darme cuenta de que
por más que quiera pertenecerles
era mía, sólo mía y me tenía a mí
para cualquiera cosa que quisiera.
Ellos me lo demostraban
después de varias señales que ignoré
que debo dejar de buscar afuera
lo que dentro está saliendo por
todos lados y es el amor.
Si yo quería a un compañero
primero tenía que ser mi mejor
compañera.
Gracias, amor.
Gracias a los demás.
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Ausencia repentina©
PoésiePorque simplemente, a veces, dejamos de ser. Esto no se trata sólo del amor y la manera en que un corazón roto enfrenta al mundo. Lo escribí entre septiembre del 2017 y finalizó en febrero del 2018. Mi realidad es muy diferente ahora y aun así quie...