Capítulo 2.

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     Parpadeo repetidas veces confundida. ¿Lo que he oído fue una equivocación?, ¿Fue producto de mi mente retorcida? Asimilo que si, pues no hay nadie a mí alrededor. Quizá sólo fue el soplo del viento.
     Claro Liliana, el viento te dice que Satanás no está, pero que su segundo si.
     Esperen, si Satanás es el rey de las tinieblas, ¿Quién es el príncipe? Bueno, tomaré nota mental de que debo ir a la biblioteca y leer un poco sobre el tema. De pronto surgió esa intriga en mi mente, pero no le tomaré importancia. No es algo que me quite el sueño.
      Cojo mi mochila y me dirijo al patio y me encamino hacia un árbol, en dónde suelo pasar las mañanas cuando recién llego o en los recesos. Intento leer mi libro de las narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe, pero no me concentro. Puede que la brisa helada que de pronto acaricia mi cuerpo me desconcentre. Hace demasiado frío y la sudadera negra que traigo puesta me resulta muy ligera. Maldición... Le vendería mi alma al "príncipe" de las tinieblas por algo más calentito.
     —Tentadora oferta —dice de pronto una voz masculina.
     Me sobresalto y pego un chillido agudo al percatarme que frente a mí hay un chico sentado cómodamente, viéndome con curiosidad. Su sonrisa se ensancha al ver mi cara de espanto, me imagino.
     —¡¿Qué diablos te pasa?! —jadeo —¿Quién eres tú de todos modos? ¿Porqué me hablas y porqué estás sentado frente a mí?
     —Demasiadas preguntas, Lily —dice divertido.
     —¿Quién te dijo mi nombre?
     —Insisto, son demasiadas preguntas que las he olvidado todas, ¿Podrías repetirlas en orden y lentamente, por favor?
     Aprieto mi libro frustrada y antes de que éste acabe estrellado en su cabeza, decido ponerme de pie y marcharme, pero el tipo desconocido me sujeta de la muñeca y me hace sentar de nuevo en el pasto, pero me pongo de pie de nuevo.
     —Vale, que poco sentido del humor que tienes.
     —No te conozco, déjame en paz — gruñó molesta he intento alejarme a toda costa de él.
     —Yo a tí si te conozco y muy bien.
     Me paro en seco y volteo a ver al sujeto desconocido, con mi mejor cara de enfado y pocos amigos.
     —Mira, amigo —siseo encarandolo —será mejor que te alejes de mí y que ni siquiera me dirijas la palabra o verás que mal te va.
     —¡Diablos señorita! —dice con cara de guasa y espanto —pero que salvaje eres. Todo el tiempo pensé que eras un emo sufrida a punto de suicidarte o venderle el alma al rey de las tinieblas.
     —¡Tú qué sabes de mí! —chillo exasperada.
     El tipo desconocido sonríe. Una sonrisa que me recuerda a alguien. Una sonrisa malvada y a la vez coqueta. El chico se dirige hacia mí, coloca una de sus manos en mi cintura y me empuja levemente hacia un árbol. Sus ojos oscuros se clavan fijamente en los míos.
     —Lo sé todo sobre tí, Liliana Morrison —susurra por lo bajo —sé que edad tienes, sé tu color favorito, tus gustos y no gustos... Sé tus más oscuros deseos y tus miedos.
     Intento parpadear y concentrarme en cada una de sus palabras, pero no puedo. Su maldita mirada fría me tiene hipnotizada. Es como si me perdiera en esos ojos oscuros que parecieran no tener vida.
     —¿Quién eres? —logro balbucear.
     El chico, que ahora me resulta apuesto, vuelve a sonreír con coquetería, sujeta un mechón de mí cabello negro, lo acerca a su nariz y lo aspira con profundidad.
     —Tu peor pesadilla. —dice con voz grave.
     Los pelos de mí cuello y de todo mi cuerpo se erizan por completo. Un escalofrío y temor se apoderan de mí.
     —¿Pe... Pesadilla? —tartamudeo.
     La pesadilla asiente lentamente.
      —Bueno, todo dependerá de cómo te portes conmigo, Lily. Anoche estuviste implorando un cambio al rey de las tinieblas. Si no mal recuerdo ofrecías tu alma a cambio de la vida de tu primo.
     —¿Tú eres el rey de las tinieblas? —jadeo.
     —No. Yo soy el príncipe de las tinieblas, el gran Be...
     —Bueno, entonces no me interesa —le corto divertida y lo empujo —el trato era con el diablo, no con el sirviente.
     Dicho esto, me doy media vuelta y camino tranquilamente, rumbo al interior del colegio, pero entonces, escucho un gruñido y otra vez las manos de aquél me sujetan de la cintura, esta vez se eleva hasta el techo del colegio y yo chillo asustada.
     —Mira, Lily... —sisea y me empuja contra el suelo, colocándose encima de mí —no voy a tolerar que una simple mocosa mortal se burle de mí, Belial. No juegues conmigo porque te juro que no tengo la misma compasión que tiene Satanás. Podría arrancarte la cabeza ahora mismo si quisiera.
     —Hazlo —pido tranquilamente —no me importaría. Soy muy cobarde para suicidarme, pero tú podrías hacerme el favor así que... Hazlo.
     El ahora identificado cómo Belial, arruga su entrecejo furioso, pero entonces, vuelve a clavar su oscura mirada en mi, sonríe fríamente y dice:
     —Hiciste enfadar al ángel equivocado. Veamos cómo te va con tu primo ésta noche. Ten mucho cuidado, Lily y procura no lastimarte al bajar de acá.
     Belial ríe a carcajadas y desaparece de encima de mí, dejándome con los pelos de punta. Maldición... ¿Que habrá querido decirme con lo de mi primo?
En realidad, creí que estaba soñando con respecto a él. Después de todo, nunca he creído que existieran en la vida real seres como él, pero no siento como si fuera un sueño, más bien una pesadilla. Una pesadilla que es una realidad.
     ¿Porqué no me quedé callada?
     Me salto las primeras horas de clase y me meto sigilosamente en la biblioteca para leer acerca de ese demonio que no sé si fue mera ilusión mía. Siento un escalofrío en la espina dorsal cuando mis ojos se concentran en un párrafo:
     Nunca cayó del cielo espíritu más perverso y maligno que Belial.

Hola :D
¿Que tal les está pareciendo la historia?
    

Belial (Angel Caído)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora